Doctorado de la vida

En la inmensidad de una maldad que no alcanzo a comprender, me encuentro sumergida, perdida buscando una razón que nunca llama a mi puerta.

Me siento atrapada en un mundo increíble que por más que intento no logro entender.
Ajena a malicias que desconozco, me invade la pena al pensar que debo cuadricular todo lo que digo , hago y pienso sin maldad, con el fin de no herir a nadie, o simplemente por el temor de ser mal interpretada.

¿Tan difícil es ver las cosas que simplemente son claras ?. Tal vez sólo sea eso, que por norma general son tan complicadas las cosas, que cuando se nos presentan fáciles, les buscamos la trampa. Triste , pero cierto.

Tendré que doctorarme en maldad para asemejarme más al entorno que me rodea, o seguir nadando a contracorriente hasta que encuentre a alguien que quiera ver las cosas como son.

La mayoría de las veces, pienso, que vivir, no significa coincidir en armonía con lo que me rodea, si no, tener mis propias ideas , creencias y volcar toda la fuerza y la fe que pongo en ellas, luchar a contratiempo y levantar un frente que a nadie más que a mí misma interesa.

Alguien me dijo un día, que si no creía en mí misma, ¿cómo lo iban a hacer los demás?, pero ya no sé que pensar, creo en mí misma y aún así, no encuentro la comprensión que necesito.

Tal vez, espero demasiado cuando pido que al menos , se reconozca algo de lo que hago, que se entienda algo de lo que digo sin buscarle al gato pies que no tiene, sentirme útil para sentirme viva.

Quizás estoy siendo demasiado ambiciosa al pretender que la gente al menos escuche lo que tengo que decir, o tome lo que tan abiertamente ofrezco.

Sé que no es utopía lo que persigo, alguien debe haber por ahí que piense como yo, que no tenga maldad y no la busque, que se ofrezca tal y como lo siente para bien o para mal.

¿Qué días de verano se convierten en invierno gélido que va helando mis lágrimas a su paso?
¿Qué fuerza inmunda hace brotar de mi pensamientos que atormentan mi existencia?
¿dónde encontrar la clave a tantas preguntas sin respuestas?
¿por qué ahogar lo que siento o camuflarlo para adaptarme a los demás cuando los demás no se molestan en mirar más allá de sus narices?

Y encima se permiten el lujo de criticar a los que se miran constantemente el ombligo. Tal vez, sólo tal vez, no tengan otra salida.
Irónica observación para quien manipula de forma descarada para su propio beneficio. No hay fuerzas para levantar un frente tan absurdo como imaginario, pero sí las hay para dañar a diestro y siniestro a quien demuestra preocupación.
Una maldad sin límites que roza la desolación e impotencia para quien incansablemente, lucha por demostrar lo que tan obviamente otros, se empecinan en ignorar.
Malversación de palabras, deseos, ruegos y actitudes que ignoran el daño acontecido.

¿para qué luchar en un frente que de antemano, se prevé perdida la batalla?, ¿absurdo verdad?-
Se deja por imposible, se intenta justificar lo injustificable, y finalmente ¡para qué! , para que llegue un imbécil a despreciar toda buena fe que ofrezcas y te sientas de nuevo tan herida, que intentando encontrar respuesta a un ¿por qué a mí? Que jamás va a ser respondido.

Cuánta ilusión desperdiciada, cuánto precioso tiempo tirado a la basura. Cuánto buen deseo hecho eco sordo en oídos tan perniciosos que no llegan a comprender que existe cariño, inmerecido.

Intento comprender, como esta absurda batalla, me lleva a un sinfín de elucubraciones que ni yo misma alcanzo a comprender por la contrariedad que conlleva.

Burlo las barreras de un tiempo prestado que tarde o temprano me pasará factura, sólo cabe esperar, no arrepentirme de lo que he vivido, si no de lo que no viví.
Si deshaces los momentos de un guión sin escribir, te encuentras con la incertidumbre de un futuro no predecido, de un abismo en el que caes interminablemente , y en el que jamás encuentras fin o tramo al que adherirte.

Crear tu propia guía sobre la que asentar cada paso firme que das para no volver a flaquear nunca más. No infravalorar un solo detalle de cada instante vivido para construirte una escuela propia a la que recurrir en caso de duda.
No dejarte llevar por prejuicios infundados sin base que constituyen sin más, el miedo al “qué dirán” de otros que presumen haber llegado antes que tú a tal punto..
No tomar por ejemplo la experiencia de alguien, que tal vez, erróneamente, haya vivido momentos que no estaban previstos .

Pero, ¿tiene sentido todo esto?. ¿sólo forma parte de la trivialidad de lo cotidiano?
No sé cómo la gente puede tenerle tanto miedo a la muerte, da pero que muchísimo más pavor la vida, a la vida hay que enfrentarse con valentía, la muerte sólo hay que esperar a que llegue y una vez a las puertas, abandonarte apaciblemente en sus brazos para un merecido descanso.

En qué recóndito rincón de mis entrañas, debo buscar una maldad que no me place buscar.
Qué estúpida explicación debo darme a mí misma, para convencerme de que es la opción correcta la de abandonarme a tan insulsa causa, para, tal vez no desafinar mucho en un encuadre donde todo parece encajar aunque carezca de lógica..

A qué tren subirme sin sentir un desplazamiento impuesto por una sociedad estresante, que a un ritmo acelerado, te obliga a subir o verte repudiada cual enfermo contagioso.

¿realmente merece la pena defender unos valores que nadie más que tú mismo eres capaz de apreciar? ¿a caso debo abandonarme a una corriente despreciable para encajar en un puzzle sin sentido?

¿Debo seguir defendiendo a capa y espada unos valores instaurados a fe de buen sentir, para ir a una “moda” frenética y caótica que se de antemano que es dañina?

Demasiadas dudas para resolverlas yo solita . Madurar a un ritmo que van marcando las cicatrices de heridas que nunca terminan de curar, daños que se viven con la intensidad de un dolor que no tiene consuelo, ni alivio encuentra en su camino.

Sentimientos que te hacen asquear sin miramientos, un curso incierto que desconoces por completo. Es como despreciar una vida que aún no has vivido, reniegas de antemano previendo que se convierta en otra mala experiencia sin plantearte siquiera que tal vez, esta vez, pueda ser diferente.

Mantengo fidelidad a un pensamiento, que no es más que MI pensamiento, mi cristal a través del cual miro la vida, y en él sólo existen buenos sentimientos y deseos. No acepto en absoluto su crítica y menos sin ser constructiva.
Carece de valor para mí , la opinión que le merezco a quien jamás se molestó en conocerme y juzga desde una cáscara que creó como escudo, un imagen tan distorsionada de la realidad, que si bien resulta inequívoca, más aún resulta cruel.
No me presto a condenas impuestas por jueces inmerecedores de un respeto lógico de quien actúa como tal.
Cómo plantearse siquiera tomar en cuenta la condena, de un juez que vive en su propio ego que se desmorona cuando advierte la felicidad de los demás.
No es el daño ni la injusticia, arma acertada para quien indudablemente, en momentos de lucidez, esos mismos elementos, se convertirán en propia condena.

Todo cae por su propio peso, no hay farsa ni mentira que mil años dure, ni guión sin fundamento que el tiempo no descubra.

Este es mi legado, mi doctorado de la vida con la poca o mucha experiencia obtenida, clave con la que califico de imperdonable la ley del “piensa mal y acertarás”, o el “hago mal por deporte y yo llevo la razón” , mi lema es más de la clase : “todo el mundo es inocente hasta que te demuestre lo contrario.

Tal vez no plasme todo lo que quiero expresar, o no lo comunique de forma acertada, pero al menos, tengo la certeza, de haberlo intentado.
[ayay]
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