Una tenue niebla
recubre mi cuerpo helado,
gotas de veneno caen
sobre mi corazón destrozado.
Mi blanca piel se quiebra,
y estallo en gris llanto,
mi alma se hace cenizas
que el viento se lleva arrastrando..
Vacío queda mi cuerpo,
inerte en un rincón sentado,
mis ojos inmóviles miran,
a la nada miran apagados.
Y mis manos abiertas muestran
que sin nada me he quedado,
sólo un profundo mar de melancolía,
que me mantiene acurrucado
en brazos de la muerte,
la suerte del ahorcado,
una tenue niebla
recubre mi cuerpo helado....