Tras un largo camino que dura ya casi un mes, Karib, Bolgar, Edenma, Dalath, Vernarder y el herido Derlander vislumbran la figura del pilar que sostiene el castillo.
Ahora empiezan a surgirle dudas a Karib de lo que será su camino cuando el bandido haya sido curado.
--------------------------------------------------------------------------------
Caminaron durante varios días más y la figura de la torre Dulain se hizo cada vez más grande hasta que divisaron la depresión donde se encontraba el lago que llevaba su nombre. Un pequeño escalón natural les separaba de la llanura tiryana, escalón que el río saltaba con soltura y tras el que el Elo serpenteaba lentamente, como si no quisiese llegar a Dulain.
Era como si un pequeño mar verde y dorado se extendiese delante de sus ojos, tan sólo interrumpido por un arrecife de árboles poco frondosos que finalizaba en el mismo lago de aguas azules como el cielo. “Son acacias”, les dijo Karib a sus acompañantes conforme iban entrando en el pequeño bosque que les separaba de la orilla del lago Dulain, “crecen mucho por aquí”.
Karibdys se alegró mucho de comprobar que había cosas que no cambiaban con el tiempo. Hacía ya casi un mes que había salido de Aucus y todo había cambiado. El mundo, el Elo, su vida, él mismo había cambiado, pero Dulain seguía tal y como lo recordaba., un lugar tranquilo y sereno, como apartado del resto del mundo.
Los árboles eran poco frondosos y con las hojas muy divididas. Sus frutos, de un intenso color amarillo, coloreaban el pequeño bosque, a pesar del que la torre era siempre visible. Se alzaba como queriendo tocar el cielo y de su cima caía agua hasta el centro del lago. La verdad es que nunca se había parado a pensar cuál podría ser la altura a la que se encontraba aquel castillo, pero era obvio que nadie podría escalarlo ni llegar a él de forma natural, por eso se preguntaba cómo pensaba Bolgar llevarlos allá arriba. ¿Volando? No podría llevar a tantas personas.
Tenía ganas de llegar a la cima. Tanto tiempo contemplando aquel lugar y nunca había tenido la esperanza de llegar allí. Ahora iba a hacerlo, o eso les había dicho Bolgar. Hasta entonces no lo había notado, pero en ese momento descubrió que estaba nervioso por ver qué habría allí arriba.
Caminaron durante bastante tiempo, a juicio de Karib, para llegar a la orilla del lago. Bolgar, como siempre, había llegado antes y había dejado preparado todo para la comida, de la que se encargaban Dalath y Vernarder. Por su parte, el guerrero desaparecía cuando ellos llegaban y se iba a un lugar apartado, en ese caso, a la orilla del lago.
Derlander reposaba a la sombra de los árboles. Parecía tranquilo, y la herida de su pecho estaba completamente vendad y recién cambiada. Bolgar lo habría hecho. La verdad era que su guía le intrigaba. Incluso podría decirse que sentía lástima por él, por la soledad que se autoconfería, pero pronto recordaba la decisión que le hizo tomar ante el estado de Derlander. Sería verdaderamente así de malo o sólo intentaba aparentarlo.
Una corriente de aire le estremeció la piel, pero no le separó de sus pensamientos. Se fijó en el Bolgar que estaba sentado a la orilla de Dulain, mirando las aguas. Su corazón sufría por algo muy doloroso pero no llegaba a saber el qué. Suspiró. Bolgar no era el único que tenía problemas.
- La comida ya está lista, Karib – dijo Edenma sobresaltando al muchacho.
- ¿Qué? Ah, sí, sí, voy, perdona.
- No te preocupes – sonrió -. ¿Qué haces?
- Nada… bueno… ¿qué opinas de Bolgar?
- Que es una rata asquerosa, pero bueno, ahora no podemos hacerle nada. Él es el que nos puede llevar a la cima, ¿no?
- Sí, pero, ¿por qué crees que siempre se va lejos de nosotros?
- No sé, quizá me tenga miedo – rió Edenma, pero pronto dejó de hacerlo al ver la mirada de Karib -. No lo sé, Karib. Pero, ¿por qué te preocupas por él? Después de lo que te ha hecho.
- Ya lo sé, pero también me ha salvado la vida dos veces… y a ti por lo menos una.
- ¿Cómo?
- Verás, cuando estuve en Ol, una persona encapuchada intentó atraparme y Bolgar se interpuso entre ella y yo. La verdad es que Bolgar en ese momento también me tenía secuestrado… o algo así. Fue muy raro.
- ¿Y eso qué tiene que ver conmigo?
- Nada, pero después, cuando se enfrentó a Satertel por nosotros…
- Espera Karib – le cortó la muchacha -, más bien di que se enfrentó por ti, porque me parece que tú eres el único que le interesa. Y ahora vamos a Dulain por lo mismo. ¿Le debes algo?
- No… en verdad… es que no lo conocí hasta que no fui a Ol – Karib se detuvo para suspirar y prosiguió apesadumbrado -. Maldita la hora en que decidimos ir a las Fiestas de la Luna.
- ¿Qué ocurrió en Ol, Karib? – preguntó Edenma preocupada, pero el muchacho no respondió. El silencio se hizo incómodo, pero antes de que la muchacha repitiese la pregunta, Karib habló.
- No es el momento para hablar de ello Edenma. En otro momento, quizá.
- Oh, venga Karib. Puedes confiar en mi.
- No es eso Edenma. No quiero hablar de ello, por favor.
- Pero … - fue a insistir Edenma, pero al ver la cara de preocupación de Karib decidió no hacerlo -. Vamos a comer. Para subir ahí necesitaremos fuerzas de sobra.
Comieron tarde, pero el joven se despejó un poco más y tras comer fue a acompañar a su caballo a beber un poco de agua al lago. El agua que caía desde la cima del pilar que sostenía Dulain formaba una cascada en el centro del lago. Desde siempre se había preguntado de dónde saldría tanta agua, pero la respuesta siempre fue la misma “será magia”. Ahora iba a ver con sus propios ojos el origen de todo aquel lugar, pero estaba seguro de que acabaría siendo la misma respuesta que siempre había dado por válida.
Odra bebía tranquilamente cuando escuchó algo a su derecha, en el lago. Dirigió su mirada hacia allí y nuevamente escuchó el mismo sonido y, en esta ocasión, descubrió unas ondas en el agua. Se separó lentamente del caballo y se acercó con sumo cuidado hacia el lugar de donde provenía aquel ruido. Intentando no hacer ruido apartó un par de ramas que le impedían ver con claridad y descubrió a Bolgar sentado en la orilla de Dulain. Tenía la mirada perdida, hacia el suelo, y tiraba pequeñas piedras al agua. Ese era el ruido que había escuchado antes.
El guerrero no miraba a ningún sitio. El pelo, iluminado por la luz del sol poniente le caía sobre la cara, inclinada hacia abajo, y no se la dejaba ver. Observó atentamente al hombre, que no se movía más que para tomar una nueva piedra y lanzarla. Luego suspiró y contempló el cielo y pudo ver su cara. Tenía el ceño fruncido, como si estuviese enfadado o se concentrase en algo. Bolgar volvió a suspirar y se puso de pie alertando a Karib, que decidió regresar con los demás para evitar ser descubierto. Con el mismo cuidado con el que llegó hasta allí retornó junto a Odra y se encaminó al campamento improvisado.
Pasó aún un tiempo antes de que Bolgar apareciese allí, pero esta vez no fue para ponerse en marcha. Su intención era la de comenzar el ascenso con la puesta de sol. Les recomendó descansar un poco y dormir, cosa que él se dispuso a hacer tan pronto como recogieron un poco los utensilios y lo preparaban todo para partir en unas largas horas. Karib siguió su ejemplo mientras le daba vueltas a la cabeza sobre varios temas, entre ellos, el propio Bolgar y la posible despedida de sus compañeros de viaje una vez hubiesen dejado a Derlander en Dulain.
-----------------------------------------------------------------------------------
Siento mucho todo esto de no haber posteado en todo el mes de agosto :S:S:S pero es que han sido cosas del verano ^^.
Desde las colombinas no he parado tiu
En fin, aquí te dejo éste capítulo a ver que te parece.

no seas malo conmigo
deu
p.d. las fotos ya están en el foro