Sabio escribió:Ya parecemos nuestros padres, o nuestros abuelos...
Está claro que cualquier abuso es malo, pero vamos, todo esto que algunos criticáis se ha criticado de cualquier cosa nueva que salía, que si los jóvenes de nuestra época estábamos enganchados a los videojuegos por preferir quedarnos en casa a disparar marcianitos en lugar de ir a la calle a tirar piedras a una lata, que si veíamos mucho la tele...
Las redes sociales sirven para muchas cosas, y el entretenimiento y el pasar el rato es una de ellas, como lo son las series o los cómics (productos de consumo también pensados para mantenernos enganchados).
Ho!
El formato de diversión de un cómic y una red social no puede ser más diferente; el primero estimula la concentración, el lenguaje y la imaginación y el segundo todo lo contrario.
Es un formato de atención rápida y constante, que anula tu capacidad para mantenerte concentrado en el desarrollo de una idea y que excita tu curiosidad por la vida privada de los demás sobre tus inquietudes.
Esta semana he estado en Seychelles y lo que he visto ha sido patético, no por las personas que hacen fotos, selfies o lo que sea, porque muchas veces integran puntualmente esta actividad en el ocio general de sus vacaciones.
Recuerdo llegar a una playa de ensueño, dejar las toallas y ver a una pareja cada una con su móvil, saltando de aplicación en aplicación y sin hacerse ni puto caso.
Entramos al agua, practicamos esnorquel durante casi una hora y, cuando salimos a la playa, seguían en la misma posición, cada uno con su móvil, saltando de aplicación en aplicación.
¡Colegas, que estáis en las putas Islas Seychelles!
Coincidimos con ellos en la cena. Cada uno estaba con su móvil en la mesa, saltando de aplicación en aplicación y sin hacerse ni puto caso.
Eso son dos putos enfermos y la culpa es la sobre excitación que sobre sus, te lo reconozco, vulnerables cerebros, ha provocado el uso de las redes sociales.