[PSVR][The Persistence: guía de juego novelada]

The Persistence: Guía de juego novelada.

* Contiene spoilers a mansalva, lógico, sirve en cierta forma de guía del juego, para quien tenga paciencia y guste de la lectura.

** Guía aún incompleta...de hecho, no es seguro ni que guíe a nadie ni que se complete alguna vez... quizás debería cambiar el título del hilo...

Capítulo I.

Mi nombre es Zimri Eder y he muerto ocho veces. Pero hoy vuelvo a la vida, con todos mis recuerdos, habilidades y conocimientos intactos.

Y un cuerpo adulto absolutamente a estrenar.

Soy un clon de mí misma al que le han transferido sus propios recuerdos.

Esto es posible en The Persistence, una nave intergaláctica de investigación.

Y la responsable es Serena Karim, ingeniera de la nave, también muerta, pero cuya "huella digital" ha tomado, en cierta medida, el control de los sistemas de la nave.

Me necesita para realizar cinco tareas, cinco misiones que puede que nos ayuden a escapar con bien de la atracción de un agujero negro que amenaza con engullir la Persistence.

El "nacimiento" es indoloro y aséptico.

Estoy en Recuperación, cubierta 0.

Chequeo mis niveles de escudo, vida y materia oscura, aumentados desde mi primera copia, pero aún lejos de los niveles máximos.

Compruebo mis fondos, poco más de tres mil fabchips y menos de mil de ADN. Imposible mejorar el clon o el traje con estos fondos.

El arsenal del que dispongo se reduce a una cosechadora de ADN, tampoco muy mejorada.

Y eso es todo.

Mi objetivo actual: encontrar el cuerpo de la Capitana, en la cuarta cubierta, y obtener su ADN.

Por el teletransportador tengo acceso a las cubiertas 1,2 y 3.

La decisión más sensata es empezar por la cubierta 1, y conseguir armas y recursos. La opción de ir directo a la tercera y aprovechar el sigilo para subir a la cubierta 4 es factible (lo he probado en vidas anteriores), pero avanzar por la cuarta sin armas....

Bueno, ya está bien de circunloquios, que hay mucho que hacer.

Entro en el teletransportador, después de configurarlo para ir a la cubierta 1.

No es una sensación agradable, pero tras un momento de negrura aparezco en la cubierta 1.

Respiro profundamente el viciado y corrompido aire de la Persistance. Tenso los músculos, desde el cuello hasta las piernas. Qué bueno es estar vivo. "Pues intenta no morir tan estúpidamente como las veces anteriores", pienso para mi. Fácil de decir...

Serena sólo habla cuando tiene algo nuevo que contarme, así hace tiempo que no la escucho.

La habitación del teletransportador está vacía, por suerte...aunque siempre lo están...por que??? Misterios del Universo.

Al fondo, la compuerta.

Me acerco tranquilamente, con la luz del traje apagada.
La iluminación en la Persistence es entre tenue e inexistente...mejor, hay citas que ganan en penumbras.

Cuando estoy a 1 metro de la puerta, dos persianas metálicas se abren para que pueda ver lo que hay al otro lado. Esta característica la impusieron los cerebritos de Prevención de Riesgos (son todos unos capullos, joder), para evitar accidentes. Si estuvieran ahora por aquí, se iban a hartar de rellenar partes de accidente...si, aún conservo el sentido del humor...no se puede mejorar genéticamente como la salud o la fuerza, pero me es necesario para soportar este repetitivo infierno. Por suerte, viene de serie.

Veo a un Ingeniero, uno de los varios tipos de clon defectuosos. Los llamo así porque parecen lelos, van de un aparato a otro y no parecen hacer más que mirarlos. Y son débiles. Muy bien.

Así y todo, hay que ir con calma, aquí los descuidos se pagan con la vida. Y solo se puede crear otro clon más, así que esta es prácticamente nuestra última oportunidad.

Me agacho, espero a que el Ingeniero de la espalda a la puerta y miro a la cerradura de la puerta, que cuenta con un sensor de iris. Una vez identificada, la puerta se abre para facilitar la entrada.

Me teletransporto a espaldas del Ingeniero, en el rango de acción del cosechador de ADN, y pulso el gatillo. Dos cables salen disparados y se clavan en su nuca, proporcionando una descarga eléctrica que lo inmoviliza mientras extrae ADN. En este caso lo mata, con otros no es suficiente, y hay que tener cuidado.

Recojo unos fabchips que portaba el desgraciado (37, no da para nada, pero de poco en poco...).

Lanzo un barrido de materia oscura y veo que no hay ningún engendro cerca.

Recorro el oscuro pasillo, rebuscando en cada esquina, armario, conductos de ventilación a ras de suelo... fabchips y tubos de ADN, símbolos de Erebus o armas...scavenger en un pasado, siempre con alma de basurero.

El sonido se propaga muy lejos en la silenciosa Persistence.

Oigo los gritos de los clónicos engendros, escupidos por defectuosas máquinas de clonado como la que restituye mi ser cada tras muerte.

Y asusta, provoca una tensión de la que no eres consciente hasta que una tubería cercana suelta vapor con estruendoso escándalo y saltas con el escudo activado...

Consulto el mapa, que por efecto de...no se de qué, la verdad, "generador de super-estructuras", pero cada vez el mapa es diferente.

Busco la ubicación de la sala médica, siempre vacía de monstruosidades y repleta de botiquines y otros bienes, incluidas armas. Muy lejos.

El generador DDS, si se activa crea un campo que protege a la nave, y lo que más me interesa, refuerza mi escudo de energía. Hay que ir armado, algún gigante que habrá que matar, y normalmente acompañado. No es un riesgo excesivo una vez lo conoces.

Y las máquinas expendedoras/fabricadoras de arsenal: armas de fuego, cuerpo a cuerpo, experimentales, granadas...hay que tener fabchips para que funcionen, y símbolos de Erebus para desbloquear las armas y sus mejoras.

Dada la actual distribución, decido sobre la marcha llegar hasta una dispensadora de armas cuerpo a cuerpo, y conseguir mi arma favorita: el pacificador. Un cuchillo con hoja de cristal. Suena a broma, pero a pesar de su fragilidad (un uso) es letal. Ya la he mejorado al máximo, gastando como 10 símbolos de Erebus. 6 pacemaker por 1.500 fabchips, caro pero rentable.

Me asomo a la compuerta que da acceso a la habitación con el expendedor, un gimnasio. Miro por los cristales y no veo a nadie...raro, normalmente hay bichos por todos lados. Así que recurro al sonar de materia oscura, y detecto a dos pululantes. Uno es un Ingeniero, ningún problema. Pero el otro es un media cara, y estos van armados y, como me avisó Serena, "tiran a matar". Como yo, contesté. Pero ellos tienen mejor puntería, y si te cogen ventaja, estás jodido.

Y estos dos están bastante juntos. Trazo la estrategia: colocarme tras el armado y liquidarlo extrayendo su ADN, cauteloso por si no muere. Del otro nos ocuparemos sobre la marcha.

Están alejados de la puerta, así que entro tranquila, agachada y con la linterna apagada. Intento no andar, usando el teletransporte, ya que el media cara tiene el oído fino...aún sin orejas. Estudio sus movimientos y elijo la zona de ataque, esperando a que el Ingeniero este lo más lejos posible...pero no se separan más de tres metros.

Disparo el cosechador, y el caracortada chilla y se retuerce, alertando al Ingeniero que corre hacia mi...y además el armado no muere...tengo dos segundos para reaccionar antes de que me dispare y todo acabe...pero estoy entrenanda, esto ya me costó alguna muerte...así que sin pensar reaccionó instintivamente y golpeo al agonizante incompleto con todas mis fuerzas con la culata del cosechador... es suficiente para matarlo, chafada por completo la incompleta cabeza. Suelta el arma, pero el Ingeniero ya está a mi lado, y me ha golpeado con saña e inconsciencia malévola. Me trastabillo, el arma fuera de mi alcance, aturdida...pero se lo que pasará a continuación: el Ingeniero repetirá el golpe, crecido por su anterior éxito, ciego de satisfacción...y en ese momento activo mi escudo de energía. Su puño choca contra un muro que antes no existía...ahora es él quien pierde el equilibrio, se gira y deja al descubierto su nuca...ya he disparado, está frito en segundos.

Respiro, cierro los ojos, expiro lentamente...oigo aullidos a lo lejos... más y peores horrores acechan...

Veo un botiquín en la otra punta del gimnasio, recojo el arma: una Centinela, buena y fiable, pero poca cosa fuera de las cubiertas inferiores. Dos balas...bueno, menos es nada. El botiquín y la habitual rapiña de fabchips, ADN, símbolos de Erebus...y me pongo frente a la máquina expendedora. Se abre y un haz de verde luz busca mi retina para confirmar mi identidad. Tras el escaneo, el menú, y elijo la pacificadora. Tras el proceso de fabricación, recojo mis seis cuchillos.

Ya no me siento indefenso.

Seis son insuficientes, pero la máquina tarda en volver a estar disponible, no voy a quedarme aquí tanto tiempo.

A mi derecha dos puertas interiores automáticas que conducen al otro lado del gimnasio. Estas se abren en cuanto detectan movimiento cercano, así que hay que ir con precaución.

Escaneo y... un mutante traicionero: se esconden agachados tras escritorios, cajas, vigas...y atacan por sorpresa....por suerte, gritan desesperados al hacerlo, y es por ello que no son letales de necesidad, ya que pegan fuerte. Me hago el despistado, si vas tras ellos te esquivan cobardemente haciéndote perder el tiempo, como jugando un escondite mortal.

Así, le ofrezco mi espalda, con la Centinela en la mano, preparada.

Oigo su grito y su carrera asesina hacia mi. Giro el cuello y en el momento justo activo el escudo, que repele el ataque. Y en el mismo movimiento apuntó la pistola a la cabeza...Pumm!!! El disparo resuena entre los silenciosos pasillos de la Persistence, la bala atraviesa el cráneo y el cerebro del escurridizo muta-clon... suspiro de alivio... demasiado pronto, ya que el muy cabron sigue con vida y su furia homicida aumentada. Esta vez no tengo tiempo de precisar el disparo, así inclino hacia abajo ligeramente el arma y disparo al pecho, impactando contundentemente el proyectil en el esternón.

Por el rabillo del ojo izquierdo percibo dos puertas automáticas, hasta ahora ocultas a mi vista, que se abren al paso de dos Ingenieros que, atraídos por el ruido de los disparos, corren dementes en busca de sangre. Mi sangre, por desgracia.

Mi ánimo titubea, y esa mínima desconcentración tiene un coste: el escurridizo, ya en las últimas, saca fuerzas de flaqueza y me golpea... la alarma de salud de mi traje suena, la barra está en rojo y marca 25 en la escala percentil de Bolt-Jorfs sobre recursos vitales de formas de vida basadas en el carbono, estándar desde el año 2034.

Así, estoy a un simple sopapo de la muerte.

Mi brazo derecho, en un acto reflejo, ha descrito un arco que estampa la culata de la Centinela en el ya destrozado cráneo del escurridizo, que, por fin, muere.

Los dos ingenieros ya han lanzado sus golpes, uno de los dos acertará, y la vida abandonará, por 9 vez, el fabricado cuerpo que lo alberga, obligando a Serena a imprimir el décimo y último clon, acercando terriblemente el fin último y definitivo de nosotras dos y de la nave Persistence...lo que acabaría, al menos, con estos nauseabundos engendros del infierno que la ciencia ha fabricado...

Fin del capítulo I.
Que bueno tio, te curras cada historias que riete tu de Ken Follet [carcajad]

Bravooo [plas]
Noriko escribió:Que bueno tio, te curras cada historias que riete tu de Ken Follet [carcajad]

Bravooo [plas]


[tadoramo] Noriko El Platinador de la Persistence [tadoramo]

Según las leyendas, consiguió el final secreto-secreto: salvó a toda la tripulación y se llevó de mascota a un bloodhound...sin recoger ni fabricar ningún objeto/arma.

Legendario.

Capítulo II

En un recóndito cuadrante de uno de los millones de sistemas solares del Universo, infinitesimal e insignificante como un grano de arena en un planeta desierto , el 9° clon de Zimri Eder está a un golpe de la extinción.

Para el orden del Universo y las fuerzas de la entropía, importa tanto como una gota de agua en el bíblico Diluvio Universal.

Para el 9° clon de Zimri Eder, es TODO, Alfa y Omega, Principio y Fin.

El tiempo se ralentiza en su mente, no por efecto de una granada "Túnel del tiempo", disponible en las expendedoras pero no en su actualmente exiguo arsenal, sino por efecto de la adrenalina que su cuerpo genera por orden del único, según algunas teorías, instinto del ser humano: el instinto de supervivencia. Se ve que los clones lo conservan.

Es de esta manera que Zimri Eder percibe con absoluta nitidez los puños de los dos ingenieros que se dirigen, fuertes y contundentes, uno a su tabique nasal y otro a su sien derecha. Demasiado cerca para el escudo, demasiado tarde para apartar la cabeza...

Otra vez, un acto reflejo e inconsciente, el dedo pulgar aprieta el botón de su traje marcado con una "X"... teletransporte, instantáneo y dulce.

Ahora se encuentra a dos metros de la espalda de sus descerebrados enemigos. Una señal acústica en su cosechadora de ADN le hace ver que uno de ellos está a su alcance. Aprieta el gatillo, al tiempo que ve que los puñetazos en origen dirigidos a ella han terminado impactando en los agresores, presos de su rabia.

El conocido zumbido de la extracción y uno de los ingenieros cae, sin vida, al suelo.

El otro ya corre veloz a rematar el trabajo, el 25 que queda de vida en el 9° clon de Zimri Eder no soportaría ni la picadura de un mosquito.

Pero Zimri Eder es una mujer que no fue seleccionada para servir en la Persistence por dejarse picar por los mosquitos, sino porque tiene una voluntad férrea e indomita, y su clon también.

Y el 9° clon de Zimri Eder tiene seis maravillosos seis cuchillos de última tecnología de frágil pero letal hoja de cristal, fabricados por una expendedora según los procedimientos de la archifamisa armería Vit-o-rin-os, creados átomo a átomo para ser perfectos en cada milímetro de su exquisita estructura, desde la acristalada punta milimétrica hasta su mango, perfectamente adaptado a la anatomía de la mano derecha de Zimri Eder, según los planos previamente registrados en el sistema de la nave.

Así, toda la furia homicida del clon, toda su violencia y estupidez, termina ensartada en los 22,34 cm de cristal de la hoja del Pacificador, jamás hubo un nombre tan propio y descriptivo.

El Pacificador ha iniciado su misión de paz introduciéndose por la parte inferior de la mandíbula, parte de carne blanda en que penetra sin oposición. Atraviesa la lengua, silenciando sus gritos. El paladar presenta mayor oposición, pero el perfecto diseño de la hoja lo secciona, y continúa su letal ascenso hasta chocar con el cráneo. Y ese impacto hace que la hoja estallé, dispersando cortantes fragmentos de cristal por todo el cerebelo.

Este ensartamiento es un acto cercano, casi grotescamente íntimo...Zimri Eder tiene al clon engendro a centímetros, observa lo cuarteado de su reseca piel, lo prominente de su barbilla, la sangre que corre por el cuchillo hasta el brazo y después al suelo...pero su atención se centra el los ojos, amarillentos y ya vítreos, que amenazan con salirse de las cuencas orbitales, seguramente por efecto de la presión que el Pacificador ejerce en el cráneo del Ingeniero, ahora ya sin ningún ingenio.

Zimri Eder suelta el cuchillo, con lo que el clon defectuoso cae al suelo como un guiñapo.

Zimri Eder y su 25 de salud, el mayor tesoro del Universo a su entender, también cae al suelo, exhausta, agotada y empapada en sudor y sangre.

Cierra los ojos, y el 9° clon de Zimri Eder recuerda los recuerdos de un ser humano llamado Zimri Eder. Recuerda el aire puro de las verdes montañas en las que nunca ha estado, el sabor salado del mar, el sabor del jamón ibérico de su país favorito en el mundo...su clonico cuerpo tiene siete horas de vida, pero sus recuerdos abarcan miles de días bajo un Sol que nunca a visto.

Serena, que siempre está, la saca de su letargo." Hay trabajo, Zimri, el ADN de la capitana no se va a extraer solo.
Así que deja de perder el tiempo, hay un agujero negro que nos quiere engullir, y cientos de clones malformados que quieren destriparte, así que venga, arriba y adelante. Haz tu puto trabajo, que para eso te he impreso".

No usa esas palabras, claro, es todo muy amable y aséptico, pero así se siente Zimri Eder, de usar y tirar.

Pero esta es la vida que la toca ahora, y no queda más remedio que vivirla.

Fin del capítulo II.
[tadoramo] me encanta, quiero más, por favor... Esperando el Capítulo 3 con ansia viva.... [tadoramo]
Que grande es @metalero24 !!

Te vamos a hacer un Patreon y queremos un hijo tuyo!!!

En serio que currada, nos estás haciendo la versión coleccionista aquí.
[plas]

"Haz tu puto trabajo que para eso te he impreso"

[qmparto]

Con lo maja que es Serena [carcajad]

Me encanta al final del juego...

...en la ultima oleada cuando dice toda emocionada: HOLLY SHIT ZIMRI YOU DID IT!!! [+risas]
@Bitterman @FOSMSX @Noriko [beer]

Ahora mismo tengo una sonrisa de oreja a oreja, muchas gracias, de verdad !!! [beer]
Capitulo III.

La clonadora de la cubierta del Motor Estelar fue la primera en estropearse.

Las energías atraídas por el Agujero Negro que tenía atrapada a la Persistence modificaron infinitesimalmente las agujas inyectoras de ADN, introduciendo una particularidad espacio-temporal aleatorizada...en la práctica, a nivel genético, producía una variación en el patrón de impresión inferior al 0,01%...lo suficiente para que en vez de imprimir un cuerpo humano anatómicamente perfecto y funcional, diese vida a las atrocidades que terminarían adueñándose de la Persistence.

La primera aberración que creó fue lo que Serena llama "Lloronas".

Físicamente mujer, en apariencia débil y melancólica, pero normal a la vista.

El azar quiso que la personalidad transferida al clon fuese, también, ligeramente alterada. La personalidad base era la de Zimri Eder. La variación fue una acotación: solo tenía recuerdo de un día, que rememoraba en un bucle infinito, desde su nacimiento hasta su extinción.

Y ese día fue el de la muerte de su prometido, asesinado por un grupo terrorista animalista.

Así que el estado de ánimo era de gran pena y rabia...una mezcla explosiva, como cualquier sociólogo podrá confirmar.

Así su comportamiento quedó perfectamente definido: simplemente recorría lánguidamente los pasillos y estancias de la nave, hasta que la pena consumía su ánimo y su cuerpo simplemente quedaba desactivado, inmóvil...y solo era capaz de sollozar, llorando desconsolada, con unos sollozos que hielan la sangre. Y que, sin embargo, ejerce de reclamo para el resto de clones defectuosos, que la tienen adoptada y rara vez dejan sola, por algún sentimiento de reminiscencias humanas de protección paternal.

Fue el tercer clon de Zimri Eder el primero que tropezó con la llorona.

El encuentro tuvo lugar en un insípido almacén, en el que irrumpió como un ciclón Zimri Eder, armada con una poderosa Atronadora en cada mano, al estilo de los pistoleros de los spaghetti western del legendario Clint Eastwood (alabada sea su Esfinge), perfectamente consciente de la situación y del entorno.

Previamente había revisado el plano del almacén, y tras memorizarlo, había escaneado los enemigos a los que se enfrentaría: eran muchos, pero no rivales ante la ventaja que la sorpresa y el impresionante arsenal que portaba en ese momento la otorgaban.

Una llorona, nunca se había enfrentado a ella, pero parecía débil. Cuatro ingenieros, débiles y torpes. Dos medias caras, armados y peligrosos...morirían los primeros.

En total, siete enemigos en una habitación de unos 25 metros cuadrados, rectangular, con solo una puerta en uno de los extremos y dos niveles de altura, con un elevador de teletransportación en cada esquina.

Un último escaneo para fijar la posición de cada engendro y la segura y eficiente Zimri Eder mira la cerradura de seguridad de la compuerta, que se abre chirriando por la falta de aceite.

La Atronadora es una pistola de gran calibre y potencia, pero lenta entre disparo y disparo, cosa que el tercer clon de Zimri Eder compensa portando una en cada mano. Su magnífica figura irrumpe en el almacén, los cañones reflejan la tenue luz del pasillo, ya amartilladas y prestas a liberar sus letales proyectiles de adamantium.

Los cabrones y duros media cara ya están apuntando sus Centinelas hacia ella...tarde.

Los percutores de la Atronadora han terminado su recorrido, y la pólvora negra de Río Tinto (la mejor del Universo) ha explotado, proyectando las enormes balas a 700 metros por segundo. Casi en el acto, los brazos armados de los engendros se han separado de sus imperfectos cuerpos, ahora faltos de media cara y una extremidad.

Los Ingenieros, lelos, aún están inmóviles, sorprendidos. Dos en fila india, los otros dos en la planta de arriba, lejos de los ascensores...bien, aún no son peligrosas.

Y la llorona inmóvil... insignificante.

Zimri Eder se relaja y vuelve a disparar, pero esta vez solo una de las Atronadoras, para asegurar el tiro: apunta al cuello del cara-partida más próximo. PuMMM!!!! Un cañonazo hubiese sido más discreto. Aún así, no hay retroceso, el diseño exquisito del arma lo absorbe como una esponja el agua.

La bala decapita al clon, un surtidor de sangre mana de su yugular.

Repite la operación con el arma de la otra mano, ahora apunta al corazón...un boquete del tamaño de un puño de boxeador peso pesado aparece en su lugar.

Los ingenieros ya corren veloces...hacia su muerte, ya que la boca de las Atronadoras apuntan hacia ellos, y las estrías de los cañones ya imprimen rotación a otra letal bala. Una sola es suficiente para atravesar a los dos que iban en fila india, con tal fuerza que el de atrás muere por el golpe del primero... bueno, y un poco por la bala que termina en su tráquea.

Los del piso superior han bajado, y Zimri Eder no se molesta ni en disparar, que la munición es cara y no hay que malgastar.

Enfunda las Atronadoras, ajena al ligero y casi imperceptible cambio en el tono del sollozo de la llorona, y saca la porra del cinturón.

Los desquiciados ojos del Ingeniero más rápido ya reflejan su imagen en sus amarillentos y vidriosos iris...el porrazo revienta literalmente el cráneo del defectuoso, partiéndose igualmente la porra, que Zimri Eder arroja contra el último Ingeniero...con la extraordinaria suerte de que se clava en la boca abierta, matándolo en el momento.

Zimri Eder se siente poderosa, invencible, letal como la Parka.

Cierra los ojos, respira hondo y sonríe. Feliz.

Decide que a la llorona la dará una muerte misericordiosa, rápida y tan indolora como pueda.

Así, su mano derecha acaricia la empuñadura de uno de sus amados Pacificadores, que desenfunda lenta y parsimoniosamente.

Se gira, y mira de cerca a la llorona. Un rayo de inquietud la atraviesa, esta vez no es su imagen la que siente reflejada, sino su espíritu, su propia esencia, es como mirar un espejo emocional...no sabe por qué, pero, de repente, recuerda el día en que murió su prometido...la gran pena...y la ira latente tras ella...era tan injusto, asesinado por unos desalmados que conceden más importancia a la vida de un insignificante gallo o un gorrino que a la de una persona...siente absoluta comprensión del clon que tiene frente a si, un vínculo como el que une a dos hermanos gemelos, capaces de sentir el uno al otro a kilómetros de distancia.

Lo que el tercer clon de Zimri Eder siente es empatía, quizás hasta simpatía, del clon que Serena llama La Llorona... instintivamente intenta abrazar al clon, transmitirla con el contacto que no está sola, que juntas soportarán mejor la carga.

El clon sollozante de Zimri Eder El Día Que Murió Su Prometido solo siente irá...una literalmente abrasadora irá...desencadenada por ese ser que ha aniquilado inmisericorde a 6 seres humanos buenos y pacíficos, seres humanos que eran su única compañía y la acompañaban en su eterno duelo, con sus defectos, como todos, pero buenos con ella.

Y esa irá se convierte en una llamarada, ígneo aliento de desesperada rabia, que calcina al tercer clon de una sorprendida Zimri Eder, que activa el escudo, insuficiente ante la abrasadora onda que el frágil cuerpo de la Llorona, mínima pero sustancialmente alterado a nivel genético, a generado en un instante de furia absoluta, que hace que su cuerpo levite dos metros sobre el suelo...antes de desaparecer, teletransportada inconscientemente hasta otra habitación, con otros clones que la acompañarán en su eterno duelo, sin más recuerdo que el de aquel día en que su prometido murió...

Fin del capítulo III.
Mardita llorona, mira que me tocó los huitos las primeras partidas, menos mal que la pacificadora va haciendo honor a su nombre XD

Ni comprension, ni compasion ni leches, pacificadora al cuello [poraki]

Muy buena metalero [plas]
Este hilo es mejor que Netflix, gracias @metalero24
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