xesca3 escribió:A mí me ha dado últimamente por las novelas de Arthun Conan Doyle.
Sep, Sherlock Holmes. Mi género preferido de novelas suele ser éste: Detectives, pistas, suspense en la trama...
De dicho autor, te recomiendo encarecidamente "Estudio en escarlata", "El sabueso de los Baskerville" y "El Valle del Terror".
Son asequibles de leer, y su trama me parece excelente de lo bien hilada que está. El que más me sorprendió de los 3 fue "Estudio en escarlata", con una historia muy interesante a partir de la 2º parte de la novela.
En el mismo género, las novelas de Agatha Christie y Michael Connelly están muy bien también =D.
si, de hecho yo creo que este personaje no se parece en nada al de las peliculas, Sherlock holmes es un drogadicto, un snob, un hipocrita pero.....es todo eso de forma victoriana, y por lo tanto tiene cosas que impactan al gran publico acostumbrado a la ficcion cinematografica y tambien por la cesura que sufrio el personaje a partir de los años 40, es mas a Sherlock holmes recomiendo leerlo en ingles porque no es lo mismo y muchas cosas se pierden con la traduccion, son igual y a la vez diferentes a la vez de que hay que verlo y tambien interpretarlo situandolo en su epoca. De Sherlock holmes yo recomendaria las historias cortas

Y en version cinematografica las peliculas protagonizadas por Basil Rathbone, el Sherlock Holmes por excelencia, el cual se parecia fisicamente y todo al personaje literario.

Ahora bien nunca lo llego a igualar porque en los libros existen miles de referencias al comportamiento y caracter del personaje que no se ven en las peliculas. Mas aun de la manera que lo contaba Doyle, es que parte de la personalidad de Sherlock Holmes es la del propio Doyle. Es ahi cuando comprendes que aunque un actor se vista e intente actuar como Sherlock Holmes, en realidad no es Sherlock Holmes.
Es de primordial importancia no dejar que nuestro razonamiento resulte influido por las cualidades personales. Para mi, el cliente es una simple unidad, un factor del problema. Los factores personales son antagonicos del razonar sereno. Le aseguro que la mujer mas encantadora que yo conoci fue ahorcada por haber envenenado a tres niños pequeños para cobrar el dinero del seguro... en cambio, el hombre fisicamente mas repugnante de todos mis conocidos es un filantropo que lleva gastado casi un cuarto de millon de libras en los pobres de Londres.«Elemental, mi querido Watson». Esta palabra es conocida por aparecer en las peliculas y se basa en el jorobado, pero nunca aparece en los relatos:-------
Jorobado:
Tengo la ventaja de conocer sus costumbres mi querido Watson. Cuando su camino es breve va usted a pie, y cuando es largo toma un coche de alquiler y percibo que sus botas, aunque usadas, no tienen nada de sucias, no me cabe duda de que ultimamente su trabajo ha justificado tomar el coche.
Bravo dice Watson. Elemental dice holmes. Es un caso en que quien razona puede producir un efecto que le parece notable a su interlocutor porque a ese detalle que aunque pequeño que es la base de la deduccion porque un tonto encuentra siempre otro mas tonto que lo admira...........(silencio)........., Ahora calle y traigame el periodico 
Edito: por cierto, el Sherlock Holmes cinematografico esta cortadisimo, Sherlock Holmes es capaz de insultar de forma salvaje y cruel a una señora ( sin usar palabras mal sonantes todo con mucho tacto

) , esta le contesta y este le devuelve la pelota haciendo que la señora quede con la boca abierta sin posibilidad de reaccion. Ese es Sherlock Holmes, descarado, cruel, frio, arrogante, malvado, pero sobretodo cortes y bien educado cuando habla y razona, y Watson el perrito que lo sigue. La paradoja esta en que Doyle lo odiaba.
Arthur conan Doyle y su particular maldicion llamada Sherlock holmes Copio y pego un articulo de un blog:
http://atravesdeluniberto.blogspot.com. ... rlock.htmlSi la literatura se entrecuza con la historia pueden ocurrir cosas injustas, incluso paradojales. Por ejemplo, que millones de personas conozcan, con pelos y señales, vida y obra de Sherlock Holmes, y casi nadie sepa quien fue su creador, Arthur Conan Doyle. Y a tal punto llega el desatino del padre convertido en hijo anónimo, que el escritor nació el 22 de mayo de 1859, mientras su personaje llegó al mundo el 15 de enero de 1854. Es decir, la criatura de ficción es cinco años más grande que el creador. Si a eso le sumamos que los intentos del escritor por "matar" a su héroe fueron infructuosos, y que en centenares de libros sobe el detective ni siquiera mencionan a su creador, hay que concluir que el ficticio Sherlock Holmes vampirizó al caballero Arthur hasta llegar a límites intolerables. La maldición llega más lejos, al punto que el actor Basil Rathbone, que interpretó a más de cincuenta personajes de Shakespeare, hoy es recordado por su protagónico del sabueso inglés.
Antes de crear a su Frankestein particular, Arthur Conan Doyle, nacido en Edimburgo, era un oscuro médico oftalmólogo que entretenía sus ocios imaginando una novela, pergeñando tramas imposibles, arrancándole canciones folklóricas a un viejo violín o publicando ensayos que llevaban títulos como "La gran guerra Bóer". Católico por formación, el escocés fue del agnosticismo al espiritismo, y ese comercio con las almas le valió más de un ataque y muchas burlas. Es autor, además, de un hoy poco frecuentado tratado sobre las peripecias del hombre después de la muerte.
Las variadas aventuras de Sherlock Holmes - recientemente editadas en nuestro país en el relanzamiento de la mítica Claridad - tienen una rica historia. Los apellidos del violinista Alfred Sherlock y del jurista Oliver Wendell Holmes -ambos admirados por el caballero escocés - se plasmaron en el célebre habitante de la londinense calle Baker 221-B. Los "holmólogos" fijan el nacimiento del mito el 6 de enero de 1887, con el libro "Un estudio en escarlata". Sherlock Holmes no es un personaje común para los años de la reina Victoria. Su autor lo dotó de vicios mayúsculos: morfinómano, misógino, músico ambulante y ex actor. Para la Inglaterra victoriana, un escándalo. Asi sea en páginas literarias, tal hombre no podía andar solo por la vida. Por eso, en la tradición cervantina, Conan Doyle le adosó como escudero a John Watson, doctor en medicina y oficial retirado del cuerpo de sanidad. "El signo de los cuatro"y una importante cantidad de cuentos, dieron a Sherlock una fama que trascendió las fronteras del espacio y del tiempo.
En el otoño de 1891, a sólo cuatro años de su primer libro, el autor ya no aguantaba vivir a la sombra de su creación. Lo hizo rodar por el precipicio en "El problema final". Nadie se lo perdonó; le llovieron las cartas con críticas feroces. Abrumado y luego entristecido, hizo reaparecer al héroe en "El perro de los Baskerville". Pero la gente le exigió más, y tuvo que explicar, en "El retorno de Sherlock Holmes", cómo había sobrevivido el detective a los planes asesinos de su archienemigo Moriarty. Conan Doyle convivió con el morfinómano durante 36 años más. Una verdadera pesadilla para el escritor.
En 1927 publicó la última saga del detective, "El archivo de Sherlock Holmes", y murió tres años más tarde, el 7 de julio de 1930. Arthur Conan Doyle frecuentó, entre otros ilustres, a Karl Marx, a Lewis Carroll, a Eduardo VII y al Dalai Lama, pero su tumba no la visita nadie. A su detective todavía le envían cartas de todo el mundo. De ser ciertas sus creencias espiritistas, duele imaginar las penurias que estará pasando en la otra vida.