La relación con mi ex no fue, técnicamente, muy larga, pero llevábamos mucho tiempo de tira y afloja, existía una tensión sexual no resuelta importante, y aunque no tuviésemos una gran intimidad, ella era mi mejor amiga.
Empezamos a salir porque, un día, hablando, me puso entre la espada y la pared. Todo o nada. O una relación de pareja o la amistad más pura y casta, y obviamente no podría con la incertidumbre de qué habría pasado si hubiésemos salido. Mi situación no dejaba de ser extraña, porque el final de la relación con mi anterior ex había dinamitado mi confianza en la transparencia de las personas.
Aunque todo empezó genial y así tumbé el pánico a las relaciones de pareja, no pasó mucho tiempo hasta que yo empezase a tener mis dudas, y tras un mes de lucha contra esas dudas y una mala racha en otros temas, decidí cortar y permitirme caer. Muy poco después, cuestión de días, me lie con una compañera de mi residencia, lo cual la desbocó y la llevó a insultarme delante de nuestro grupo de amigos e incluso enrollarse con un compañero buscando una revancha creyendo que era alguien de confianza o importante para mí.
Pasado un tiempo, hablamos y se disculpó admitiendo que lo hizo por pura revancha y que se había portado intencionadamente mal, y yo por mi parte me disculpé por no haberme dado cuenta de que yo había tenido un mes de enfriamiento hasta que corté, y que a ella le pilló de sopetón. Terminó diciéndome que le gustaría que volviésemos, a lo que me negué, pero intentaríamos recuperar la amistad, cosa que me parecía complicada después de su revancha y sus ataques, pero bueno, le dije que pasaría aquello por alto.
Empezamos a hablar de nuevo, muy poco a poco, pero ella me dijo que necesitaba evitarlo para olvidar, ya que ella seguía enamorada... Según decía. Dos meses después, me entero debido a las reiteradas veces en las que lo comentó con una amiga suya estando sentadas justo a mi lado, de que lleva un mes saliendo con otro tío. Esto, de entrada, me sorprendió dada la condición de enamorada que decía un mes antes, además de no haberme dicho nada cuando se supone que estábamos recobrando la amistad y la confianza. Pensé que es normal experimentar con otras personas después de una relación con pretensiones de seriedad y evité darle más importancia.
Cuando alcanzaron los dos meses de relación, me enteré de rebote de quién era él. Se trataba de un chico que había estado intentando levantármela durante nuestra relación, y no es que lo hiciese en absoluto bien, sino todo lo contrario. Ella se reía de él. Lo que es reírse de él. Le decía que pasaba del tema y que no podía andar detrás de ella teniendo pareja, pero al mismo tiempo le dejaba bola para que fuese su perrito faldero, y he de admitir que el chaval acabó mosqueándome por su insistencia, y que aunque me parecía mal que se riese de él, lo aceptaba porque no me resulta respetable andar intentando levantarle la novia a otro, así que bueno, que se joda. Pero ella no sólo me lo contaba a mí, resulta que se reía de él con sus amigas... Y ahora está con él.
La gente de nuestro grupo, por lo general, la tachó de puta (porque además el chaval es muy pagafantas), pero independientemente de lo que piense la gente, yo empecé a evitarla. Me asquea que alguien sea tan falso y rastrero, así que imaginad lo que se debe sentir si esa persona es alguien a quien has querido por una integridad que no era más que una fachada, y no sólo como pareja, sino como amiga, como mejor amiga. Me sentí traicionado, apuñalado, sorprendido y desde luego resucitaba el "trauma" que antes he explicado. Me preguntó que por qué no le hablaba, y le expliqué que todo éso me había resultado realmente sorprendente y que no quería saber nada más de ella.
Ella sigue en mi (amplia) pandilla, así que evito estar cerca y mantener cualquier tipo de conversación con ella, por quien no tengo ningún respeto, aprecio y cuya simple presencia me asquea. Al parecer, con respecto a este tema, ella se limita a decir, cuando le preguntan, que no sabe por qué no le hablo.
En un grupo pequeño de amigos, se sabría ésto y supongo que sencillamente se la daría de lado, pero en grupos grandes no todos nos conocemos bien, tenemos mucha confianza ni todas las relaciones son claras, por lo cual hay matices con respecto a la actitud de unos con otros en función de lo que se sabe y lo que se confía. Me resulta extraño pero a la vez explicable, de algún modo, que la pandilla y sus amigas (de la pandilla) no la repudien y dejen que desaparezca por haberse demostrado una mala persona, pero así están las cosas.