Hilo del optimismo. Arreglemos esto nosotros

Vengo a compartir este texto que he encontrado en twitter. Me ha gustado mucho. Y tiene mucha razón. Somos nosotros los que debemos cambiar de mentalidad, y hacer cambiar a los que nos rodean, si queremos que esto cambie. No es una crisis económica, es una crisis moral.

Fuente: http://blog.javierusobiaga.com/y-si-no-me-voy-de-espana

¿Y SI NO ME VOY DE ESPAÑA?

Cada vez que en España hay un nuevo recorte social, de libertades o una subida de impuestos, cada vez que un político se va de rositas en lugar de pagar por sus chanchullos, o sencillamente, cada vez que nuestros representantes la vuelven a liar y se nos cae la cara de vergüenza (ajena), una palabra se hace trending topic: EMIGRAR.

Y, sinceramente, si te lo estás planteando, hazlo (yo mismo le voy dando vueltas, no te creas…). ¿Qué puede ocurrir? Te irás a otro país con unos valores morales más sólidos, con una economía más fuerte y capaz de darte algún tipo de trabajo (quizá no de lo tuyo, pero trabajo al fin y al cabo). Además, aprenderás un idioma nuevo y/o reforzarás el inglés. De verdad, si no encuentras trabajo de lo tuyo, si te pagan una mierda o si tu trabajo depende directamente de la inversión pública, no lo dudes, márchate cuanto antes. Como decía uno de tantos jóvenes que se están marchando, “para trabajar de camarero me voy a Londres, que al menos aprendo inglés”.

Vale, pero ¿y si no te vas? Pongamos que aceptamos como razones de peso el sol, el jamón ibérico, la proximidad de la casa de tu madre o, sencillamente, que ahora tienes un buen trabajo, o aceptable al menos. Pues si piensas quedarte, quédate para ayudar a arreglar las cosas; quédate para ayudar a empujar, a construir algo que funcione; no te quedes solo para sobrevivir, para ver cuándo la Revolución triunfará y se arreglarán todos los problemas… porque eso no va a ocurrir.

Estamos solos. No podemos confiar en que nuestros políticos arreglen todos los problemas (o alguno), porque las principales soluciones no tienen rédito político (son inversiones a más de 8 años vista): la educación y la investigación. Porque si lo pensamos un poco, para que circule el dinero necesitamos que el país tenga algún tipo de industria, que sea potencia de algún tipo. No podemos competir en precio porque ya existe China, y tampoco podemos competir con determinados servicios o materias primas. La única cosa en la que podríamos competir es en descubrir o inventar cosas antes, o en tener a la gente mejor preparada. Pero ahora mismo, el Gobierno no apuesta ni por la investigación ni por la educación, así que el modelo de España es el del turismo (y tendrá que ser el turismo barato, porque sol y playa hay en todo el Mediterráneo).

Tampoco podemos confiar en que una gran revolución lo cambie todo. Si revisamos la Historia, veremos que las grandes revoluciones han ocurrido cuando la gente pasaba mucha hambre (hambre, no ligero descontento expresado a través de las redes sociales), y que una revolución es un cambio, no necesariamente un cambio a mejor. En una revolución se mata gente, se violan mujeres, se depone el gobierno y el que tenga una oportunidad se hace con el poder. Y cómo lo use, y hacia dónde vaya el país, ya lo veremos. Esperar sentado sin hacer nada a que una revolución ocurra es de lo más mezquino que uno puede hacer. Creer que una revolución va a ocurrir, además, resulta bastante ingenuo.

Entonces, ¿qué puedes hacer para cambiar esto? Para empezar, cuenta solo con tus manos. No confíes en que nadie vaya a hacer nada si no lo haces tú. Sí, hay bonitas historias sobre montones de personas que se unen todos a la vez para cambiar las cosas; pero la realidad es que por cada uno que se mueve, millones se quedan en casa. Deja de pensar que cuentas con el respaldo de ese ente mítico al que llamas “el Pueblo”, y piensa qué puedes hacer tú solo, a nivel individual. Probablemente así sí que conseguiremos que la gente trabaje para cambiar las cosas, y no pensando que "ya lo hará otro".

A continuación, piensa en qué tenemos que hacer para que las cosas cambien a largo plazo. Esta es mi propuesta: ponte en contacto con otros profesionales de tu sector y averigua qué se puede hacer. Ponte a dar formación de cualquier cosa que sepas hacer, para que otros profesionales (o desempleados) puedan aprender. Intenta aprender todo lo que puedas de tu profesión, intenta ser el mejor, y comparte lo que sabes. Acércate a escuelas y universidades y ofrécete para dar charlas sobre tu profesión. Solo así conseguiremos gente formada, y solo así conseguiremos una industria fuerte, por la que empresas de todo el mundo quieran contratar gente en España en lugar de en cualquier otra parte.

Y ahora, piensa a corto plazo. Piensa en miles de familias que a diario están desahuciando, o que se están quedando sin ingresos. Cada vez más gente duerme en la calle o tiene que comer en un comedor social. Nuestro deber como gente que aún no está desempleada, o que aún tiene dónde dormir, o que aún tiene qué comer, es hacer algo por ellos. La mejor opción suele ser ofrecer tiempo o recursos a una ONG que ya esté trabajando en este problema (más que intentar resolverlo por nuestra cuenta), pero no dudes en ofrecer conocimiento (o formación), si crees que es necesario. Cualquier desempleado puede reinventarse o conseguir trabajo si tiene los conocimientos adecuados.

Pero hay una cosa más que tenemos que cambiar. Se dice que los políticos son el reflejo de la sociedad que les vota, y que si tenemos tanta corrupción, por algo será. Creemos que el buque insignia de nuestra literatura es El Quijote, pero probablemente es El Lazarillo de Tormes, un libro en que un chaval tanga todo lo que puede a un ciego. Tenemos que dejar de ser la España de los Manguis (eufemísticamente nos llamamos Pícaros) para convertirnos en la España de los Nobles, y eso no va a ocurrir si no empezamos a hacerlo a nivel individual: pagando nuestros impuestos, devolviendo lo que no es nuestro, tratando de hacer un buen trabajo y no jugar “a ver si se la cuelo” o escudarnos en que “aquí, el que paga es el tonto”.

En definitiva, la fórmula es muy sencilla: si conseguimos industrias fuertes, conseguiremos que el dinero circule, salir de la crisis y recuperar derechos sociales. Si además cambiamos de mentalidad, dejaremos de ser los Reyes del Pelotazo, la España de los Vagos, para ser la España de los Honrados, de los que no defraudan, de los que curran y salen adelante; de los que pagan los impuestos que sirven para construir hospitales, pagar medicinas y los subsidios a desempleados. Estas son mis recetas, pero hay muchas más. Así que si te quedas en España, ¿qué vas a hacer TÚ para arreglar esto?

ACTUALIZACIÓN:

Acabo de crear www.SOScrisis.com para dar a conocer ONGs y formación para desempleados y gente sin recursos. Podéis dar a conocer vuestras iniciativas en Twitter con el hashtag #SOScrisis.¡Muchas gracias a todos!
Pero hay una cosa más que tenemos que cambiar. Se dice que los políticos son el reflejo de la sociedad que les vota, y que si tenemos tanta corrupción, por algo será. Creemos que el buque insignia de nuestra literatura es El Quijote, pero probablemente es El Lazarillo de Tormes, un libro en que un chaval tanga todo lo que puede a un ciego. Tenemos que dejar de ser la España de los Manguis (eufemísticamente nos llamamos Pícaros) para convertirnos en la España de los Nobles, y eso no va a ocurrir si no empezamos a hacerlo a nivel individual: pagando nuestros impuestos, devolviendo lo que no es nuestro, tratando de hacer un buen trabajo y no jugar “a ver si se la cuelo” o escudarnos en que “aquí, el que paga es el tonto”.


Creo que este es uno de los motivos por los que se permite que pase lo que está pasando. Una gran parte de la población pasa directamente de todo, solo miran por ellos mismos y si tuviesen la oportunidad, se aprovecharían del sistema en todo lo posible.
Es muy curioso ver a gente que critica la actitud de la clase política cuando sabes que esa misma gente se quedaría el móvil que acaban de encontrar en el suelo, se cuela en el metro o solicita becas que no necesita amparándose en el dinero en negro que ganan. No podemos pedir políticos honrados si la mayor parte de la sociedad no lo es.

En fin, a mí me gustaría que cambiaran las cosas, pero mientras unos sigan alegrándose de los males ajenos (recortes a las funcionarios, por ejemplo) y viviendo como si el mundo se redujese a lo que les pasa a ellos, sin un atisbo de empatía y solidaridad, mal vamos.

¿Y por qué no sale la gente a las calles? Porque no les afecta lo suficiente, así de simple. No es cuestión de pereza, pues dicha pereza no impide a los aficionados del fútbol, por ejemplo, tomar las calles de una manera nunca vista en una manifestación por nuestros derechos.
Hay mucha gente en paro, hay mucha gente cuya vida es cada día más difícil con tanto recorte. Pero también hay mucha gente que por ahora no se ve afectada y está muy cómoda en su casa. Mientras el perjudicado sea el vecino, todo está bien.

Yo no sé qué nos deparará el futuro. Pero por ahora, mi idea es quedarme aquí a comprobarlo. No quiero optar por la solución fácil, porque aunque haya mucha gente de a pie que sea el vivo reflejo de los políticos, también hay gente que no merece ser arrastrada a las profundidades si se hunde el barco. Si al final no queda otra que buscarse la vida fuera, habrá que planteárselo. Pero por ahora, no pienso dejar que el egoísmo de los demás me eche de mi país.
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