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Los preparativos de la huelga general del pasado 29 de marzo acabaron con un enfrentamiento abierto y notorio entre una de las investigadoras del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), Deborah Burks, y la directora general, Rosa Valenzuela, y una demanda presentada en el juzgado por amenazas y por una sanción que la científica considera injusta y «sin base».
Sobre lo que ocurrió el día 28, horas antes de la celebración del paro, no hay verdades, sino versiones, y un cruce de correos que deja a las claras que la interpretación de los hechos dista mucho siquiera de referirse al mismo caso.
La investigadora Deborah Burks aprovechó la lista de correo interno para hacer un llamamiento a los "empleados y desempleados" del CIPF, según la carta a la que ha tenido acceso ELMUNDO.es, y acudir «todos juntos [...] con carteles, batas blancas, lazos negros...» a la manifestación del día 29 para protestar por la reducción de más de un 15% en la inversión en I+D.
Aunque en el texto no se menciona a los actuales gestores del centro (sí se refiere, de forma indirecta, a los que se encargaron de conducir el ERE que dejó en la calle a 114 investigadores), la dirección consideró que el mensaje suponía una afrenta a la "estabilidad de la institución". Y dos horas después llegó la respuesta.
En otro correo, firmado por la directora general, Rosa Valenzuela, se advertía a los trabajadores del CIPF de que no se iba a "tolerar ni permitir ninguna actuación" que atentara "directa o indirectamente contra la imagen o el honor de la institución, de su personal y de su equipo directivo".
Valenzuela asegura que sus palabras tienen poco que ver con la propuesta de Burks y sí mucho con otro acto organizado el mismo día (15 minutos más tarde del envío del primer correo) en el CIPF, en el que participaba la Conselleria de Sanidad.
Según su relato, la investigadora reprendida pretendía reventar el evento en el que estaría presente el conseller del ramo, Luis Rosado; que la buscó, sin éxito, por las instalaciones para disuadirla pero "se escondió", y que incluso tuvo que garantizar a la Policía, que apareció para evitar cualquier altercado, que la de esa mañana sería una jornada tranquila. Burks no solo lo niega, sino que se siente contrariada por todo lo anterior.
El Comité de Empresa, preguntado por estos hechos, aseguró que son "cosas muy confidenciales", más con una demanda judicial por medio, por lo que no puede comentar detalles, aunque "siempre va a defender a la trabajadora". "Ha hecho lo que tiene que hacer —añadieron las mismas fuentes—: un informe con lo sucedido que está en dirección". Sin embargo, la presidenta del Comité cree que no es oportuno que haya una denuncia ante la Inspección de Trabajo, aunque el 'aviso', que concluía "quien no esté de acuerdo que solicite la baja" se produjera la víspera de una huelga general.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/0 ... 43197.html