Dentro de todos estos hilos de política que abundan por Misce, quisiera recordar la vieja época de los grandes exploradores. Corría el año 1912 cuando, tras 2 años de durísimo viaje y condiciones penosas, dos expediciones pioneras, la noruega de Roald Amundsen y, dos meses después, la británica de Falcon Scott, pusieron un pie en lo que se llamaba antiguamente "Terra Australis Incognita" (Tierra Desconocida del Sur), un continente misterioso que nadie había pisado nunca. Ambas expediciones pretendían llevarse el honor de ser pioneras en poner un pie en la tierra del hielo perpetuo.
La expedición de Scott también pretendía realizar investigaciones científicas y exploraciones geográficas. Sus miembros, en distintos equipos, realizaron diversos viajes para recolectar datos y muestras científicas. Muchos de los 65 expedicionarios del viaje eran científicos: geólogos, físicos, zoólogos, meteorólogos, oceanógrafos.
La expedición de Amundsen pasó a la historia por ser la primera que alcanzó el Polo Sur, pero su hazaña se vio siempre ensombrecida por el destino trágico de Scott y cuatro de sus hombres, que después de alcanzar el Polo solamente unas semanas más tarde que Admudsen, perecieron en el camino de regreso al campamento base.
Es famoso el final elegido por el capitán Lawrence Oates, condecorado durante la guerra de Sudáfrica, quien viendo que retrasaba a sus compañeros debido a la gangrena en los pies que le aquejaba, salió de la tienda para no volver diciendo una frase que pasó a la historia: "Caballeros, voy afuera y puede que tarde."
Otros tres de los miembros de la expedición de Scott realizaron un viaje terrible en pleno invierno antártico para alcanzar una colonia de pingüino emperador y conseguir unos huevos. Esta empresa fue narrada por uno de sus protagonistas, Apsley Cherry-Garrard, en un libro titulado El peor viaje del mundo, calificado por National Geographic como el mejor libro de aventuras de todos los tiempos.
Otro grupo que partió a explorar la zona norte no pudo ser recogido a tiempo por el Terra Nova y pasó el invierno de 1912 en una cueva que se hicieron en la nieve en la Isla Inexpressible. Se abrigaban con grasa de ballena y cazaban focas para sobrevivir.
Tuvieron que sufrir vientos fuertes y temperaturas bajas extremas, como los otros grupos. A pesar de la desnutrición, el congelamiento y la disentería, realizaron trabajos geológicos y recogieron muestras.
Esta clase de expediciones se hacían en condiciones ahora inimaginables. El equipo de Amundsen tuvo que permanecer dos años en la Antártida, el de Scott tres. Llegaron provistos de todo lo que necesitaban, no solo el material científico, sino también el combustible y el alimento para los miembros del equipo y los animales (34 perros y 19 caballos).
Para llegar al Polo Sur tuvieron que recorrer 2500 kilómetros con vientos huracanados, temperaturas extremas, oscuridad perpetua, grietas en el hielo. De lo único de lo que podían estar seguros era de la soledad absoluta.
Este fue el final de la época de las grandes expediciones. Después de la Primera Guerra Mundial la tecnología terminó con estos viajes que más que científicos eran gestas heroicas y con un tiempo en el que los científicos llegaban a jugarse la vida con tal de contribuir al avance del conocimiento.
En Londres puede visitarse la exposición conmemorativa de los 100 años de la expedición a la Antártida del capitán Scott y sus hombres.
El espíritu científico y valeroso del grupo se demuestra en que nunca se deshicieron de los kilos de muestras geológicas que llevaban en su trineo, a pesar de que sabían que iban a morir por agotamiento, congelación e inanición. Su tienda se encontró a sólo 18 km de uno de sus depósitos de víveres.
La nota hallada junto a los cuerpos es trágica pero firme:
"Si hubiéramos vivido, habría podido contar una historia que hablase de la audacia, la entereza y el coraje de mis compañeros, que habría conmovido el corazón de los ingleses. Tendrán que ser estas improvisadas notas y nuestros cadáveres los que la cuenten" -- Capitán Robert F. Scott, Líder de la Expedición al Polo Sur
Salu2!