Nunca llegaré a entender hasta dónde llegan los radicalismos de la gente hacia un equipo de fútbol, llámese Sevilla, Betis, Madrid, Barcelona o el penúltimo del grupo VII de Tercera División (con todos mis respetos).
El hecho de que un grupo de descerebrados sin sentido común ni un poco de civismo tengan que estar estropeando las magníficas relaciones entre aficiones (no hay que olvidar que compartimos una cuidad de la que estamos orgullosos y presumimos por los campos de primera división que pisamos) y creando una tensión y un miedo tan desagradable como incómodo.
Como aficcionado sevillista que soy, no me queda sin condenar los desagrabilísimos actos que se han sucedido y esperemos que sean los últimos de este tipo. Un derbi es lo más grande deportivamente hablando que se puede vivir en la ciudad, es un día de fiesta, de alegría, de piques sanos, de rivalidad pura y dura... excepto para unos cuantos que se empeñan en matarse entre ellos. Y pensándolo friamente, si con ello desaparecen todos y podemos seguir disfrutando de este especáculo que es el partido de fútbol entre los equipos profesionales de la ciudad...
PD: no lo toméis como algo "para justificar", pero bien es cierto que cosas parecidas o peores han sucedido alguna vez por otros puntos de la península, y no se le da tanto bombo mediático como cuando sucede en Andalucía...
Un saludo.