Pues resulta que me mudé a vivir a casa de mi novia, y entre otras cosas decidimos cambiar algunas cosas de la casa que ya estaban viejas o deterioradas como la campana extractora, los grifos del baño, arreglar un rodapié, etc.
Entonces contratamos a un fontanero que sabe hacer de todo un poco para que nos hiciera todas esas cosas y que no cobraba muy caro. El tío se presentó hace unos días en casa por la mañana y como mi novia y yo estábamos trabajando vino mi suegra a casa para abrirle la puerta y tal...
Según nos dijo ella, el fontanero una vez acabada la faena le contó que sufre de hemorroides y que como no puede limpiarse con papel cuando caga fuera de casa, que siempre lleva encima un trapo de cocina para limpiarse el culo, ya sea cuando tiene que cagar en un bar, en un centro comercial o en la casa de alguien. Mi suegra estaba flipando pero se quedó literalmente a cuadros cuando el tío éste le dijo: "Mire, mire, ¿quiere verlo?" Y mi suegra: "Nooo, hombreee... Je, je... No hace falta..." Pero el fontanero le sacó de un bolso de tela de estos de hombre un trapo de cocina de color gris todo arrugado, acartonado y lleno de manchas (que no eran propiamente de caca sino de suciedad como de grasa, entiendo yo que de limpiarse las manos cuando hacía chapuzas por ahí) y le dijo: "Mire, éste es el trapo que uso para limpiarme el culo"
Mi suegra, según nos contó se quedó pálida y no sabía ni dónde meterse ante tal situación de desconcierto pero el fontanero actuaba con la mayor naturalidad y no se le veía ningún signo de vergüenza o estupor.

Al final el fontanero se fue con tan mala suerte que se olvidó el trapo encima de la mesa de la cocina y nosotros antes que tirarlo (viendo que le tenía tanto aprecio) decidimos meterlo en una bolsa y esperar a que volviera a casa al día siguiente. Pasaron varios días y como no venía le llamamos advirtiéndole de que se había dejado su trapo en casa y le preguntamos si lo tirábamos o qué hacíamos con él, y nos dijo: "Noooo... No me lo tiréis, por diós, ya voy ahora mismo a buscarlo" y vino a casa ese mismo día a recoger el trapo para llevárselo de nuevo consigo.
Y eso, ahí queda la anécdota. Me dio pena de no acordarme de hacerle una foto para colgarla aquí ahora que escribo este post, pero bueno, era muy parecido a éste que encontré en Google imágenes: