Nueva víctima del 'fuenting'
La mayoría de los saltadores, estadounidenses, australianos y neocelandeses
Se lanzan en salto del ángel y son recogidos por decenas de manos cómplices
Es un improvisado acto que promocionan incluso algunas agencias de viajes
Desde los años ochenta, los turistas que acuden a San Fermín procedentes del extranjero, han ido forjando su propia tradición dentro de una fiesta repleta de ellas. Se trata de lo que algunos denominan el "fuenting".
El escenario es la plaza de la Navarrería, en el corazón del Casco Viejo de Pamplona, poco después del Chupinazo. No sin dificultades, pero con la valentía de quien lleva toda una mañana bebiendo alcohol, los "guiris", en su mayoría estadounidenses, australianos y neocelandeses, se encaraman a lo alto de la fuente de casi seis metros que se alza en el centro y, jaleados por la multitud, y frecuentemente tras despojarse de parte de la ropa, se lanzan al vacío en salto de ángel, donde son recogidos por decenas de manos cómplices pese a ser una práctica prohibida por el Ayuntamiento por los evidentes riesgos que entraña.
Es frecuente que las ambulancias tengan que abrirse paso entre la muchedumbre para trasladar a aquellos que calcularon mal o no se coordinaron a tiempo con sus receptores. Hoy ha ocurrido al filo de las 14 horas. Una joven de unos 25 años de edad ha trepado a la fuente y justo al llegar arriba ha perdido el equilibrio, ha caído de espaldas sin que quienes estaban abajo pudiesen reaccionar y se ha golpeado contra el suelo, quedando inconsciente.
Enseguida los asistentes han hecho un corro y han llamado a los servicios de urgencia, que han logrado llegar pocos minutos después. La chica ha sido trasladada a un centro hospitalario de Pamplona sin que se conozca de momento su estado de salud.
Un voluntario explicaba que las lesiones más comunes son esguinces cervicales y traumatismos craneales, pero que incluso ha habido casos de personas que se han quedado paralíticas.
El año pasado, debido a unas obras de reurbanización en la plaza, el Ayuntamiento de Pamplona retiró temporalmente la fuente, aunque los audaces anglosajones que acudieron a la citada plaza para demostrar su valor, se sorprendieron al comprobar que este año ya no había fuente, atractivo que promocionan incluso algunas agencias de viajes. Hace un año, no obstante, los turistas optaron por trepar a los balcones vecinos para continuar con el peligroso ritual.
Este año, la fuente vuelve a estar en su sitio, y también los centenares de guiris que se encaraman a ella para disfrutar del vuelo.
Con una estética bien definida, consistente en camisetas y pantalones blancos absolutamente teñidos de rojo por la sangría que contienen las botas-souvenirs que llevan al hombro, fajas anudadas por encima de la camiseta, chancletas, mochila y el entusiasmo de quien tiene la libertad para hacer algo por lo que en sus países sería detenido, los jóvenes turistas han tenido hoy de nuevo sus dosis de adrenalina.
Propongo que le cambien el nombre a la plaza y se convierta (al menos durante las fiestas) en la Plaza Darwin, por la cantidad de gente que acude a ella a hacer meritos para ganar el premio con el nombre del celebre naturalista...
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