Yo le daba una paliza a él, a los otros tantos inspectores, a los representantes de la SGAE, a sus abogados, a sus directivos, a su presidente, al hijo de la gran puta del Teddy Bautista, a la hija de la gran puta Sinde, y de regalo, al Zapatitos que les ha dado alitas a la escoria que he mentado antes que él.
Merecen palizas, a diario, cada hora, cada minuto, cada segundo. Si pretendes enriquecerte a base de robar al pueblo, no mereces más que la muerte.