Asesino fugitivo conduce borracho hasta la comisaría
Jean-Claude Demey, natural de Bélgica, fue encarcelado en 1988 por el asesinato del director de un banco. Se le condenó a la pena capital y pasó en el corredor hasta 1996, año en el que se abolió la pena de muerte en Bélgica. Su sentencia fue conmutada a cadena perpetua.
Dos años después, Jean-Claude se fugaba de la prisión permaneciendo y busca y captura hasta hace unos días, cuando una buena noche pasó algo curioso.
Demey y sus amigotes habían salido a tomar unas copas por la zona de Reims (Francia). Borracho como una cuba Jean-Claude se puso a conducir a través de la ciudad francesa sin contar con las obras destinadas a la construcción de un nuevo sistema de tranvía. Así, bebido y desorientado con tanta indicación y desvío, acabó con sus amigos en un aparcamiento.
Aunque iba más cocido que una gamba de nochevieja, Demey se dio cuenta de que en un lugar con tanto coche de policía aparcado en el mismo lugar no iba a ser bien recibido. Así que, resuelto, dio marcha atrás para salir del lugar.
Algunos trabajadores de la comisaría (llamémosles “policías”) juzgaron que a aquellas horas de la noche no era muy común ver un auto paseándose marcha atrás por el aparcamiento. Así que procedieron a detener el coche y a llevarse a los bebidos tripulantes dentro.
Allí se procedió a la identificación de los intrusos y el posterior pasmo de las autoridades francesas al descubrir que había un fugitivo belga buscado durante más de una década.
Ahora Jean-Claude está pendiente de extradición. Aunque lo más seguro es que la resaca haya sido peor que toda una vida en la cárcel.