El juego al que jugamos.
Se despiden las circunstancias
lanzando colillas encendidas.
Eras el peligro y la emoción.
Mi vida ya no volverá a ser lo mismo sin ti.
Atados de pies y manos.
Éramos dos sueños por los tejados.
Nada que llevarse a la cama
y una excusa rondando nuestros labios.
Y sin darnos cuenta
ya estábamos colgados.
Colmados de ilusiones.
Bebiéndonos la noche.
Huyendo del amanecer,
pero amaneció...
Éramos pluma y papel
y en más de un verso te dibujé.
Nunca lo hubiese imaginado.
Pensé que sólo éramos alcohol y tabaco.
Y sin darnos cuenta
ya estábamos borrachos.
Vacíos como las calles
de nuestros sueños.
Huyendo, yo de ti
y, tú de mí...
Y así deben terminar todas las cosas.
Es mejor no preguntarse por que.
Aún me sonries en un viejo álbum de fotos.
Aún te desnudas en mis versos sin saber por que.
Y a pesar de los años,
me siento como el niño que solía ser.
Sin nada mejor que hacer.
Recordando el juego al que jugamos una vez.
