duende escribió:Yo no soy vegetariano, pero no me cuesta nada reconocer el que el matar animales para su consumo existiendo alternativas pueda ser algo moralmente cuestionalbe, y no me extrañaría nada que si la sociedad sigue avanzando moralmente y se perfeccionan y normalizan las alternativas, la humanidad llegue a tender al vegetarianismo. Sobretodo cuando la noción de derechos animales se pueda llegar a entender y se equipare el valor de los animales a la del ser humano por su condición de seres conscientes que sienten y padecen dolor y no por parentésco genético resultando así en que se les reconozca su derecho a vivir tanto como el nuestro sin hacer algun tipo de discriminación en base a su inteligencia, lenguaje, raciocinio, responsabilidades, ADN... etc., lo cual en mi opinión es una discriminación análoga con cualquier tipo de discriminación entre humanos por motivos de raza, género, deficiencias... etc.
Primero no confundas ética con moral.
Segundo ¿y por qué no defender los derechos de los vegetales? ¿no son también seres vivos?
Hay algunas chorriescuelas vegetarianas que lleva esto al extremo y consideran condenable el comer semillas que son el germen de una nueva vida o destruir totalmente un ser vivo aunque sea vegetal para ello (así qeu nade de lechugas, ni coliflores ni nabos ni zanahorias, por supuesto de legumbres ni hablamos y de frutas sólo la carne, semillas verboten)
Y yo pregunto ¿donde establecemos el límite de la gilipollez humana?
Para algunos comer animales no es ético y consideran a los que lo hacen unos monstruos, aunque toelran el consumo de productos lácticos.
Para otros comer incluso esos productos es una abominación.
Pero hay otros más "morales" que consideran el consumo de semillas y palntas enteras casi un genocidio.
PERO, la imbecilidad no acaba aquí, que luego están los crudívoros que opinan que cocinar los alimentos es una abominación de pesadilla.
No hablemos ya de exotismos ultras como el jainismo cuyos practicantes van en pelotas por la calle, barriendo el suelo con una escobilla y con una máscara para no matar a ningún ser vivo.
Pues si soy un monstruo me la suda, prefiero ser un monstruo amoral que ser un esperpento ridículo.