Ida y vuelta a Monte Carlo.
Esta sonrisa con lumbalgia mecánica.
Este libro de reclamaciones en tinta roja.
Este vagar por el bagaje de la vida.
Este "no sé qué hacer"
si te invito a recordar lo que no fue.
Este pie izquierdo al que culpar.
Esta copa de servir el veneno ideal.
Esta guitarra prestada que no sé tocar.
Este delirio que no se fía de nadie
que no sepa querer sin saber odiar.
Esta estrella, estrellada en tu piel.
Estas horas de no estar en pie.
Este reloj mal parado a la hora del café.
La manzana del pecado
aseteada por un tal Guillermo Tell.
Este colchón individual sin descampado.
Este amor de siglos pasados
que sigue asesinando sin dejar olor a muerto.
Mi billete a Monte Carlo
sin dinero para malgastar en recuerdos.
Ni pistolas de atracar para mi traje de charro.
Este corazón y un trozo de pastel de boda,
haciendo escarcha en el congelador.
Esta sombra de luz artificial.
Estos fuegos de artificio
para niños, burkas y paganos a punto de estallar.
Esta luna del lunático.
Esta villa del villano.
Esta herencia de vagabundo desheredado.
Este sentido pésame por los muertos vivientes
que no recobran el color cuando ven amanecer.
Este teléfono sin esperanza.
Esta cicatriz con telarañas.
Este adiós sin aires de aeropuerto.
Este puente de plata sobre el cauce de polvo
del manantial de tus marrones ojos.
Esta persiana cuesta abajo.
Esta billetera hasta los topes de fracasos.
Esta nada con aliento a tabaco.
Este beso sin tu par de labios
y más de mil pretextos por volver pronto y besarlos.