Mini-historia hecha por mí: Clarke Zubobski

Buenas noches. Pues quería compartir con la gente que quiera esta mini-historia escrita por mí. Voy a hacer varias para recopilarlas todas juntas y el género donde me muevo basicamente es terror-intriga. Espero les guste y si no pues hay que respetarlo igual. Pues sin más disfruten...


CAPÍTULO 22:

[...No puede ser, ¿cómo hemos llegado a este punto?. No quiero volver, ¿Por qué he de volver? dijo Maikel entre sollozos mientras estaba acurrucado en una esquina de una lúgubre habitación.
- Ha llegado la hora Maikel. Es hora de dejarlo todo atrás y empezar de cero. Tienes que crear un nuevo mundo, un mundo donde no existan penas, ni llantos, ni sufrimiento. ¿Sabes lo que és eso Maikel? No, no lo sabes. Una vez estuvistes a punto de conseguirlo pero tu personalidad nos la jugó. No puedo volver a permitir tal comportamiento y he vuelto a tí para enmendarlo todo, por eso te vamos a ofrecer una segunda oportunidad, nos lo debes. Dijo aquél hombre que estaba de pie junto a Maikel mientras sonreía muy convencido de su discurso.
Maikel se frotó los ojos para visualizar mejor la situación pero... nada de nada. Su mente no procesaba información alguna y se limitaba a mantener activas las funciones motrices del cuerpo humano, aunque a juzgar por su aspecto, esas funciones estaban muy deterioradas. Pobre Maikel, tan solitario, tan desvalido, tan inseguro de sus actos durante todos estos años y ahora... la presión que tenía en el pecho era notable y se agarraba con su mano temblorosa como pidiendo por favor que parara que era demasiado doloroso para que una persona pudiera soportarlo, pero no fué así. El dolor se intensificaba y poco a poco le iba cortando la respiración. No sabía que hacer, toda su vida se reducía a una situación obvia, una pregunta esperada y una respuesta previsible. Sólo tenía una opción para apaciguar todo el dolor que sufría y que había hecho sufrir.
- Vale, lo haré, articuló la boca de Maikel mientras se arrepentía de lo que decía.
- ¡Excelente! exclamó aquel hombre con túnica negra mientras extendía el brazo hacia Maikel y con voz tajante exclamó varias veces... ¡Dame la mano!, ¡Dame la mano!, ¡Dame la mano!...
Mientras tanto, Maikel intentó ofrecerle su mano pero empezaba a ver borroso. Los ojos se le cerraban al unísono de aquella frase, los brazos le pesaban, cada segundo se hacía insufrible pero en cambio, él estaba a gusto. Se sentía bien a pesar de todo lo que hizo y pensó: Lo logré.
Acto seguido cayó desmayado en el pavimento. Yacía tendido en el suelo con los ojos abiertos con un halo de esperanza y una leve sonrisa que aclamaba la resurrección del nuevo mundo...]

FIN
Por: Clarke Zubobski

MIentras Matt -el empresario que sacó a la luz a Clarke por sus novelas- leía el último capítulo, levantaba la mirada observando con asomo el rostro del novelista y no parecía muy convencido de ese final. Clarke por el contrario estaba con la mirada fija y perdida como convencido absolutamente de la repercusión tan grande que podría acontecer esa escritura. Se veía firmando libros a todo tipo de gente, altos, bajos, blancos, negros y eso hacía que su orgullo no le cabiera en el pecho pero nada más lejos de la realidad puesto que enseguida Matt acabó de leer y hundió esa ilusión.
- Mira Clarke, voy a serte franco. No deberías dar pistas a los lectores poniendo tus problemas al protagonista no lo veo justo. Ellos sólo deben identificarse con el personaje o incluso engancharse con la trama principal pero nunca deben pensar que el protagonista de la historia te describe a ti mismo. Es un error bastante grave. Yo que tú lo cambiaría porque... No dejó Clarke que acabara Matt para interrumpir brusca e histericamente.
- El escritor soy yo y tú eres el que lo tienes que publicar. Tú decidirás sobre las hojas que puede ocupar, la letra que tiene que tener o cualquier otra minucia pero el contenido es exclusivamente mío, aclaró el escritor.
- Eso es cierto, pero también has firmado un contrato en el que se te prohíbe tajantemente mostrar cualquier información válida sobre tu vida y que lo puedan utilizar en tu contra. ¿Acaso no entiendes que pones en riesgo tu carrera? preguntó Matt esperando una reacción favorable de Clarke. Pero no fue así. Clarke cogió el contrato de encima de la mesa, lo cogió y se lo llevó consigo de malas formas.
Matt negó con cara de decepción y exclamó mientras la gran promesa Clarke Zubobski salía por la puerta:
- ¡Vas a caer, vas a caer y lo harás a lo grande! ¿Me has oído? ¡Ha llegado la hora Maikel!
Esa última frase desconcertó totalmente al escritor que paró en seco su marcha furiosa.
La palidez le invadió el rostro y un escalofrío le recorrió la espalda mientras pensaba el por qué le llamó así. No pudo por menos que girarse y preguntar asustado.
- ¿Qué has dicho? preguntó cabreado el escritor.
- Oye, sé que esto es complicado pero con un poco de esfuerzo podemos... le interrumpió Clarke que en esos momentos no podía pensar en otra cosa.
- No, no. ¿Por qué me has llamado Maikel? ¿Qué está pasando aquí Matt? ¿Acaso esto es una de tus bromas? Ja, ja... muy gracioso Matt.
- ¿Qué? Sólo te estoy pidiendo que me hagas caso. Santo Dios pero, ¿a tí qué te pasa? será mejor que descanses Clarke. Mañana volveremos a hablar de esto y te necesito en plenas facultades mentales. Luego te llamaré, replicó Matt sorprendido por la actuación de Clarke.
Ese día no dió para más. Clarke se encontraba en el sillón de su casa tumbado, exausto, viendo las noticias junto a la mejor compañera que podría tener en ese momento, una botella de Whisky. El tiempo no pasó en valde por Clarke que iva viendo como sus ojos le empezaban a desobedecer. Todavía era consciente de la realidad pero una parte suya ya se encontraba en el mundo paralelo que llaman los neurólogos. El sueño era profundo pero en cambio sus oídos permanecían alerta para escuchar a la magnífica presentadora.
- ...Los Miami Heat volvierón a ganar el título tras una final muy intensa... Noticia de última hora: ésta noche ha habido un asesinato en Miami. Un jóven aparentemente de unos 27 años se ha hallado muerto a la salida de un bar por causas desconocidas. Por lo visto, el asesino lo esperó fuera e inició un tiroteo a quema-ropa y con la misma sangre fría escapó dejando el cadáver inerte en el suelo. Se prevee que el asesinato fué por motivos de trabajo los cuales se desconocen. También nos han ofrecido el nombre de el jóven fallecido, se trata de Clarke Zubobski...
Clarke se desveló de golpe y se levantó de un salto en menos de un segundo.
¿Podría ser posible que hubiera otra persona con el mismo nombre? no, es totalmente imposible puesto que el apellido es de Polonia. Quizás el motivo es que al estar dormido haya oído otro nombre y apellido parecido y lo haya asociado al mío, pensó Clarke.
- ...Volvemos con la noticia de última hora, tenemos una foto del fallecido y está totalmente confirmado que el cadáver pertenece al del jóven novelista Clarke Zubobski...
Era increíble, su foto estaba allí, puesta en la pantalla en primera plana. Estaba muerto pero, ¿Cómo puede morir una persona estando viva? No se tenía en sí mismo y se tuvo que agarrar al sillón mientras se frotaba los ojos inundados de lágrimas. Esto ha debido de ser una broma de muy mal gusto, pensó y bastante tenía ya como para acabar el día peor aún. No sabía que hacer, daba vueltas por la habitación desesperado y sin nada a lo que aferrarse. Entonces agarró por el cuello a la botella de Whisky y le dió varios lingotazos la cual le pedía a gritos que le diera una tregua. Era algo paranormal, ver en la televisión tu propio cuerpo tendido en el suelo sin vida y la foto a la que le corresponde. Hasta que sonó el teléfono.
- Oye Clarke, sé que el día ha sido bastante duro pero mañana espero que llegemos a un acuerdo. Aclaró Matt.
- Escucha, ¿estás viendo las noticias del canal 8? balbuceó Clarke.
- No. Estoy viendo el partido en el canal 6, ¿Qué ocurre?¿estás bien? se interesó Matt.
- Por favor, pon el canal 8 y observa atentamente a la pantalla, insistió Clarke con los ojos como platos sin poder apartar la mirada del televisor.
- ¿Qué ocurre? Ha habido un asesinato ¿y qué le pasa? ¿Acaso le conoces? intentó sonsacar información Matt.
- Matt, Clarke Zubobski soy yo, es imposible que haya otro en este país. aclaró Clarke contundentemente.
- ¿Seguro que estás bien Maikel?
- ¿Qué? ¡Lo has vuelto a decir! ¡Me has vuelto a llamar Maikel! ¿Qué está pasando aquí? gritó Clarke en medio del silencio de la noche.
- Oye, en serio. Vete a dormir. Es lo mejor que puedes hacer a estas horas. Mañana será otro día y lo veremos todo diferente. No dejes que esto te afecte. Se despidió Matt mientras Clarke no era capaz ni de contestar a Matt al teléfono, ni de asimilar nada de lo que ocurría a su alrededor.
Unos leves rayos del sol atravesaban timidamente la ventana mostrando un nuevo día. Los pájaros cantaban al unísono, perfectamente coordinados entre sí como si de una orquesta profesional se tratara. El mundo volvía a amanecer sin cambios, sin ninguna novedad excepto en la vida de Clarke que ya no sabía quién era realmente. Se levantó tarde, sobre las 9 de la mañana con claros síntomas de haber dormido bastante mal. El rostro parecía desconfigurársele, con unas horribles ojeras y unos ojos rojos de haber pasado la mayor parte de la noche en vela.
Después de ducharse se sentó a tomar el café diario a la vez que leía la prensa. Le daba reparo abrir aquel periódico que parecía traído desde la mismísima ultratumba. El titular de la portada era claro, CLARKE ZUBOBSKI MUERE POR AJUSTE DE CUENTAS. Aunque a estas alturas ya poco le extrañaba, todavía miraba las fotos con un poco de recelo y nuevamente volvía a observar el cuerpo tendido que por el respeto hacia la familia, en ningún medio de comunicación ofrecían la cara de la persona. Segunda página, TODAVÍA SE BUSCA AL FUGADO DEL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO PODRÍA RESULTAR PELIGROSO. A Clarke se le notó algo distante frente a este segundo titular y bastante dudoso pero no tardó demasiado en menospreciar toda la información contenida en aquel periódico y tirarle a la basura.
Acto seguido, llamaron a la puerta con impaciencia. Clarke abrió la puerta con cautela y era Matt.
- Oye. Maikel esto ha ido demasiado lejos la policía empieza a dudar y eso no es bueno, dijo prácticamente desesperado.
- ¿La policía? ¿Por qué? Nosotros no tenemos nada con ellos, se extrañó Clarke.
- Mira, tengo que contartelo porque siempre hemos sido muy buenos amigos. Maikel... tú no eres novelista ni siquiera había ninguna novela. Estás enfermo Maikel. ¿Sabes quién eres? preguntó Matt.
- Soy... soy... ¡soy Clarke Zubobski! gritó Clarke mientras lloraba desesperado y se echaba las manos a la cabeza.
- No, Maikel. Clarke Zubobski era la persona que matastes y luego le quitaste la identidad para no volver allí. Para no volver al manicomio. Sabes de lo que estoy hablando Maikel, ¿verdad? Ha llegado la hora Maikel, es hora de dejarlo todo atrás y empezar de cero. Tienes que crear un nuevo mundo, un mundo donde no existan penas, ni llantos, ni sufrimiento. ¿Sabes lo que és eso Maikel? No, no lo sabes. Una vez estuvistes a punto de conseguirlo pero tu personalidad nos la jugó. No puedo volver a permitir tal comportamiento y he vuelto a tí como director del centro y amigo para enmendarlo todo, por eso te vamos a ofrecer una segunda oportunidad, nos lo debes.
- No, no, no... ¿Por qué he de volver? ¡No quiero volver allí! Te lo suplico, no me obliges, contestó Maikel de rodillas.
- Tranquilo, no te preocupes. Lo comprendo. Pero ya no hay elección Maikel. ¡Dame la mano! ¡Dame la mano! ¡Dame la mano!... insistió Matt.
Maikel ya no podía fiarse de nadie. Estaba sólo en un mundo donde estaría perseguido de por vida si no accedía. Sabía que no habría forma humana de salvarse ni sitio fijo donde esconderse. Por ese motivo, accedió libremente a darle la mano. En ese momento, Matt le inyectó un tranquilizante a Maikel, el cual empezaba a ver borroso. Los ojos se le cerraban al unísono de aquella frase, los brazos le pesaban, cada segundo se hacía insufrible. Ya no se sentía bien con nada y pensó: ¡Fracasé!.
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