Un cable HDMI transporta información digital, ceros y unos, y por lo tanto siempre ofrece lo que obtiene, ni más ni menos. Es un simple mensajero que no altera la señal. Dos cables HDMI siempre deberían ofrecer el mismo resultado partiendo de una calidad mínima en la construcción.
Es decir, la diferencia no radica en los fabricantes que utilizan materiales de mayor calidad, con escudos protectores, resistentes a dobladuras, chapados en oro y un sinfín de mejoras. El problema está en los “piratas” que escatiman en los materiales.