Piel de Corteza, si gusta pongo mas.

Dermatitis Verdilis: Enfermedad del hombre árbol. Afección psicosomática crónica de génesis cutánea que tiene por sintomatología la aparición de órganos vegetales funcionales y sensibles en zonas concretas que vienen a ser : pies, manos, frente y cuero cabelludo.

En episodios de fuerte angustia o depresión las erupciones pueden extenderse de forma indefinida.

No se conocen grupos de riesgo.








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Antes de que yo pensase en escribir este cuento cada letra que lo compone conocía cual iba a ser su lugar, igualmente cada uno de los personajes sabía que todos los eventos se alineaban empujándolos a lo inevitable.


¿Por qué me siento ante el folio en blanco y creo este mundo irreal?, ¿Por qué he incluso inventado una enfermedad?.
Porque yo soy el primero que me he visto empujado a lo inevitable, pero dime ¿Qué buscas lector en estos folios que, afortunadamente, no se te presentan en blanco?, llegar al momento al que te han empujado una cadena de acontecimientos.
Digamos que la elección es una ficción a base de hilos de seda, que lo que llamamos libertad es un fuerza que nos empuja hacia un objeto, que hace mucho, cada uno eligió involuntariamente.


Estas elecciones te han forzado a que ahora sepas que en tu imaginación hay un niño, cabello rubio y piel pálida, ¿Qué edad dirías que tiene?, digamos que seis, ¿Y tiene nombre?, evidentemente sí. El niño que corre y levanta el albero del parque donde todas las tardes juega se llama Carlos Cortaran, hoy lo hace especialmente rápido, hace sol y calor, sin embargo no es necesario que te encariñes mucho con él, en unos pocos renglones estará muerto.

Si este parque concreto sobre el que Carlos esta corriendo, levantando una humareda amarilla es circular no podemos dudar que Anita está sentada en una esquina, ¿Desafía a la geometría?, mas bien a la óptica y es que todo viandante, mendigo, muchacho, borracho, padre o mujer no puede evitar que su mirada vaya a esa niña de 8 años, de pelo denso y negro que cubre su cabeza, ojos verdes, aún inocentes, y cuerpecito que grita flexibilidad, tantas miradas tan dirigidas deforman el parque, su recuerdo, haciendo que Anita Mateus permaneciera eternamente en la misma esquina, estática en la infantil gracia.


Carlos estaba enamorado, como lo hacen los niños, de vez en cuando su carita se trastornaba, se llenaba de pena. Un pensamiento le asaltaba. Hola Anita ¿Quieres jugar conmigo?, claro Carlos, tengo un cubito rojo donde cabe muchísima arena, ¿Puedo verlo?, ¡Claro Anita!, ¿Me lo vas a regalar?, Sí Anita, como no…
Ese 7 de Septiembre el maldito dialogo se repitió 12 veces en la cabeza de Carlitos, era un buen día, el 5 sonó 34 veces en la mente del niño, con una voz monótona, percutora, con imágenes llenas de contento.
Cuando unos meses antes la idea había nacido en su cabeza el cubito era amarillo, pero de tanto uso que le dio acabo deformándose, tornando a rojo.








Un día, era 10 de Octubre, acabó ocurriendo la escena mental, nada mas finalizado sabed que Carlos habrá muerto. Nadie sabe exactamente como la pelota de tenis fue a parar al regazo de Anita, quizás la pobre esferita estaba enamorada también, tampoco se conoce el misterio encerrado en cada pasito de la niña, el motivo que la indujo a plantarse ante Carlos Cortaran, extender el brazo moreno, y ofrecer la pelota, creyéndole su dueño.

Hola Anita ¿Quieres jugar conmigo?.

No, eres un niño chico. Adiós. Anita Mateus se giro, corriendo hacia su esquina.

Ana da pasos largos, y todos ven que es verde, Ana se sienta, la pelotita cae de la mano de Carlos y es verde, Ana toma su muñeca, de la frente de Carlos nace la hoja lanceolada y es verde, Ana es feliz, la madre de Carlos llora cuando le toma, es verde, Ana sonríe, Carlos Cortaran ha muerto, Caracorteza, Caraárbol… Nombres que no conocen bautizo nacen, teñidos de verde.
La Dermatitis verdilis surgió en el niño, ahora es un enfermo, el niñito está muerto, es un cadáver con una hoja en la cabeza.

La elección del niño enamorándose, tu decisión de leer este cuento, mi iniciativa al escribirlo… infinitos eventos se han coaligado para condenarlo a la infelicidad.
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