El alcoholismo es una enfermedad, no una elección. El alcohólico nace, no se hace. No es que un bebé llegue al mundo necesitando ingerir alcohol, pero sí puede tener una predisposición genética que, tarde o temprano, afectará su personalidad y lo hará vivir incómodo consigo mismo, esto lo llevará a intentar fugarse de la realidad. No es necesario que su situación sea difícil ni que su vida esté llena de problemas, para la personalidad alcohólica la realidad siempre es inaceptable. Desde la infancia, quien tiene esta predisposición se siente inadecuado e inconforme tanto consigo mismo como con el entorno que le tocó en suerte. Se lamentará de sus rasgos físicos, de su familia, de su ambiente y hasta querrá haber nacido en otro tiempo y otro lugar. Sentirá una imperiosa necesidad de afecto aunque de manera imprecisa y lo buscará con desesperación. Si acaso lo tiene, lo más probable es que no lo vea o no esté capacitado para recibirlo.
Quien nace con esta predisposición sufre constantemente. No disfruta de la vida y nada le perece suficiente. Vive sufriendo y sufre viviendo. Al cruzarse la bebida en su camino, considera que le hace falta su efecto sedante y bebe para sentirse bien. Al principio, tiene la impresión de que el alcohol lo estimula, lo desinhibe y le da otra personalidad (una mejor); le reduce la ansiedad y le proporciona una tranquilidad y alegría ficticias además de adormecer momentáneamente sus frustraciones. El problema es que con el tiempo, irá necesitando cantidades más grandes de alcohol y mayor frecuencia para conseguir el mismo efecto calmante hasta que llega un día en que le es imposible detenerse. Entonces, se ha convertido en necesidad.
La adicción al alcohol es una enfermedad incurable y mortal. No hay medicamento que la cure ni fuerza de voluntad capaz de vencerla. Sin embargo, existe al alcance de todos, un sistema de vida en que muchos enfermos logran recuperar su dignidad y encuentran estabilidad emocional. Quienes se acercan a los grupos de Alcohólicos Anónimos son los afortunados que se salvan de una muerte segura. En realidad logran detener el progreso de la enfermedad con un programa de recuperación.
La mujer alcohólica, sin embargo, aún está en desventaja en comparación con el hombre. En primer lugar está el rechazo social. Se ve mal que una mujer tome en lugares públicos hasta perder la compostura mientras que se acepta –y en ocasiones hasta se aplaude- que un hombre se embriague hasta perder la conciencia. Esto ha hecho que muchas alcohólicas beban a escondidas en la privacidad de su hogar. Es tanta su vergüenza que difícilmente pedirán ayuda. Los familiares no lo dicen, pero muchas de ellas mueren de congestión alcohólica en su propia cama.
Otra desventaja en la mujer es biológica. Diferentes estudios muestran que su organismo se deteriora más rápidamente que el del hombre a consecuencia de los efectos del alcohol. El nivel de éste en la sangre es mucho más elevado en una mujer que en un hombre aun cuando hayan ingerido la misma cantidad.
Además, existe un gran riesgo cuando la mujer alcohólica se embaraza. Está comprobado que miles de mujeres que bebieron durante el embarazo han dado a luz bebés con defectos irreversibles relacionados con el alcohol. A estas anormalidades, entre las que puede darse un severo retrazo mental, se les conoce como síndrome fetal del alcohol (SFA). Aún cuando el feto no se viera afectado, el niño se verá afectado emocional y psicológicamente. Desafortunadamente, para el hijo de una madre alcohólica, los momentos de más tensión emocional son aquellos en los que menos cuenta con la posibilidad de recibir una atención adecuada.
Cuando una mujer vence la negación, acepta su enfermedad y acude a un grupo de AA, se enfrenta a la necesidad de hacerse responsable de su propia existencia. Si ha sido preparada y educada para depender de alguien le será mucho más difícil. De por sí, la personalidad alcohólica suele estar bien armada de justificaciones y pretextos. Posee una gran habilidad para culpar a todo el mundo y a todo de lo que le pasa.
Actualmente, llegan a los grupos muchas mujeres cuyo alcoholismo se ha complicado con el uso de diferentes drogas, generalmente farmacéuticas. Esto hace más difícil su proceso de recuperación.
Si sospecha que usted o alguien cercano puede ser víctima de esta enfermedad no lo piense más. Acuda al grupo AA 24 horas más cercano donde le resolverán todas sus dudas. Recuerde que es un asunto de vida o muerte.