[un pequeño relato inspirado en mis paseos por Portobello:
Las noches de diciembre no eran iguales; Pedro vivía en un claustrofóbico apartamento en Notting Hill. Su vida era un tanto monótona; se dedicaba a hacer emparedados para una compañía de supermercados ingleses y algunas tardes tocaba la guitarra en el metro.
Esa nublada mañana de diciembre decidió no ir a la factoría de emparedados. Siguió su rutina diaria hasta el portal de su casa, lugar en el que decidió no ir a trabajar sino dar un paseo por Portobello Road.
Salió del portal pensando en que hacer con su vida tras ese lapso que se había tomado para darle un giro a su vida. Tomó un café y fue caminando hasta la zona de antigüedades del mercado; en el camino comenzó a caer un palo de agua lo que le hizo parar durante unos instantes en el toldo de una tienda de ropa delante del Electric Cinema.
Pedro no podía salir de su asombro, creía ver un espejismo, estaba sucumbido en una marabunta de sensaciones al verla. Habían pasado casi cinco años desde aquel verano en La Bajita.
Pedro sintió curiosidad por saber si era ella realmente, si era la chica de su adolescencia la que trabajaba en aquella tienda de Portobello.
Se acercó a ella y le dijo–Hi! Do you like a chuso in La Bajita right now?-.
La chica se quedó sorprendida con lo que Pedro había dicho nada probablemente por su bajo nivel de ingles.
-I told if you want to have Casa Goyo papas arrugadeison-con un curioso acento. La chica perpleja al escuchar esa oración le dijo-Have you been in the chipi-chipi?
Lla situación no podía haber sido más surrealista para las personas que se encontraban en la tienda pues aquello no gozaba de ningún sentido salvo para ellos. En ese momento Pedro agarro la mano de Guacimara con fuerza pero con delicadeza.
El destino les había llevado a volver a estar juntos tras cinco años separados por casualidades del destino.
-¿Quién me iba a decir que te encontraría aquí en casa del carajo?
-Ha pasado casi una bajada de la virgen que no nos vemos.
-Joder, ¿Quién lo diría?
Tras una corta pero intensa charla quedaron para salir a cenar en algún lugar y momento del espacio tiempo. Esa misma mañana Pedro presentó el finiquito en la factoría y fue a su pequeño zulo a componer algunas canciones para celebrar la vuelta a los viejos tiempos.]