Un país llamado caóticus 3 - Libertad de prensa.
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Fábricas de ídolos abobados cuyo destino, más tarde, sería el almacén de despojos, sociólogos que manejaban a las multitudes a su antojo, directores de periódicos que se convirtieron en títeres presionados por los patrocinadores que a su vez eran títeres de los accionistas, que a su vez estaban estresados por las traicioneras O.P.A.S.
Silencios acusadores que destrozaban conciencias, voces que enmudecían cuando debieron hablar, quizás los buenos no eran tan buenos ni los malos tan malos. Engaños, burlas, falsedades, tal vez sea esto lo que merecían o quizás no. ¿Quién podía estar seguro de nada? Tal vez los artífices de tanta mentira, de tanto malabarismo mediático.
Gritos sin voz, llanto sin lágrimas, sangre que fluía pero nadie parecía ver, sufrimiento y abuso que nadie denunciaba, gilipolleces a las cuales se les daba un protagonismo exagerado, certeza convertida en laberinto insalvable, verdades devaluadas, mentiras elevadas al rango de heroínas, nadie quería escuchar ni verdades, ni acusaciones, sólo fantasías, fábulas, cuentos y preciosas mentiras.
LA FÁBULA.-
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Fábula;
Ante un auditorio compuesto por estafadores, gusanos, buitres, ratas y maestros de la mentira, dijo el más ingenuo del lugar:
- Creo humildemente que esto, en mi modesta opinión, ni es una democracia y, lo que es peor, ni lo parece. -
Nada más decir estas palabras una parte del auditorio se lanzó sin piedad sobre él y lo descuartizaron. Después preguntaron si había alguno más que opinara lo mismo.
EL ARO, CÍRCULO VICIOSO
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Caóticus era un país donde los poderes mediáticos mas influyentes pensaban que tenían la sartén por el mango, poco después se dieron cuenta de su error.
Llegó un día un señor muy elegante a la redacción de un periódico de muchísima tirada y grandísima reputación con un reloj de platino Patek Philippe en la muñeca, un traje carísimo de Armani y un maletín de exquisita piel italiana.
Dijo:
- Buenos días. Por favor, el director general me esta esperando.
El conserje le pregunta:
- ¿Es usted el señor Dolarini Forrado?-
- Efectivamente.-
- Buenos días señor Forrado, el director general le está esperando, sígame por favor.”-
El conserje llamó a la puerta
- Señor director, aquí esta el señor Dolarini Forrado-
- Hágale pasar por favor. Señor Dolarini, a mis brazos (Después de saludarse cariñosamente)- Usted dirá señor dolarini - Le dice el director del periódico “El Obediente“.
- Señor director general, creo sinceramente que su magnifico periódico, ofrece una información veraz e interesante, pero como usted sin duda sabe, yo represento a veinte empresas que utilizan los servicios publicitarios de su magnifico periódico. Dicho esto, considero mi deber advertirle que hay alguna información fuera de tono y sin duda transgresora de las buenas costumbres, que incomodan a mis representados - Y continuó - Por lo tanto mis clientes piensan que quizás podría usted hacer que el tono tan agresivo se suavizara con relación a algunas críticas referentes a las empresas que represento y que gracias a los cuarenta millones de euros que abonan a su periódico “El obediente“ en conceptos publicitarios, sin los cuales, para qué engañarnos, su periódico no sobreviviría. -
- ¡¡¡¿¿CÓMO??!!! ¿¿ACASO PRETENDE COACIONARME?? -
- Por favor querido señor director, nada más lejos de mi intención molestar a un caballero tan inteligente y, por qué no decirlo, tan atractivo como usted. Sin embargo, es mi obligación advertirle sobre su tendencia a exagerar, por ejemplo, la supuesta corrupción de Sobornos. S.A, Prevarica. S. L. y Cohechos. C.B., empresas que yo represento, y que mantiene boyante la economía de este periódico, y debe admitir que resulta anti-natura criticar a quien le da de comer, metafóricamente hablando claro. -
- Entonces señor Dolarini, si no criticamos la corrupción ¿Qué vamos a criticar?-
- Créame si le digo que hay temas muy interesantes para los lectores, y menos molestos para mis representados, por ejemplo, que fulanito se acuesta con una actriz o con una modelo, eso sí presuntamente, que si uno a inventado un combustible a base de remolachas, que si una camella a parido un híbrido de elefante y camella y se llama -camefante-… En fin, imaginación, querido amigo, imaginación. -
Después ambos se saludaron efusivamente y se despidieron.
Acto seguido, el conserje llamó a la puerta:
- Señor director, aquí hay unos señores que dicen ser interlocutores de algunas empresas patrocinadoras y que vienen a presentarles sus respetos -
- Muy bien Ramírez, que pase el primero.-
Entraron uno tras otro y a la media hora estaban todos atendidos y a juzgar por sus caras quedaron muy satisfechos, entonces el director le dijo al conserje
- Ramírez dígale al señor Hojarasca, (vicepresidente) y al señor Heno (jefe de redacción) que vengan inmediatamente a mi despacho.-
Entonces el director les contó más o menos lo que habían acordado él y los patrocinadores:
- Por lo tanto señores sólo nos quedan dos opciones, o aceptar las condiciones de los patrocinadores o cerrar el periódico. -
Estuvieron callados un rato, hasta que balbuceante el redactor jefe dijo:
- Entonces perderemos nuestra independencia …
- Efectivamente, pero no obstante yo le haría la siguiente pregunta ¿Qué prefiere? ¿Perder su bonito coche, sus dos lujosas casas, sus vacaciones a Hawai, o sus maravillosas cenas, las que su esposa piensa que son de “Trabajo”? ¿Prefiere usted perder todo eso o su independencia?-
Entonces sin pensárselo ni cinco segundos dijo:
- Queridísimo señor Forraje (director), a sus pies.
- Por lo tanto usted, Señor Hojarasca, encárguese de contratar a guionistas, a algún periodista que parezca honrado, que lo sea o no me da igual, ah, y al que no pase por el aro, a la puta calle. En cuanto a usted señor Heno, vaya mentalizando al personal de que nuestras críticas van a cambiar el rumbo de forma sustancial. Yo me encargo del consejo de administración, lo cual es muy fácil, porque a esos sólo les interesa el dinero y como con el nuevo acuerdo, nos han subido los emolumentos. Todo resuelto, además creo sinceramente que los patrocinadores tienen razón, pues nos estábamos apartando de las buenas costumbres, no me cansaré de decirlo ¡¡Qué bella es mi democracia!! -
CONTINUARÁ
FIN
Estos escritos son una continuación de un cuento llamado - Érase un país llamado Caóticus - Por lo tanto cualquier coincidencia con algún hecho real, no sería más que eso.
Tori21