Novedad: He hecho un lenguaje para pasar el lenguaje de la mente a lenguaje normal y viceversa; quien lo quiera que me lo pida por aquí o por privado.
CAPÍTULO 5
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[/align] Tander llegó a un gran edificio hecho de piedra tallada y con multitud de adornos en su fachada. Entró en él, atravesando un pasillo y llegando hasta un amplio patio interior en cuyo centro se encontraba un gran árbol. Junto al árbol había varios hombres, todos ellos de cierta edad y vestidos con ropas de color gris oscuro. Todos ellos tenían barba y en sus rostros se apreciaban gestos de preocupación, se encontraban sentados en viejas y ornamentadas sillas de madera.
Tander se sentó en una silla. Algunos le miraron, otros continuaban absortos en sus pensamientos.
- La situación empeora –dijo uno de ellos–, hemos tenido constancia de más hurtos y mentiras; así como de una actitud de codicia que se está extendiendo por todo el valle. Incluso ha habido disputas violentas debido a asuntos triviales como el ganado, las tierras o las diferentes costumbres de las familias.
- ¿Quién habrá podido introducir estas actitudes entre la gente del valle? –inquirió otro–. Todo esto viene pasando desde hace cinco días y cada día empeora.
- Hemos de estudiar nuestro libro sagrado, puede que en él se predigan estos acontecimientos –opinó Tander.
Varios de ellos, incluido Tander, se dirigieron hacia una vieja puerta de madera de color corinto desgastado. Introdujeron una gran llave y accedieron al interior de la habitación. El interior era impresionante, la habitación era inmensa y había viejos libros en todos lados. Era imposible ver ninguna pared debido a las estanterías llenas de libros que alcanzaban hasta donde terminaba la pared y comenzaba el techo, a unos treinta metros de altura.
Tander tomó un viejo libro, titulado El valle de la luz, origen y destino. Era un libro grande y muy viejo. Comenzó a leerlo minuciosamente por el índice; en él se indicaba que el libro no debía ser consultado a no ser que la situación realmente lo requiriera; una buena muestra de ello es que en toda su vida no se había consultado y el aspecto del libro daba prueba de que no se había tocado en mucho tiempo.
Tander comenzó a examinar el índice del libro; confiaba ciegamente en ese viejo libro escrito en tiempos inmemoriales por no se sabía quién. Encontró varios capítulos en el libro hasta llegar al que, aparentemente, contenía la respuesta a todas las incógnitas que asaltaban la mente de todos los sabios.
De los dioses
El origen de la tierra
El valle de la luz
Las tierras oscuras
La pérdida
Las sombras del valle de la luz
Al encontrar este capítulo, Tander dejó de mirar el índice y se dirigió a él:
Llegará el tiempo en el que el valle de la luz experimentará el temor, la duda, la codicia, la mentira, el egoísmo y el desconcierto. Todos estos males se sembrarán en la tierra del valle de la luz, las circunstancias empeorarán, nadie estará seguro. La desconfianza se generalizará; la semilla del odio y el rencor se extenderán como el viento esparce las semillas. Nadie podrá escapar.
Tander dejó de leer, un temor lo invadió. Era consciente de que se comenzaban a enfrentar a una situación terriblemente desconocida y cruel que las, hasta ahora, pacíficas gentes del valle de la luz no habían acertado a imaginar ni siquiera en sus peores pesadillas. El capítulo proseguía explicando las malas condiciones y diciendo que una fuerza maligna, superior a la malicia que pudiera tener cualquier mortal, era la que se había encargado de extender esta maldad por el valle de la luz.
Tander se remitió a los capítulos anteriores para intentar determinar el por qué de esta fuerza maligna y su procedencia.
Tras cinco horas de exhaustiva investigación ayudado por otros sabios, Tander halló respuesta a muchas preguntas. Descubrió que el origen de la malicia que ahora se extendía por el valle eran antiguos hombres nobles, que recibieron de los dioses La piedra plateada, que les confirió la inmortalidad y un gran poder. Este poder les había corrompido y se habían vuelto seres malvados, que disfrutaban con la muerte y el sufrimiento ajeno. Sin embargo, había una manera para acabar con su inmortalidad: si alguien era capaz de llegar a La fortaleza de las tinieblas y conseguía llegar hasta el último cuarto de ella, podría destruir La piedra plateada, donde residía la fuerza de la inmortalidad de estos seres.
Otro aspecto más se veía aquí implicado; estos seres en su afán de más poder y dominación habían acabado con el rey del valle de la luz. El libro relataba como desde el principio había existido una línea real que había ejercido el reinado con justicia e imparcialidad. Sin embargo, en un viaje del rey a las tierras oscuras (o tierras desconocidas) estos seres se habían encargado de encerrarlo en las cavernas de su fortaleza hasta morir. Hicieron llegar un comunicado a las gentes del valle en el que, haciéndose pasar por el rey, manifestaban su renuncia a la corona así como la imposibilidad de que su descendencia la continuara y en el que, como última ley, prohibió toda mención de la corona para siempre. Por lo que la generación actual no había llegado a tener conocimiento de ese pasado. Toda esta parte estaba escrita en tiempo futuro, aunque incorporaba la línea genealógica de los primeros reyes.
- Hemos de hallar al hombre de la descendencia real –exclamó uno de los sabios que había analizado el libro.
- Él debe resolver esta situación –dijo otro.
- No nos precipitemos –dijo con tono pausado uno de los más ancianos–, puede que el libro contenga el papel que el rey debe desempeñar.
Se dirigieron al índice, dirigiendo sus miradas hacia el siguiente capítulo.
El elegido
Cuando el avance de las sombras en el valle de la luz parezca imposible de detener surgirá un hombre. Será de apariencia débil, como la de un muchacho, pero su espíritu será fuerte y su corazón puro. Procederá de un lugar lejano y su llegada será sin aviso previo. A él está destinada la tarea de liberar al valle de la luz, sólo él podrá enfrentarse a tan maligna fuerza.
- ¿Quién podrá ser? –preguntó uno de los ancianos–. Nadie de fuera del valle ha venido nunca a estas tierras.
- Yo creo que sé quién puede ser –dijo Tander solemne.
Todos los ancianos dirigieron sus miradas hacia Tander; la intriga se había adueñado de la mente de cada uno de ellos.
- Mi hija encontró hoy a un muchacho en el llano del aljibe. No es del valle, sus ropas son diferentes y ni siquiera conocía el lenguaje de la mente cuando mi hija lo halló, aunque lo aprendió enseguida sin ninguna explicación aparente.
- ¡Eso es imposible! –exclamó uno de los ancianos–. Nadie en semejante situación puede comprender ni acometer empresa de tal magnitud.
- Lo predice el libro sagrado –le respondió otro–. Debemos asegurarnos de encontrar a alguien de esas características y comprobar que es el verdadero elegido.
- ¿Y qué hay del papel del rey? Él tendrá que ver algo en todo esto, –interrumpió uno de los que antes había sugerido buscar el descendiente en la línea genealógica real.
Decidieron seguir leyendo en el libro sagrado para obtener más información acerca de lo que debían hacer.
El elegido sólo podrá ser reconocido por una persona, una persona cuyo corazón sea puro y en cuya mente no haya malicia. A los ojos de los hombres será tan sólo una niñita sin valor, pero esta guardará más sabiduría que la unión de todos los reyes y sabios habidos y por haber. Su corazón dictará la identidad del elegido.
El libro también incluía las primeras generaciones de la línea genealógica de la familia a la que la niña pertenecería. Después de ver esto siguieron leyendo para ver si el libro daba instrucciones acerca del papel del rey.
El descendiente legítimo del último rey del valle de la luz no deberá ser hallado hasta después de ser conocida la identidad del elegido, los acontecimientos entonces se precipitarán como la inexorable lluvia de una fuerte tormenta sobre el vasto campo. Deberá estar preparado para lo peor, pues tiempos no gratos le aguardan.
- Yo creo que lo correcto sería buscar en primer lugar a la niña y una vez que sea hallada llevaremos a los posibles candidatos para que descifre al verdadero elegido. Pienso que el libro transmite ese pensamiento –opinó Tander.
- Creo que es una buena idea, debemos extender la noticia por todo el valle para que si alguien conoce a un hombre que coincida con la descripción pueda comunicárnoslo y nosotros lo llevemos ante la niñita –opinó uno de los más ancianos.
- ¡Que se difunda, por tanto, la palabra de que buscamos a un joven extranjero! Todo el mundo debe saberlo –concluyó otro.
Muchos de los sabios salieron entonces del edificio, hacia las plazas públicas para comunicar la noticia al pueblo, también enviaron mensajeros a las poblaciones de Tudmin, Jedmen y Ralen. Sin embargo, otros permanecieron allí, escrutando los libros de registro en busca de la familia de la niña anunciada en el libro sagrado.