"Quiero dejar de no vivir" (Eutanasia - Madeleine Z.B)

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Supongo que lo habreis visto todos en el telediaro pero me gustaría ver qué opina la gente.

Madeleine Z., de 69 años, sufría una grave enfermedad progresivamente paralizante. Se quitó la vida, durmiéndose, el viernes pasado en su casa de Alicante. Militaba por el derecho a una muerte digna. Le acompañaron dos voluntarios de su grupo proeutanasia. Temía quedarse totalmente inválida. Éste es el relato de su decisión.

"Estoy muy bien". Deja caer las manos sobre el embozo. Comienza a roncar suavemente. "Buen viaje, Madeleine. Vete en paz", dice Jorge

"Cuando veas una nube regordeta, sabrás que soy yo", le dice Madeleine a su amiga. Se abrazan. "Yo no te quiero". "Yo a ti tampoco"

"Ayer lloré mucho, yo creo que porque me acordé de todas las cosas buenas de mi vida. Siempre he estado en desacuerdo con todo"

Regresa con la respiración agitada. Tosiendo. Así de cruel es la ELA, debilita brazos y piernas, todos los músculos, mientras se conserva la lucidez

"Creo que no se me olvida nada. La carta al juez, los papeles, está todo. ¡

Inshallah!". Madeleine se levanta trabajosamente de la silla de ruedas, y, al abrir la cama, la estira con sus manos vencidas. Nunca pudo soportar las arrugas en las sábanas. Se quita las gafas y se atusa el pelo canoso, brillante, para tumbarse. "Estoy feliz, y contenta de tenerles aquí", sonríe. El primero en abrazarla es Jorge, un voluntario de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD): "Madeleine, se muere como se vive", le dice al oído. Luego la besa Leonor, la otra voluntaria. Se sienta en la cama y la mira, los ojos demasiado brillantes.

La mujer se echa boca arriba, y se arropa, la lengua más torpe: "Huy, estoy en una nube... pero contenta... de verdad. Me voy a dejar ir despacito..."

-Como una señora- le contesta Jorge, a los pies.

-Estoy muy bien...

Levanta un momento las manos sobre la cara y las deja caer sobre el embozo. Comienza a roncar suavemente.

-Buen viaje, Madeleine. Vete en paz.

Esta escena ocurrió la noche del viernes 12 de enero, en un modesto segundo piso sin ascensor frente al Mediterráneo. La casa de la mujer.

Quince minutos antes, Madeleine Z., una viuda de origen francés de 69 años había cambiado su pijama de raso por uno viejo y cómodo, de algodón color lila. Había rebañado un vaso, torpemente -sufría de una dolencia progresivamente paralizante y fatal, la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que debilita los músculos- en el que mezcló con helado un polvo verdoso (unos fármacos molidos que guardaba en un táper). "No puedo decir que sea mi postre preferido", anunció, mirando pícaramente por encima de las gafas, con una mueca de asco.

Los dos voluntarios enviados por DMD (cuyo nombre es supuesto, su anonimato fue requerido por la asociación) habían llegado cuatro horas antes para acompañar a la mujer, una de los 2.000 socios del grupo, en su "autoliberación". Así llama la federación pro eutanasia al suicidio cuando el enfermo está en una situación terminal o con padecimientos que juzga insoportables. Y que tiene la voluntad firme, inequívoca y mantenida en el tiempo de poner fin a su vida. Como Madeleine. "Quiero dejar de no vivir. Esto no es vida", repetía.

Iban a vivir un momento intenso, emotivo. Excepcional. Pero no ilegal, en opinión de DMD. La ley española (artículo 143 del Código Penal) castiga con la cárcel a quien induzca al suicidio o coopere "necesariamente" con él, es decir, con medios imprescindibles para que el enfermo muera, como proporcionar fármacos para un cóctel letal o recetas, según DMD. En este marco legal, la asociación facilita desde julio de 2006 a los socios con más de tres meses de antigüedad una Guía de autoliberación elaborada por médicos y revisada por juristas del grupo. Se trata de información ya publicada o que se puede hallar en Internet para procurarse una muerte digna con diversos métodos, entre ellos mediante una mezcla de fármacos. "El suicidio es impune en España, y dar información también lo es", señala el documento. DMD mantiene que, en ningún caso, induce al suicidio y ofrece a los socios acompañar sus últimos momentos con voluntarios. Madeleine aceptó.

Ella había pedido la guía y conseguido la medicación. También había seguido, punto por punto, los consejos del documento. "Es la primera vez en mi vida que le hago caso a los médicos", bromeaba. "A partir de que conseguí la solución, me sentí aliviada". La mayor parte de quienes consiguen la medicación que indica la Guía de autoliberación no la utiliza nunca. Simplemente se sienten con más control, más seguros.

Sólo el 0,3% de todas las muertes son similares a la de Madeleine, según datos de una encuesta europea de 2001, que cifraba así los fallecimientos eutanásicos. En Bélgica, el último país que ha despenalizado la eutanasia (en 2002), las cifras no subieron, para sorpresa de las autoridades. Pero ahora se hacen con control médico. La mayoría de las primeras 259 muertes registradas fueron de pacientes de cáncer (82%). Pero el 8,5% de ellos, sufría, como esta mujer, una enfermedad neuromuscular evolutiva.

Cuatro horas antes de que se meta en la cama, Madeleine recibe con un abrazo a los voluntarios. Ya les conocía. Ofrece una bebida: "Tengo de todo: cava, vino, saladitos y también pasteles, que ha traído ella", y señala a una amiga, que se retuerce constantemente las manos. "Pero bueno, Madeleine...", protestan. "Es para la espera".

Se abre una botella de Rueda blanco. Ella, con las manos laxas, se lleva a los labios una lata de cerveza. Jorge intenta, una vez más, asegurarse de la determinación de la mujer:

-¿Por qué no quedamos otro día, pero para charlar?

-No. Estoy mentalizada y la gente, preparada. Hoy he enviado las últimas cartas.

Y cambia de tema:

-Mira, Jorge, esa planta de ahí (señala una gran maceta) es para ti. Y a ti, además, te tengo preparados unos libros.

-¿Has dormido?

-Sí. Ayer lloré mucho, no sé por qué, yo creo que porque me acordé de todas las cosas buenas de mi vida. Esta noche he tenido un sueño. Estaba en un ataúd de acero, oxidado. Un operario lo empujaba hacia el horno crematorio, pero iba haciendo un ruido horrible, gññ. gñññ. Y yo me levantaba y le decía, "oiga, que lo está moviendo mal"-, concluye con una de sus risas, que, sin embargo, corta en seco- Yo no estoy nunca de acuerdo, siempre he estado en desacuerdo toda mi vida. Sí que he sido curiosa, me encanta la gente. Lo he pasado muy bien.

-Has vivido bien-, remacha su amiga.

-Sí, he vivido bien, pero una noche me caigo, porque me fallan las piernas, que a veces tengo que darme friegas en ellas para poder moverlas, me llevan a un hospital y me quedo en una cama hasta que me muera y a saber cómo.

Como otras muchas veces (EL PAÍS mantuvo dos largas conversaciones con ella en dos días de diciembre y una decena de comunicaciones telefónicas en enero), Madeleine, que amaba vivir sola, y lo hacía desde que se quedó viuda, 20 años atrás, cuando también su hijo, de 35 años, se fue de casa, expresa el temor de que su progresiva invalidez le robara la independencia. El médico que, a iniciativa de DMD, la visitó para evaluar su situación en dos ocasiones asegura: "Su caso es excepcional por su planificación y serenidad. Hay gente que lo plantea, pero no lo ha pensado. No tratan de evitar todo el sufrimiento, porque cuando se llega a este punto ya se ha sufrido mucho, tanto, que su vida se les hace insoportable. Madeleine intentaba no llegar a una situación para ella indecorosa. Vivió intensamente y no quiso perder su autonomía".

Hace meses que la mujer, que participó en la agitación del París de los cincuenta, fue modelo de peluquería y regentó un restaurante junto a su marido, escogió el 12 de enero para poner fin a su vida. ¿Razones?. "Es después de las Navidades, para que mi hijo y mis nietos las pasen tranquilos. Habrá llegado la pensión de Francia, para que no haya problemas económicos. Y me hallarán el sábado, el día en que mi hijo, que trabaja toda la semana fuera, está en casa".

-¿Y si tu hijo te dijera, "vente a vivir conmigo"?

-No, ni siquiera. No puedo ni coger a mis nietos en brazos. Pronto sería una carga para ellos. Mi psicólogo me buscó una residencia junto al mar, pero no quiero que me limpien el culo, ni por mí ni por los demás.

Tras la cristalera, el mar en calma se tiñe con el reflejo de la puesta de sol. La amiga decide irse.

-Cuando veas una nube regordeta, sabrás que soy yo.

Se abrazan.

-No te quiero.

-Yo a ti tampoco.

Madeleine vuelve la cara hacia la luz, con los ojos rojos.

-Me gustaría hacer una fiesta, pero esto no se lo puedes decir a todo el mundo, porque la gente no lo entiende. La muerte es mía, me pertenece.

-Tiene que haber un cambio cultural.

Quizás no tanto. Tres de cada cuatro jóvenes españoles creen que es correcto ayudar a morir a un enfermo incurable, según una encuesta de 2006. Entre los menores de 45 años, las cifras de apoyo a la eutanasia rondaban ya en 1995 un 70% y disminuían en edades superiores, pero eran mayoritarias (en torno al 53%). El PSOE prometió en su programa electoral crear una comisión parlamentaria que estudiase la despenalización de la eutanasia. No lo ha cumplido.

La tarde se va. Madeleine, cerveza en mano, habla de su hijo, de los 20 gorriones que se acercan a comer cada mañana, y de cuando le detuvieron en Barcelona en los sesenta por llevar minifalda. Con su silla de ruedas, se mete en la cocina para sacar un helado del congelador. Entonces llama a Leonor y le pide que le lleve un esqueje que tiene en un tarro con agua. Se levanta de la silla, y como una marioneta, se inclina sobre el fregadero.

-Esta planta es muy delicada, las hojas se pueden rasgar fácilmente, si no tienes cuidado.

Y se pasa un buen rato, casi el último rato de su vida, rodeando las raíces que ha echado un esqueje. Primero de algodón, luego de papel de cocina, luego de papel de aluminio.


Texto completo en: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Quiero/dejar/vivir/elpepusoc/20070117elpepisoc_1/Tes
joder se me ponen los pelos de punta, solo imaginar que los ultimos momentos de su vida estan a dos pasos...

leer esto resulta un tanto fuerte...

(por cierto creo que no te a entrado todo..)
Me parece una opcion razonable la eutanasia, pero por favor, esto no es un circo, y estan haciendo que esto parezca un circo.
bartews3 está baneado por "Clones"
Mierda, se puso mal el post. Bueno, también cortó la parte donde comentaba que el hijo demandó a la asociación porque unos voluntarios estuvieron durante el momento de su muerte.

El texto completo aquí: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Quiero/dejar/vivir/elpepusoc/20070117elpepisoc_1/Tes

Comentarios del hijo: "Si mi madre había tomado una decisión de acabar con algo, que no sé muy bien con qué, puede ser respetable, pero que haya tres personas aquí viendo el fallecimiento no lo veo correcto"

A mi la postura del hijo me parece un poco egoísta ya que no respeta lo que quiso su madre.
Yo mientras la persona este en plenas facultades mentales considero que esta en su derecho de decidir si vive o muere. lei el articulo en el pais esta tarde, y respeto completamente lo que decidió
Diskover escribió:Me parece una opcion razonable la eutanasia, pero por favor, esto no es un circo, y estan haciendo que esto parezca un circo.
Es que si no montas un circo no te hacen ni puñetero caso.

Aplícalo a lo que quieras:

Matas a alguien en defensa propia, eres un asesino, sin perdón.

Matas a alguien con un coche, te das a la fuga, le echas las culpas a tu hermano menor y, encima, hay que tener cuidado no sea que te la den mortal.

Montas el pollo y que te hagan caso, como los transexuales, son 4 y ya les cambian de sexo gratis, eso sí, tú te pagas tus dientes (algo más necesario que comer no creo que sea que le capen a alguien y le pongan un coño), pero es lo que hay.

Lo peor es que, a pesar de ser una decisión de una persona, tienen que saltar todos los solidarios, creyentes, éticos, psicólogos, etc., que no tienen ni puñetera idea de lo que sufre esa persona a decir que eso no es justo, a comerle el coco a sus familias y toda la pesca que se monta, que si dios, que si la ética, la moral...

Yo hago la misma pregunta que hice hace tiempo, si te diagnostican un cáncer que te va a matar, te pondrías quimio?, yo no. Si te dan la opción de adelantar la muerte, lo harías?, yo sí, quién es nadie para decirme que no?, yo soy el egoísta?, por no querer pasar más sufrimientos?, a mí no me afecta el sufrimiento de mi familia?, me voy a morir y, encima, me tengo que preocupar del resto de mortales, alargar mi agonía para que los demás duerman tranquilos. Yo prefiero descansar en paz.

Y tu medio paisa?, que, es justo estar en una cama sin moverse por que a los demás, que hacen lo que quieren ellos solitos sin ayuda, duermen con su media conciencia tranquila?, y a él, qué?, que no se hubiera tirado de cabeza, no?, castigo divino, que la gente vea lo gilipollas que fue y es, con dos cojones.

O montas el pollo, o te jodes.

Enga, nos vemos.

[beer]
Cada cual es dueño de su vida mientras sea consciente de que lo es.
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