FÁBRICA DE ARMAS QUÍMICAS DE LA MARAÑOSA
La fábrica de La Marañosa fue creada en 1923 para producir armas químicas que se usarían contra la población civil del Rif en la guerra de Marruecos. El ejército español fue el primero del mundo en usar armas químicas contra población civil. Los siguientes textos tienen abundante información al respecto
El modo en que el ejército español se hizo con un importante arsenal de armamento químico exigió altas dosis de secretismo, so pena de exponer a la monarquía alfonsina a las críticas de los numerosos sectores descontentos. En sintonía con su imagen de “rey militar”, según el modelo prusiano, ya en 1918 el rey Alfonso XIII se había mostrado personalmente interesado por la adquisición de este tipo de armas en Alemania. Fue en agosto de 1921, el año del desastre de Annual —en el que murieron unos 10.000 soldados españoles— cuando las negociaciones se agilizaron. Merced a un acuerdo secreto, en el que jugó un destacado papel el antiguo jefe del servicio alemán de guerra química, Von Stoltzenberg, Alemania se comprometió a vender armamento químico sobrante de la Primera Guerra Mundial a España, así como a asesorar a sus autoridades militares en su fabricación. Todo ello, naturalmente, a espaldas del Comité Internacional creado en Versalles para fiscalizar el desarme alemán. El fruto señero del contrato hispanogermano firmado en 1923 fue la construcción de una fábrica de armas químicas en La Marañosa, cerca de Madrid, en el actual término municipal de San Martín de La Vega, que sería bautizada como “la Fábrica Alfonso XIII” en deferencia a la afición del monarca por este tipo de armamento.
Los asesores alemanes concluyeron que el gas mostaza era la sustancia química idónea para bombardear las cabilas del Rif y de la Yebala, ya que además de sus efectos sobre la población, podía impregnar sus campos y sus escasos depósitos de agua. Durante los años siguientes La Marañosa llegó a fabricar ingentes cantidades de este gas, lo que no fue óbice para que el gobierno español importara directamente bombas de Alemania. También fueron empleadas bombas de fosgeno y cloropicrina, lanzadas desde aviones y artillería terrestre. La campaña de bombardeos con gases tóxicos, que se prolongaría hasta 1927, alcanzó su mayor intensidad en el período 1924-1926, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. La estrategia consistía en lanzar las bombas de gas en las áreas más pobladas y a las horas en las que más víctimas podían producir, de modo que el bombardeo de los zocos de las aldeas se convirtió en una rutina
El Tratado de Versalles de 1919 ilegalizó toda manufactura, importación y uso de armas químicas por parte de Alemania, extendiendo asimismo la prohibición a todos los países signatarios, entre ellos España. Conscientes de la ilegitimidad e ilegalidad del recurso al gas tóxico contra los rebeldes rifeños, los diversos libros, informes públicos, reportajes y crónicas periodísticas españolas sobre la guerra de los años veinte corrieron un tupido velo sobre el hecho, salvo unas pocas excepciones. La novela Imán, del entonces bisoño autor Ramón J. Sender, verdadero alegato antimilitarista de la época, fue una de ellas. Sender volcó en el texto su experiencia vital como soldado de la campaña africana, entre 1922 y 1924, que incluyó el contacto de primera mano con el gas mostaza
[España] no dudó en emplear masivamente las mismas [armas químicas] que ya los occidentales habían arrojado sobre los soldados en los frentes de la Primera Guerra Mundial. La triste novedad aportada por nuestro país fue su empleo indiscriminado y sistemático contra civiles, sobre mercados, arrasando pueblos, contaminando cultivos, matando ganado, envenenando ríos.”
Entre 1921 y 1927, el ejército español empleó sistemáticamente en el Rif fosgeno, difosgeno, cloropicrina y, sobre todo, Iperita, un producto más conocido con el nombre de gas mostaza. La primera prueba la aportaron en 1990 dos investigadores alemanes, Rudibert Kunz y Rolf Dieter Müller, en su obra Gas venenoso contra Abdelkrim. Alemania, España y la guerra del gas en el Marruecos español (1922-1927), sobre las ventas de Berlín al Gobierno español de armas químicas y la posterior ayuda alemana para construir la fábrica de La Marañosa.
España llegó a fabricar 470 toneladas de gases tóxicos y utilizó 530 aviones de construcción francesa, alemana y danesa, pilotados en muchos casos por mercenarios europeos y estadounidenses, para bombardear el Rif
Ochenta años después de aquellos sucesos, El Rif sigue siendo la zona de Marruecos con más altos índices de cáncer, y uno de cada dos niños que acude con esa enfermedad al hospital de Rabat procede de esa región
La casta de militares africanistas capitaneada por Sanjurjo, Franco y Millán Astray aprovecharía la experiencia y el poder adquiridos para levantarse contra la Segunda República, provocando a la postre el estallido de la guerra civil. En cuanto a la población rifeña, el impacto de las armas químicas fue tan enorme como duradero
España se adhirió en 1929 al protocolo de Ginebra de 1925 sobre prohibición del uso de armas químicas en guerra. Sin embargo, este protocolo no prohibía la producción de dichas armas y ni siquiera su empleo en conflictos internos, guerras no declaradas o sublevaciones coloniales
Antiguos directivos de la fábrica aseguran que la producción de armas químicas se suspendió pocos años después de la Segunda Guerra Mundial y que los agresivos almacenados fueron destruidos o neutralizados con los procedimientos de la época. No hay, sin embargo, datos precisos al respecto
Resulta cuando menos curioso que la fábrica señera y principal de los gases tóxicos que fueron empleados contra la población rifeña, La Marañosa, haya sobrevivido a guerras, regímenes y gobiernos. Se sabe, por ejemplo, que durante la Segunda Guerra Mundial fue reconstruida por técnicos nazis —otra vez la colaboración alemana— para suministrar armas químicas a su ejército. Desde entonces y hasta la actualidad, convertida en la única fábrica de armas cuya titularidad ostenta el Ministerio de Defensa —dirigida por un teniente coronel y con un 25% de su plantilla laboral militarizado— ha continuado investigando y produciendo armamento químico para usos diversos, entre los que destacan gases lacrimógenos y demás material antidisturbios. Por lo demás, sus especiales características la han convertido en uno de los mayores centros contaminantes de la comarca del Sureste madrileño, una zona que ha sido calificada por colectivos ecologistas como un auténtico “vertedero especializado”. Baste decir que el actual complejo de La Marañosa ocupa una extensión de más de 700 hectáreas en un espacio teóricamente protegido como es el Parque Regional del Sureste, de una gran riqueza tanto natural como arqueológica: posiblemente el único ejemplo existente en el mundo de una fábrica de armas químicas emplazada... ¡en un parque natural!”
En la página web del Ministerio de Defensa aparece abundante información sobre las actividades que se llevan a cabo, acuerdos internacionales y acreditaciones de los centros del complejo. Sin embargo, no encontramos un solo dato sobre las sustancias utilizadas y almacenadas, ni las cantidades manejadas, en cuanto a armamento NBQ, con el que sí se reconoce que se trabaja.
1. FABRICA NACIONAL LA MARAÑOSA (FNM)
Actividades principales
• Investigación y Desarrollo en el campo de Artificios y Municiones.
• Investigación y Desarrollo en el campo de NBQ.
• Fabricación de botes de humo y otros artificios pirotécnicos.
Foros Nacionales e Internacionales
Departamento de AME.
• Grupo NATO (siglas de la OTAN en inglés) SCI-114 para desarrollo de patrones de camuflaje infrarrojos.
• Grupo EUCLID JP 14.9 para el desarrollo de contramedidas IR avanzadas.
Departamento de NBQ.
• Representante en el GELOG 141 de expertos nacionales en el LG/7 de la OTAN.
• Representante en el GELOG 143 de expertos nacionales en el LG/7 de la OTAN.
• Representante en el Programa EUCLID (22) (Cepa 13), sobre temas NBQ.
Desarrollo de maletines de toma de muestras en NBQ.
Igualmente interviene de forma directa en TODOS LOS PROGRAMAS NACIONALES DE DESARROLLO Y HOMOLOGACIÓN de nuevos sistemas de armas y municiones, que requieren la realización de diferentes ensayos en el Campo de Tiro.
2. LABORATORIO QUIMICO CENTRAL ARMAMENTO (LQCA)
Misiones principales:
• I + D de Pólvoras y Explosivos.
• I + D de Cohetes.
• Centro encargado de las Pruebas de Vigilancia de Artificios explosivos pirotécnicos, Cohetes, Misiles, Pólvoras y Explosivos.
• Estudios de Eficacia de Proyectiles, Cabezas de Guerra, Explosivos y Artificios (pirotécnicos y explosivos).
Qué ocurriría si un día hubiera un accidente? Algunos estudios de las NN.UU, de la OMS y el SIPRI (Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo), aseguran que en una población de 80.000 personas —Getafe tiene unos 170.000 habitantes—, un escape de gas neurotóxico podría ocasionar más de 40.000 víctimas, de las cuales, más de la mitad morirían.Dosis de 0.1 miligramo bastan para causar la muerte por vía respiratoria de forma inmediata.”
Los militares justifican la investigación de estos productos porque “hay que conocer todas las armas que podría utilizar contra nosotros un hipotético enemigo”. La Marañosa fabrica equipos de protección para ataques químicos (caretas, detectores o descontaminantes), uniformes NBQ y “no sabemos si son eficaces si no tenemos gases tóxicos para probarlos.”
Expertos en la materia subrayan, sin embargo, que continuar la investigación sobre este tipo de armas equivale a mantener la capacidad para producirlas en cualquier momento. Las plantas químicas civiles pueden reconvertirse, en apenas unas semanas, en fábricas de armamento químico si se tiene la tecnología necesaria. Salvo excepciones, resulta más rentable esta opción, que la de producir armas químicas, costosas y peligrosas de almacenar en tiempo de paz.”
Por otra parte, la investigación sobre armamento químico no supone ninguna garantía de protección para la población:
En declaraciones recientes, el general Félix Sanz Roldán, jefe del Estado Mayor de la Defensa, señaló “que ante el actual terrorismo internacional «global y brutal», la superioridad militar no garantiza la disuasión y agregó que los ejércitos tampoco pueden hacer «gran cosa» contra las armas de destrucción masiva".