El presidente electo iraní, famoso por no reconocer al estado de Israel, por sus convicciones políticas y religiosas que hacen temblar la estabilidad internacional y por reactivar el programa nuclear de un país no precisamente pacífico ha declarado sentir respeto por la paz y por el Papa BXVI, diciendo que sus declaraciones sobre el Islam al leer una cita medieval han sido tergiversadas.
Donde parecía que podía poner todavía mas rabioso al mundo islámico, ha sorprendido con un discurso lo más racional posible. Nunca me habría esperado algo de alguien así. Los ayatolas deben estar contentos.