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Más de mil policías contra diez farsantes
Un despliegue de 1.340 agentes de las diversas fuerzas de seguridad, helicópteros militares y más de treinta ambulancias concluyó con nueve delincuentes detenidos, uno muerto, un rehén herido de un tiro en la pierna, varios rehenes presa de ataques de ansiedad y dos afectados de infarto y úlcera. En cuanto a los asaltantes que mantuvieron en vilo a Barcelona, su historial delictivo era el siguiente:
LOS ASALTANTES
José Juan Martínez, el Rubio. 27 años, de Almería, electricista, con antecedentes por ocho robos y cuatro hurtos. Era el número uno. Posteriormente, se fugó en varias ocasiones de la cárcel y protagonizó tiroteos.
Francisco. 28 años, natural de Vilanova i la Geltrú, mecánico, sin antecedentes.
Tomás. 27 años, de Ciudad Real, conductor ya condenado por dos robos y cuatro hurtos.
Miguel Ángel. 36 años, de Zaragoza, contable, condenado por estafa y apropiación.
Juan Manuel. 43 años, peón de albañil y sin antecedentes.
Cristóbal. 25 años, Vilanova, albañil, sin antecedentes.
Jorge. 23 años, de Vilanova i la Geltrú, pintor, sin antecedentes.
Alberto. 39 años, de Mallorca, condenado por robo y un hurto.
Julia. 21 años, de Calatayud, empleada del banco. Dio datos a los asaltantes, con antecedentes de neurosis angustiosa.
- La Audiencia les impuso condenas de más de 25 años, salvo a Julia, condenada a cinco meses por su estado psíquico.
EL MUERTO. El asaltante muerto de un disparo de un tirador se llamaba José María y fue enterrado en Terrassa. No tenía antecedentes, pero fue detenido en un caso de obsesión sexual.
EL POBRE REINSERTADO. Cumplida su condena, Francisco, que era el número 15 o el alias Niña Bonita, sufre las secuelas de una embolia, intenta desintoxicarse de la cocaína, nunca más ha visto a su familia y vive en un centro de caridad.
EL FANTASMA SEVILLANO. En el 2003, un tal Mariano fue detenido por atracar en Sabadell. Según la prensa, Mariano era sevillano y participó en el asalto al Banco Central. Pero entre los detenidos nunca constó ningún Mariano. Por tanto, o era un fantasma con aires de grandeza o hace 25 años se escapó de la policía.
La tragicomedia del Central
El atraco a la sede barcelonesa del banco, que se vinculó a un golpe de estado, cumple 25 años
Un libro y una película inmortalizaron el atraco
Un anónimo en una cabina telefónica exigía la libertad de los golpistas del 23-F: el bulo se desmadró
JOAQUIM ROGLAN - 23/05/2006
BARCELONA
Hace 25 años, Barcelona vivió el atraco con rehenes más largo, espectacular, angustioso y esperpéntico de su historia. Lo que parecía otro intento de golpe de Estado acabó siendo obra de "anarquistas, chorizos y macarras", según resumió el ministro del Interior. Un cuarto de siglo después, personas que estuvieron en el centro de mando policial evocan unos hechos tragicómicos que concluyeron con un atracador muerto y dejaron en ridículo a muchas autoridades e instituciones.
A las 9.10 horas del 23 de mayo de 1981, dos meses después del 23-F, un grupo armado con una metralleta y varias pistolas asaltó el Banco Central de Barcelona, sito en la plaza Catalunya. Los asaltantes se atrincheraron con más de 300 rehenes, recibieron a la policía con tiros al aire y empezó un caos de alcance internacional. Los primeros policías que acordonaron el banco oyeron rumores del público sobre la motivación política del asalto. Su jefe de servicio era el comandante de la Policía Nacional Julián Delgado, quien recuerda: "Aún hoy no sé de dónde salió el bulo de que los asaltantes eran guardias civiles, pero ninguna mente crítica se lo cuestionó. Fue un caso claro de psicosis colectiva".
El ahora fiscal del Tribunal Supremo, Alejandro del Toro, estaba de guardia y le tocó ejercer de máxima autoridad judicial. Junto a los jefes policiales Panadero, Torres, Romero, Zapata y Delgado leyó un anónimo que alguien dejó en una cabina telefónica y que exigía la libertad de los golpistas del 23-F bajo amenaza de matar rehenes. "No creímos absolutamente nada, pues la deplorable redacción, la pobreza léxica, la falta de conocimientos, los errores y las contradicciones no se compaginaban con la empresa a la que decían representar", advirtieron. Sin embargo, las emisoras de radio ya retransmitían el rumor hasta que éste llegó a las más altas instancias de Madrid y lo dieron por cierto. Después admitirían que "los temores vividos en la Moncloa originaron llamadas telefónicas de Mitterrand al Rey para expresar su apoyo a la monarquía, igual que el gobierno de Reagan desde Washington, mientras el canciller Helmut Schmidt retornaba urgentemente a Alemania desde París".
Se llegó a decir que la VI Flota había puesto rumbo a Barcelona para abortar el golpe. Meses después, en una audiencia concedida el 21 de noviembre, hasta el Rey se rió de los comentarios del fiscal y del cúmulo de despropósitos recogidos en su informe sobre el asalto. Un informe que detalla los cargos políticos en la central de mando que intentaba poner orden en el desconcierto y acabar con el secuestro masivo. Una de las autoridades más eficaces fue el president Pujol: "Logró que las radios dejasen de transmitir en directo los movimientos de los geos, ya que los secuestradores tenían receptores y usaban a los rehenes como escudo", evocan los testigos. Durante 37 horas prosiguió la confusión. Los secuestradores soltaban algunos rehenes, renovaban sus exigencias de comida, vino, heroína, televisores, aviones y otras cosas impropias de militares dispuestos a "salvar la patria". Por entonces, los mandos policiales ya no tenían duda alguna de que se trataba de delincuentes comunes.
Pero los políticos no se lo acababan de creer. Y por si acaso, enviaron a Barcelona al general de la Guardia Civil Aramburu Topete para que negociase con sus supuestos subordinados. Mientras los delincuentes intentaban perforar la cámara acorazada con un martillo automático, un secretario de Estado proponía en Madrid disolver la Guardia Civil por decreto. La teoría de la conspiración aumentó cuando el ministro del Interior, Juan José Rosón, confirmó públicamente que los asaltantes eran 25 hombres de extrema derecha dotados con siete tipos de armas. Y se mantuvo hasta que un geo disparó a la cabeza de un atracador encapuchado, sus compañeros entraron en el banco y los rehenes salieron en masa entre fuego cruzado. "Anarquistas, chorizos y macarras", rectificó el ministro del Interior al saber la identidad de los detenidos.
Aun así, cierta prensa madrileña siguió especulando sobre una intentona golpista, el asunto llegó al Senado, la policía continuó investigando, se publicó un libro sobre el caso y se rodó una película de acción. Hasta que el asunto cayó en el olvido.
Diálogos para reír y llorar
LA VANGUARDIA - 23/05/2006
En las cintas de las conversaciones telefónicas intervenidas por la policía se entremezclan voces y personajes, como el Legionario Rojo; un secretario de Estado que se hace llamar Paco y pregunta por el capitán Sánchez Valiente; un desconocido que desea hablar con el capitán Pérez Herbada; charlas de rehenes con sus familiares; un tal Tadeo que pregunta por RicardoTejero; voces de derechistas animando a los asaltantes; un comunicado que debía leer el locutor José María García; un secuestrador que no oye bien el teléfono por culpa de la capucha; la esposa de Tejero preguntando a los secuestradores qué pasa y un asaltante que le responde que no moleste; una mujer que llama a un secuestrador y éste le pide que cuelgue porque está disparando; un sindicalista ofreciéndose de rehén; el delegado del gobierno preocupado porque cuando acabe el partido del Barça el público puede ir a la plaza Catalunya... Una tragicomedia del absurdo si no fuese porque también se oyen disparos, gritos desesperados de los rehenes y llamadas angustiadas de sus familiares.
Un escáner sin pilas
LA VANGUARDIA - 23/05/2006
El ejército envió un sofisticado escáner para intervenir los transmisores de los asaltantes. Pero el aparato no tenía pilas, era domingo y la autoridad judicial ordenó que se abriese una tienda para comprarlas. Después, el escáner dificultó el trabajo de las emisoras de policía. Como no había móviles, algunas autoridades debían hablar desde cabinas, pero no tenían bastantes monedas.
Una tanqueta con grúa
LA VANGUARDIA - 23/05/2006
A las 10.25 h del domingo, una vieja tanqueta de la Guardia Civil se colocó frente al Banco Central. Mediante megafonía conminó a los secuestradores: "O salís como unos criminales o salís como unos equivocados". Los asaltantes respondieron con disparos. La tanqueta se averió, los atracadores hicieron un alto el fuego y permitieron que una grúa se llevase el blindado.
No se pero al menos en mi calendario de Febrero a Mayo son 3 meses xDkeops escribió:Pues yo recuerdo prefectamente la que se lio, tenia 10 años y el acojone fue general, justo hacia un mes del 23F y decian que la GC la habia vuelto a liar.
morr escribió:En las cintas de las conversaciones telefónicas intervenidas por la policía se entremezclan voces y personajes, como el Legionario Rojo; un secretario de Estado que se hace llamar Paco y pregunta por el capitán Sánchez Valiente; un desconocido que desea hablar con el capitán Pérez Herbada; charlas de rehenes con sus familiares; un tal Tadeo que pregunta por RicardoTejero; voces de derechistas animando a los asaltantes; un comunicado que debía leer el locutor José María García; un secuestrador que no oye bien el teléfono por culpa de la capucha; la esposa de Tejero preguntando a los secuestradores qué pasa y un asaltante que le responde que no moleste; una mujer que llama a un secuestrador y éste le pide que cuelgue porque está disparando; un sindicalista ofreciéndose de rehén; el delegado del gobierno preocupado porque cuando acabe el partido del Barça el público puede ir a la plaza Catalunya... Una tragicomedia del absurdo si no fuese porque también se oyen disparos, gritos desesperados de los rehenes y llamadas angustiadas de sus familiares.