Melodía de Medianoche
Una inquietante música de violín inundaba los pasillos. Siniestra y perturbadora iba recorriendo las galerías de la enorme mansión al ritmo del viento que entraba agitando cortinas y tapices. La luna llena se reflejaba en la fuente del patio, diluyéndose y mostrándose de nuevo tal las últimas gotas del día caían sobre ella. Un golpe de viento, una nota musical más alta y el aire nos lleva a una habitación del último piso. Delante, una puerta cerrada a cal y canto. Tratas de buscar la llave en tus ropajes, pero te encuentras desnudo y desorientado. Empujas la puerta una y otra vez y al final clavas tu rostro desesperado en ella, una lágrima cae de tu mejilla y entonces la melodía toma una velocidad endiablada, como el bombeo de nuestro corazón, pero caes desistiendo al suelo, entregado a la locura. Entonces y tan solo por un segundo vuelve el silencio, y por un segundo tu lucidez.
De nuevo, el sonido del violín, esta vez acompañado de un coro tenebroso, de llantos y voces de súplica y echas a correr tras esas voces, echas a correr dejando atrás la puerta sellada, mientras la luna se va escondiendo tras varias oscuras nubes que ni siquiera tienen reflejo en la fuente.
Te arrodillas en la galería, mientras escuchas que la música, las voces y sabe Dios que más se acercan a ti, se te introducen en la cabeza sin que puedas hacer nada. Te pones en pie y tratas de dejarlas atrás, pero ahora son más intensas, como si en lugar de un grupo de personas fuera todo un pelotón a caballo. Corres por los pasillos, uno tras otro, de vez en cuando echas un vistazo hacia atrás y observas la agitación en los tapices, que se revuelven quejosos al paso del fantasmal pelotón.
Los sonidos se muestran mas cercanos que nunca, sigues corriendo hasta que llegas a un cruce de caminos, las zancadas y las voces están mas cercanas que nunca, tratas de no mirar atrás y te encuentras de nuevo con un camino sin fin, con un pasillo que tiene como punto final la habitación sellada. Las voces están tan cercanas que corres mas que nunca, aprietas los puños, cierras los ojos y sigues corriendo hacia la puerta, a tan solo unos pasos saltas sobre ella con tus hombros y la puerta cede.
La música ha callado y tú te levantas desorientado, palpando el lugar, recordando que ha pasado. Cierras la puerta y tu vista se aclimata a aquella semi oscuridad. Observas que es tu propia habitación, observas como un minúsculo hilo de luz brota del candelabro e ilumina tus ropajes sobre un sillón. Entonces te acercas a la cama, tratas de que tu respiración y tu corazón vuelvan a la normalidad pero te das cuenta de lo que verdaderamente ocurre. Retiras el velo de la cama y observas derrotado a Martha inerte sobre el lecho, con el pecho desnudo, el rojo intenso de la sangre no hace mucho que dejó de borbotear de su corazón y miras tus manos, manchadas de sangre seca y caes de rodillas al suelo gritando su nombre.
Un leve soplo de aire entra entonces en la habitación, apagando por completo el pequeño halo de luz que emanaba de la vela. Giras la cabeza en su dirección, la oscuridad lo ha borrado todo por un momento, un momento que aprovecha la perturbadora melodía para colarse por la ventana lenta y sigilosamente e introducirse en tu mente.
Te levantas con los ojos en blanco, el sonido es mas brutal que nunca, tu propia cabeza no soporta tanto dolor y sales corriendo de la habitación. Incapaz de reaccionar saltas instintivamente y caes desnudo sobre la fuente. Un terrible chasquido al caer y el silencio vuelve, una leve brisa se lleva la melodía a otro lugar mientras retira el manto que cubría la luna para esta vez reflejarse en tus ojos muertos y llenos de horror.
Bueno, a ver que os parece este relatillo, se me acaba de ocurrir hace un rato mientras escuchaba "lux aeterna, remix con orquesta", de la banda sonora de Requiem por un sueño.
Por supuesto si la teneis ponedla mientras lo leeis, seguro que gana puntos de esa manera.
Peazo cancion inquietante