La espiral de la agonía.

Un poeta que hace años que no escribe
a una musa que hace tiempo que no vive
un color, describir con simples trazos no puede
y el escuchar su canción de enamorados no quiere.
Temblorosa aprieta su mano que no siente,
¿Por qué te la llevaste? Maníaco invidente
¡no existes Dios, solo estás en mi mente!
Duerme para siempre amor, mi preciosa bella durmiente.
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