Una nada dolorosa es por intoxicación de monóxido de carbono. La muerte del dulce sueño se le llama.
Un método un tanto exótico de conseguirlo es encerrarse en el cuarto de baño con una caja llena de velas (cuantas más sean mejor), y se encienden. Una vez encendidas... pues hay que tener paciencia. En cuanto las llamas devoren todo el oxígeno empezará a saturarse el ambiente de monóxido de carbono. A uno le va entrando una sensación de sueño... del que ya no se despierta.
Pero si quieres un consejo, lee esta letra de Mamá Ladilla:
Naces, creces, te jodes, y mueres.
Naces un día, / creces y creces,
vas al colegio, / aprendes memeces,
luego tropiezas / veces y veces,
pero tu sigues / siempre en tus trece.
Si eres muy rico, / estás aburrido.
Si eres muy pobre, / estás deprimido.
Si tienes curro, / vaya putada.
Si no lo tienes, / no tienes nada.
Naces, creces, te jodes, y mueres.
Sudas y sudas, / hueles y hueles,
luego te lavas / bien los pinreles,
bebes y bebes, / tragas y tragas,
luego lo meas, / luego lo cagas.
Toda la vida / echándote cremas,
y cuando mueres / van y te queman.
Tanta elegancia / en días de fiesta,
y tu cadáver / huele que apesta.
Naces, creces, te jodes, y mueres.
Has hecho mucho, / mucho dinero,
pero se queda / en el monedero.
Cuando te vayas / al agujero,
van a forrarse / tus herederos.
Y si has pensado / en suicidarte
tengo un consejo / sabio que darte.
No precipites / tu último día.
Vas a morirte, / ¿qué te creías?
Naces, creces, te jodes, y mueres.
Te jodes y mueres.
Te jodes y mueres.