José María Aznar, sea por una u otra causa, parece estar permanentemente en el candelero. Y no será porque el ex presidente del Gobierno no rehuya las cámaras y busque a conciencia la discreción desde que abandonase La Moncloa. Ahora, su nuevo viaje a Estados Unidos --para entre otras cosas seguir con sus clases en la Universidad de Georgetown-- ha sido nuevo motivo de controversia.
Según publicó ayer mismo el diario La Razón, el embajador de España en Londres, Carlos Miranda, conde de Casa Miranda, envió una carta calificada de: "Urgente/ Secreto", fechada el pasado 31 de enero, para informar al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que el día anterior había pasado por el aeropuerto londinense de Heathrow, camino de Washington, el ex Presidente del Gobierno Aznar, acompañado de un numeroso ´party´ entre los que destacaban Pedro Schwartz y Rafael Bardají.
El diplomático informaba en la misiva al ministro sobre el tiempo que Aznar permanecería en Estados Unidos: "me dijo que estaría en EEUU una docena de días"; y los motivos del viaje: "Esta semana la dedicará a impartir sus clases en Georgetown University (dos clases cada día). Luego hará una gira que terminará en Chicago".
Igualmente, el aristócrata-diplomático daba cuenta a su jefe de los asuntos que habían interesado al ex presidente en su estancia en el aeropuerto de Londres. "se interesó mucho por la fecha de las elecciones en el Reino Unido" para añadir que "el grupo reaccionó con extraordinaria satisfacción ante la noticia de las primeras estimaciones de participación en las elecciones iraquíes (…) considerando así reivindicada la intervención militar". Resulta hartamente curioso, según fuentes diplomáticas consultadas por Elsemanaldigital.com, que habiendo sido informado el Gobierno español por el británico tan solo un par de día antes --según reconoció ayer tras el Consejo de Ministros la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega-- de la llegada al Peñón de Gibraltar del submarino nuclear británico "Sceptre", que motivó la llamada a consultas por parte del ministro español al embajador del Reino Unido en España, el jefe de la diplomacia y el embajador en Londres "estuvieran más preocupados en transmitirse de forma urgente y secreta detalles insustanciales, propios de espías de pacotilla, de una breve conversación con Aznar y su séquito en una sala VIP de aeropuerto, en lugar de afrontar el nuevo desprecio que suponía la llegada al Estrecho del submarino nuclear británico".
Las "filtraciones", una constante en Exteriores
Esas mismas fuentes diplomáticas señalaron la sorpresa y malestar que la nueva "filtración" a la prensa había causado al equipo del ministro y al propio Moratinos. "El que una carta de un embajador al ministro, clasificada ´secreta´, caiga en manos de los medios de comunicación prácticamente veinticuatro horas después de llegar al Ministerio es un hecho muy grave", indican.
Los problemas de agujeros en el Ministerio de Exteriores han sido una constante a lo largo de los Gobiernos de Aznar desde 1996 hasta 2004. A tanto llegó el asunto que la última ministra del PP, Ana Palacio, adoptó medidas severas para evitar los "escapes" de información sensible acotando el acceso a ciertas reuniones solamente a los cargos más relevantes del Minsiterio. Al parecer, Moratinos ahora se enfrenta a los mismos "topos" a los que tuvieron que enfrentarse sus antecesores.
El conde de Casa Miranda, un controvertido diplomático
El embajador de España en Londres, Carlos Miranda, conde de Casa Miranda, es un viejo conocido de la carrera diplomática tanto por sus deslices como por su devoción socialista. Amigo viejo de Felipe González: el diplomático y su esposa, Odette Suárez Puga, fallecida en 1996, fueron asesores del ex secretario general del PSOE, el diplomático fue nombrado director general de Iberoamérica nada más llegar los socialistas al poder tras la victoria electoral de octubre de 1982.
En 1983, durante un viaje de Su Majestad el Rey a Brasil, el conde de Casa Miranda no tuvo mejor idea que entregarle a leer al monarca español un discurso elaborado con anterioridad para el presidente del Gobierno, Felipe González, por lo que fue destituido del puesto de director general de Iberoamérica. Tras su destitución fue trasladado, mientras se olvidaba el asunto, al Ministerio de Defensa de asesor diplomático del vicepresidente Narcís Serra.
La llegada de José María Aznar al poder en 1996 pilló a Miranda de embajador ante la OTAN en Bruselas, pero como se habían cumplido ya cinco años desde el nombramiento –en 1991--, enseguida fue sustituido del cargo. En la cena de despedida en honor del diplomático que se despedía, Miranda pronunció un discurso tan cargado de improperios y críticas personales contra el nuevo presidente del Gobierno español, José María Aznar, que causó hondo malestar incluso entre sus propios compañeros de carrera diplomática.
El ministro resta importancia al asunto; el PP pedirá una explicación
El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos preguntado ayer en rueda de prensa por la carta del embajador restó importancia al asunto y lamentó que unas veces se proteste porque el Gobierno no presta atención a Aznar y ahora por lo contrario.
Sin embargo, el PP por medio de su secretario de Internacional, Jordi Moragas, ha calificado lo ocurrido de "escandaloso y vergonzoso" y demuestra la "persecución sectaria de nuestro partido, nuestros militantes y nuestros dirigentes".
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El cónsul de Miami también remitió una carta a Moratinos
Rafael Bardají es una de las tres personas (además de José María Aznar y Pedro Schwartz) sobre las que el embajador español en Londres, Carlos Miranda, informó en su carta secreta a Miguel Ángel Moratinos. Este lunes, Bardají, director de Política Internacional de la Fundación FAES, ha respondido al ministro de Asuntos Exteriores en La Mañana de la COPE.
Moratinos negó que exista algún tipo de espionaje a Aznar y calificó de "normal" que los embajadores de España "informen a su ministro si el anterior jefe de Gobierno pasa por Londres o por Inglaterra". El PP, a través del secretario de política internacional, Jorge Moragas, pidió el "cese inmediato" del embajador en Londres.
Según Bardají, "independientemente de lo que supone la carta en sí, es decir un señor que va allí para hacer un informe, prácticamente de espionaje" el embajador Miranda debería ser cesado por "la estupidez que cuenta la carta"."Que nos alegráramos de las elecciones en Irak, ¿es que no era motivo para alegrarse? ¿es que el lloraba o qué?", se pregunta Bardají, que añade: "Descubrir en la carta que las inversiones americana en Irlanda son mayores que en China. Yo creo que un embajador en Londres debería saberlo muy bien". En su opinión, "no sólo es el fondo de la cuestión, también la forma de la carta es de una estupidez supina".
Por cierto que el miembro del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES) ha desvelado que tiene "constancia de que el cónsul en Miami también ha hecho lo mismo el viernes detallando al pormenor no sólo las palabras del presidente en las dos conferencias sino de las personas con las que nos hemos reunido en Miami". "Ya no es, como dice el señor Moratinos, un hecho aislado sino que parece que responde a una campaña de seguimiento de lo que hace Aznar fuera de España", apuntó Rafael Bardají.
El responsable de política internacional de FAES –fundación presidida por Aznar– cree que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero tiene un "complejo de que en política exterior no se entienden con nadie" a excepción de Fidel Castro y Hugo Chávez. Por ese motivo, según Bardají, "cada vez que Aznar viaja a Estados Unidos supone una revolución para saber qué va a hacer y con quién se va a reunir". En su opinión, el espionaje de los embajadores al ex presidente Aznar "sólo se comprende desde un aislamiento supino en el que está metido este Gobierno".