Siempre quedará el recuerdo

Siempre quedará el recuerdo

Jorge salió de su habitación. Llevábamos ya más de dos años conviviendo los tres, pero no me había dado cuenta de lo que sentía hacia él hasta unas semanas antes.

Era tan amable, tan bondadoso, tan comprensivo conmigo que me fue inevitable enamorarme de él. Sabía que era imposible nuestro amor, pero no quería olvidarlo.

Entonces sucedió... la terrible desgracia que destrozó la vida de mi amigo y de la persona que él más quería...

Era viernes, una fría noche de invierno, estábamos los tres en casa: Jorge, Sergio y yo. Mirábamos la televisión, no teníamos ganas de hablar de ningún tema. Sergio estaba nervioso porque ya terminaba los estudios; y Jorge, mi gran amigo Jorge, pensaba en su amado.

Jorge y Marcos llevaban dos años juntos. Al principio les había sido difícil reconocer y hacer pública su condición de homosexuales, pero ahora estaban orgullosos de haberlo hecho y eran muy felices juntos. El primero estudiaba conmigo y nuestro compañero de piso en la universidad, y el segundo trabajaba de camarero en el importante restaurante de su familia.

Los fines de semana Marcos tenía la noche libre, así que venía a casa y estaba con Jorge. Los viernes para ambos eran días felices, ya que se acercaban sus momentos de felicidad juntos; pero aquel viernes fue diferente. No sólo por lo sucedido, también porque Jorge estaba distinto. Quizá fue el destino quién ya lo alertó de que esa noche no podía ser feliz....

Sonó el teléfono. Lo cogí yo. Era la hermana de Marcos, preguntaba por Jorge. Le pasé el aparato y permaneció un rato en silencio, escuchando lo que la chica le contaba.

Al cabo de unos diez minutos colgó. Su cara reflejaba nervios y tristeza: Marcos había sido atropellado al salir del restaurante y se encontraba en la UCI del hospital. Salimos los tres hacia allí, pero al llegar, ya había fallecido.

Jorge se deprimió mucho, evidentemente. Pero era una persona fuera, y lo superaría.

Y así fue, pasaron los meses y, aunque él era un hombre distinto al que conocí primero, había salido adelante y seguía con su vida.

Fue durante ese tiempo que nos fuimos uniendo más y más, y yo terminé enamorada de él. Lo pasaba muy mal al saber que no tendría ninguna oportunidad con mi amigo, pero tampoco quería olvidarlo. Un sentimiento muy contradictorio.

Tuvo que ser Sergio quien me ayudara a solucionar mi situación. Yo no lo comenté nada, pero él, que es muy observador, enseguida se dio cuenta de cómo brillaban mis ojos al hablar con Jorge.

Sergio me aconsejó que me alejara un tiempo de ellos, que volviera con mis padres una temporada con la excusa de que me echaban de menos. Pero yo no quería irme, no podía; el corazón era más fuerte que la razón y tampoco tenía interés en razonar en aquel momento.

Lo que me daba más miedo de todo eso era que Jorge se diera cuenta y quisiera alejarse de mí, por lo que perdería su amistad, y eso no lo quería por nada del mundo. En ese momento su amistad era lo que más me importaba.

Pasaba el tiempo, yo seguía igual. Una noche salimos los tres con el grupo a tomar unas copas. Demasiadas copas tomé yo. Empecé a encontrarme mal, al igual que otras veces que bebía, y Jorge me acompañó a casa mientras Sergio se divertía con los demás.

Allí no pude más, y sin darme cuenta me declaré a mi amigo. No sé cómo reaccionó él, lo que sí sé es que al día siguiente se marchó y no supe de él en mucho tiempo.

Realmente fue un golpe muy duro para mí, me sentía culpable de su marcha. Aunque Sergio me animara diciendo que se habría ido para cambiar de aires y no recordar a Marcos, ambos sabíamos que se fue porque no quería hacerme daño.

Poco a poco lo fui superando, y dos años después mi vida había cambiado por completo: mantenía una relación de algo más que amistad con Sergio, al que nunca había dado importancia; y además empezaba a trabajar.

Fue por esas fechas cuando Jorge regresó. Se presentó una noche al piso que compartimos durante una época de nuestra vida. Todo eso había quedado atrás, y su recuerdo era entre bonito y amargo a la vez.

Su aspecto había cambiado, llevaba barba y parecía más serio. Se sentó, nos quedamos un rato en silencio los tres, y fue el recién llegado el que rompió el hielo:

- Siento haberme marchado de esa forma, Patricia. Ya llevaba un tiempo viendo que cada vez estabas más por mí, y cuando me lo dijiste lo tenía bien claro. Si de algo no he dudado en la vida es de mi marcha precipitada. No quería que lo pasaras mal por mi culpa, y sabía que aunque supieras que lo nuestro era imposible lo ibas a pasar mal.

Esta última frase la dijo mirándome fijamente a los ojos, cosa que me impresionó y me hizo volver al pasado y recordar esos momentos en los que me sentía tan feliz y tan triste a la vez, cuando estaba a su lado.

Después de eso, Sergio intentó animar la conversación y empezamos a hablar de lo que habíamos hecho esos años muy animadamente. Pero llegó la hora de despedirnos, y al preguntarle a Jorge si iba a volver, sólo dijo: “Nunca me he ido ni nunca me iré de los recuerdos de nuestra juventud. Hasta siempre, que os vaya muy bien”.

Aquella noche estuve muy triste y necesitaba más que nunca que Sergio estuviera a mi lado. Volví a sentirme como aquella mañana en que me levanté y Jorge no estaba. Culpable, miserable, todo eso era yo. Pero ahora tenía a Sergio, bueno, siempre lo había tenido, pero nunca me había dado cuenta que estaba ahí y siempre tenía que ser él el que me buscara.

Pasó el tiempo, y nunca más supe nada de Jorge. Su familia se había ido a vivir a otra ciudad, así que las posibilidades de encontrarlo eran nulas. Pero tampoco creo que hubiera sido bueno que nos volviéramos a ver.

Como bien dijo, siempre estaría en el recuerdo.





Lo acabo de escribir, en medio de mis días tristes. Me gustaría saber qué os parece.
Hola a quien lo lea.

Me ha gustado, enhorabuena por el texto. Quizás la sucesión de sucesos es demasiado sintetizada para mi gusto (es decir, los intérvalos de tiempo pasan muy rápido: Dos años pasan en una linia y Jorge se recupera de la muerte de Marcos en apenas varias palabras) pero sobre gustos no hay nada escrito, es otra manera de escribirlo.

A pesar de esa crítica que te dejará un sabor agridulce me parece un texto agradable de leer. A ver si te leemos más.

Un saludo.
Gracias por tu comentario [hallow] .

La verdad es que es mi gran problema, empiezo narrándolo todo bien y después voy demasiado rápida. A ver si voy mejorando.
Si, el problema es que está escrito como si fuera un resumen de los hechos. Yo preferiria adornarlo un poco más, hacerlo más poético, más lento. Más que nada para situarse mejor y empaparse de la historia.

De todas formas me ha interesado, debe ser por que ayer rompi con mi novia y hoy estoy muy sensible... :-(
3 respuestas