Pues a mí de vez en cuando, aún recuerdo cuando mis padres me llevaron a la feria del libro y me compraron una edición ilustrada de Sandokan en dos tomos (libro que, por cierto, nunca leí) Entonces me di cuenta del poder de persuasión de los tenderos: el tío empezó a contarnos las excelencias de la edición (íntegra, no sé qué, no sé cuantos, e ilustrada) y mi madre me miró y me dijo ¿te gusta? yo asentí, como no, y llegué a casa, ojeé los dibujos, y dejé el libro después de causarme una gran indiferencia... no sé, igual un día le vuelvo a dar un vistazo... Saludos.