Tras unos segundos de vacilación, canciones bajadas, sonrisas con algun parrafo de ese libro que tanto me gusta y un cigarrito, me dispongo a escribirte esta noche de lluvia.
Mi amigo Ramón, (que curiosamente también es mi psicologo) me hizo recordar hace 6 meses, la primera vez que fuí a su consulta, pañuelo en mano, con propósito de curar a este principito que estaba malito. ¿Sabes? Tenía una libretita donde solía escribir todas esas pequeñas cosas que pasaban en el día a día. Sobre todo las buenas. Esto no lo sabe nadie mas aparte de Massó (y ahora tú.) Pues bien, el día que tenía la segunda consulta con Ramón, vi este libro en una estantería. Me acababa de levantar, y todavía estaba un poco zombie (ya me conoces, enseguida me quedo semao con todo xD). Me acerqué a estantería y cogí el libro, y rapidamente hice el truco, (sabiendo ya que, lo hiciera o no, me iba a gustar el libro) de leer una frase entre medias y, si te gusta, el libro te gusta. Pues bien, la primera frase que abrió esa libretita fué:
"Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto."
La apunté en la libreta, sin saber exactamente a lo que se refería, pero a continuación anoté, como intuyendo el sentimiento que, seis meses después, me llenaría de felicidad:
"Hoy va a ser un gran día"
Los días pasan. las lagrimas caen de vez en cuando como trocitos de cristar que salen disparados de una ventana al romperse. PEro algún que otro boceto de sonrisa se va dibujando en nuestras caras. ¿Verdad? Esas sonrisas momentaneas que pegan un trocito de cristal en el lugar que le correspondía en su ventana, ventana que de poco a poco se va reconstruyendo.
Comencé una biografía maquillada con un relato de ciencia ficción, el cual tu aplaudiste, y eso me hizo más grande, y un gran pedazo de cristal saltó del suelo para colocarse de nuevo en su sitio. Un día me regalaste, entre una ensalada cuatro estaciones, unas patatas fritas, una cocacola y una fanta de naranja, una bella sonrisa y unos ojos brillantes. Tiempo atrás, cuando ni siquiera había conocido aquella bella frase del libro, me regalaste un abrazo entre dos molinillos de viento que se alzaban en el aire.
Ya han pasado 6 meses desde que escribí aquella frase y aquella premonición. Aquel día fue otro día normal, y eso casi me hizo tirar la hoja, pero mi sexto sentido todavía zumbaba.
Zumbaba porque hoy es un gran día.
Zumbaba porque la lluvia hace ruido en las ramas peladas del arbol de mi puerta.
Zumbaba porque hoy mi padre me ha dado un abrazo.
Zumbaba porque mi abuelo ha sonreído.
Zumbaba porque me veía escribir esta carta.
Y se que todavía este es el comienzo del camino en la búsqueda de mis rosas, pero eso hace que todavía sienta mas deseos de caminarlo. Algún día veré a mis rosas. Algún día nos diremos adiós y nos contaremos un secreto.
Algún día, me sentire orgulloso de haber sido un principito enfermo.
Te quiere mucho.
El Principito.