La semana pasó muy despacio.
El camino hacia el fin de semana se me hacía eterno. Todas las mañanas se mezclaban con legañas, palabras de mal humor masticadas junto con la tostada del desayuno, el cigarro de entre clase y clase, el bocata del recreo y el deseo de que el fin de semana llegara.
Gon, durante esa semana, me estuvo comentando noticias que llegaban sobre locales. Concretamente uno muy cercano al hospital (En la otra punta de mi ciudad) y de otro en la feria... el cual tuvimos que descartar, ya que los locales de la feria iban a ser pasto de las llamas de los vecinos pocos días despues. Todo por culpa de tres imbeciles que no respetaban las normas establecidas en aquellos locales.
Llegó el viernes. El timbre de la última clase sonó, y, volando, salí del aula, en busca de Gon para que me dijera la hora a la que deberíamos ir al local. Bajé las escaleras del instituto corriendo, y, tras topezarme con algun chaval en el hall, llegué a la puerta.
Ni rastro de Gon.
Cabizbajo, decidí ir a mi casa, tomando el camino que rodea al parque, ese que tanto me gusta. (Me gusta ver los árboles en movimiento, las parejitas que se besan en los bancos, las palomas que comen el pan que le echan los ancianos, junto con algun otro gusanito de aquellos que empiezan a soñar) No sin antes colocarme mis cascos y ponerme a escuchar música.
Sin duda, la canción de aquel día era Trailer Park Jesus, de Glassjaw.
Si, me gusta mucho ir por el parque. Sobre todo me gusta ver a las parejas que se abrazan entre miradas furtivas, por si alguien les vé. (No seais morbosos, es tan solo romanticismo que me entra a veces) Me recuerda mucho a una tarde que pasé con Laura allí, concretamente cuando hicimos 6 meses.
Curiosamente, pasé justo al lado del banco donde nos sentamos, y, entre algunas hojas encima de este, vi, tallado con mis llaves, aquellas siglas.
C x L
Carlos X Laura.
Una sonrisa se dibujó en mi cabeza. Mejor esto que nada, ¿no? Antes, cuando pensaba en ella, lloraba como un desgraciado. Estuve muy enamorado de ella, es verdad. Pero, todo pasa. Y si, la conocí como novia, pero quizas sea mejor como amiga. O simplemente como otro peatón más al cual hay que sonreir cuando le ves.
Buenos tiempos aquellos, sin duda.
La canción llegaba a mi estrofa preferida. Cuando dice "Down Martyr avenue", y justo en ese momento, la ví de lejos. Laura.
Ella no me vió, pero yo si que la ví a ella.
Noté una expresión triste en su cara. Ausente, pensativa. Sus ojos claros miraban a la acera, exactamente como yo solía hacer cuando este ciudadano se sentía más enfermo que nunca. Su pelo rubio se extendía por sus hombros, como agua callendo por una cascada, y sus manos sujetaban fuertemente su carpeta. Aquella carpeta donde tantas veces escribimos nuestro amor.
Amor tachado por unas cuantas lágrimas y rotulador permanente.
Dejé que se fuera, yo no le dije nada, simplemente dejé que se alejara por la acera, con esa expresión triste que tan bella la hacía.
Retomé mi camino olvidado por unos segundos, ya estaba cerca de mi casa, y los nervios volvían a recorrer mi barriga.
"Ahora me conectare al Messenger, seguramente Gon esté conectado" pensé, mientras la canción acababa.
Dicho y hecho, entré en mi casa, saludé a mi padre y a mis abuelos (Mi madre debería haber llegado minutos antes del trabajo y estaría poniendose la bata de power ranger azul), y, dejando la cartera estrepitosamente, encendí el ordenador y me conecté al messenger.
Ahí estaba Gon.
GON dice:
nas jefe
SHK - SiCK CiTiZeN dice:
se Gon
Tras un par de ralladas y de canciones bajadas, le pregunté acerca del local
GON dice:
bueno, he hablado con el dueño de otro local que esta por la zona del ies 5. He quedado con él a las 6. Llama a estos y queda con ellos para ir a ver que tal.
SHK - SiCK CiTiZeN dice:
y el del hospital?
GON dice:
era mu caro, este es bastante grande tb, y nos sale barato.
SHK - SiCK CiTiZeN dice:
vale, yo llamo a estos.
Cogí el teléfono y marqué el número del Massó grande. Todo esto con una gran sonrisa y con los sueños dibujandose en mi cabeza.
- ¿Si?
- Massó, soy Sick
- Buenas nen.
- A ver, a las 5.30 vente para mi kelo, ke vamos a ir a ver un local nuevo, ¿vale?
- Ah, genial, ¿donde está?
- En el instituto número 5. Por esa zona. Llama al dani y queda con el en la puerta del pryca (Oh, perdon, ahora es carrefúr) a eso de las 5:45
- Venga, va.
Tras unas cuantas frases mas de ralladas, colgué el teléfono. Mi madre ya había bajado y nos había llamado para que fueramos a comer.
Todos mis sueños empezaban a tomar forma, todos, aquel autoestima baja se esta transformando en optimismo y buen rollo.
Y, mientras le daba un mordisco a la tosta de salmón que hizo mi madre, otra vez apareció aquel escenario en mi cabeza.