Vidas ajenas

¿Pero que cojones estás diciendo? No tienes ni puta idea de lo que estás hablando, pedazo de imbécil. Tú no has vivido ni la mitad de las miserias que yo. No sabes lo que es levantarte por la mañana y ver a tu madre tirada en el sofá llena hasta el culo de cocaína, y salir de tu casa y encontrarte en el portal al vecino del quinto metiéndose heroina en vena. Tampoco sabes qué se siente al ver a tu padre vomitando en la puerta del bar de Fernando, y justo después coger un cartón de tinto y seguir bebiendo hasta dormirse en la barra. Jamás has visto a tu hermano pequeño ir metiéndose poco a poco en el mundo de la droga. No le has visto con 8 años fumándose su primer porro, con 12 su primera raya y con 16 utilizando agujas de segunda mano. Tranquilo, tu hermana nunca se quedará preñada a los 15 años, como la mía. Y su novio seguro que no es un camello con lujosos coches y anillos perseguido por media ciudad.

Seguro que mientras yo me tambaleaba por las calles, tu ibas a tu colegio con un bocadillo en la mano hecho por tu madre el día anterior. Seguro que le dabas un beso a tus padres antes de irte a dormir, e iban a tu cama para arroparte con la manta y desearte buenas noches. Seguro que tus tíos te regalaban juguetes por navidad y hacíais una cena familiar en la que todos os veíais y os hacíais fotos para la posteridad. Tranquilo, seguro que tu hermano termina la carrera este año y entra a trabajar a la empresa de tu abuelo; y no te preocupes por tu hermana, este trimestre sacará buenas notas. Ah si, no te olvides de bajar la basura todos los días, que si no tu madre se cabrea y no te deja jugar con la consola.

Yo tuve la suerte de salir a tiempo de mi infierno. Es cierto que tengo la nariz agujereada, pero eso me ha ayudado a acorazar mi alma y a poner los cojones sobre la mesa para enseñárselos al mundo. Puede que consigas un mejor trabajo, que tengas una mejor familia y que la vida te sonría, pero de lo que estoy seguro es de que yo disfrutaré cada momento del resto de mi vida infinitamente más de lo que tú lo hagas. Cada sonrisa que me lancen, cada gracias que reciba, cada peseta que entre en mi bolsillo, conseguirá que mi alma derrame felicidad allá por donde vaya.

Sinceramente, me alegro de que no hayas vivido lo mismo que yo. Lo único que te pido, es que no te rías del borracho que habla solo por la calle, ni del mendigo que duerme en los soportales, ni del yonki que vaguea en el parque. Porque yo un día fui uno de ellos. Y ellos, en el fondo, son como yo.
En el fondo nos quejamos por vicio.


Muy interesante [ginyo]
Gracias por el comentario :)

Lo escribí porque sentí vergüenza al ver como mis amigos se reían del típico personaje borracho de la ciudad. No soporto ese tipo de cosas :(

Saludos! :)
2 respuestas