Que importa la hora...que importa el lugar...estoy de pie frente a una puerta... de una calle cualquiera... de una ciudad cualquiera... las únicas luces que iluminan el tenebrismo de la escena son la de los locales de la calle que compiten con el brillar intenso de las estrellas y la Luna... estoy allí sobre la acera...de pie...iluminado por la luz del local que esconde la puerta frente a la que estoy... no se como he llegado a aquí, tampoco me lo pregunto. Pasa el tiempo lentamente... pero no tiene efecto... todo es estático, frío, hierático, la postal perfecta. El suelo esta lleno de hojas de imponentes árboles que han crecido partiendo el duro hormigón en mitad de la acera, la ausencia de aire ha hecho que se amontonen alrededor de la base, sobre las ramas que rompen el suelo, yo allí de pie sin saber donde estoy me maravillo con la magnificencia de este hecho, y me crezco. La puerta se abre de dentro sale un señor mayor con sombrero oscuro y bastón, se va alejando firme pero lentamente, da la impresión de que su fragilidad no podría ser abatida por nada ni nadie y lentamente se va perdiendo en la oscuridad. Al fin decido entrar camino un par de pasos sobre el suelo empedrado y me detengo frente al umbral, es una puerta antigua bastante grande, de madera oscura, el pomo es de metal, saco la mano del bolsillo de la cazadora para abrir la puerta y, aunque el pomo esta realmente frío, consigo abrir la puerta y entro. Es una cafetería , pero no una cafetería cualquiera al entrar allí todos los problemas del mundo dejan de existir mi mente se libera de todas sus cargas es como si las hubiera aparcado fuera porque no permiten su entrada. Es una cafetería de corte antiguo como arrancada de los años cuarenta y puesta allí en algún lugar en una calle cualquiera en un momento indeterminado y yo estoy aquí dentro sintiendo el mayor bienestar de mi vida, sin saber como he llegado hasta aquí. Me fijo en la única mesa que hay libre al final junto a la pared, camino hacia ella lentamente atravesando la cafetería, mis movimientos son lentos y distraídos...mi sombra delante mía es provocada un una luz ambiente, que esta producida por lámparas de metal colgadas con cadenas de un techo antiguo y agrietado por la humedad, el interior de la cafetería esta inundado por una niebla de humo de tabaco que sube oscilante e inevitablemente como el devenir del tiempo, imparable. La gente habla como contando secretos en voz muy baja, mientras sonríen. La mesa estaba flanqueada por ambos lados por unos sofás de color carmín, me siento de modo que puedo estar viendo el centro del restaurante, tras la barra veo a una chica joven, poseedora de una beldad que haría al mas fuerte de los hombres arrodillarse ante ella si quisiera. Sobre mi mesa hay un menú y un cenicero limpio. Miré durante un rato la carta, me fijo de que nada que hay escrito tiene precio, pero aún así me pido un Wishky con hielo. Sentado allí mareando lentamente el Wishky con los dedos, bajo la luz de la lámpara y la niebla, me siento mas descansado que en toda mi vida y me sumerjo en mi interior, como en una piscina de agua oscura, no puedo ver nada… todo esta oscuro, ¿Estaré en el fondo ya? Pero no acaba…sigo nadando inagotablemente hacía abajo, cuando una voz me arranca de mi interior rápidamente, es una chica esta frente a mí de pie, no puede ser ella, su voz melódica ya es familiar para mi, su mirada dulce miel, estaba ya en mi mente antes de verla, y mi corazón deseaba salir corriendo de mi pecho, ella esboza una sonrisa con sus labios delgados, y me tranquiliza completamente como a un cachorro, ¿Cómo una persona con una sonrisa puede desprender esa sensación de bienestar? Se sienta a mi lado y me besa en la mejilla, lentamente clava su mirada en la mía y todavía sonriendo me dice “Sentémonos y hablemos de lo que pudo haber sido”, tras esto una lágrima brota inexplicablemente y recorre mi mejilla imparable, mi corazón se detiene y la abrazo.
