Podría haber amado el mar...
que ligados parecen todos
mis sueños a esa piel
de arena salada
Su voz es aún el eco de
mis noches amargas,
cuando el calor de una
botella brinda por los
fantasmas que se quedaron
atrapados corazón adentro
entre el miedo
y el silencio.
Mi dolor esta ahora lejos, a salvo
hecho alcohol y fuego,
este dolor que ya está viejo
y aún sigue añorando el sabor
de las olas recien llegadas al puerto.
Es un dolor frío y azul,
es un corazón sin capitan ni remos,
a la deriva
con sus velas hinchadas por el viento de mi agonía.
Desde este triste rincón
donde me ancló la corriente
voy bebiendo
las lentas olas de la muerte.
Y por la marea de mi
alma y porque mi
barco ha naufragado
no pediré a Dios....
sino me salvo
que me devuelva
a la Playa.