Con las rodillas en el barro, y calados hasta los huesos con esa lluvia de verano que mas que mojar perdigon, esta nos impacta en la nuca, en la espalda, en las manos, temblamos, algunos lloran, otros rezan, nuestro final esta cerca; se toma su tiempo, escupe, maldice y barrunta que el no queria empezar esta guerra.
-rezad lo que sepais.
escupe con una voz cazallera mientras se suelta un poco el cuello del uniforme, cree saber cual es su final.
Despacio, despacio resbala sobre el barro la cara de un conocido de un pueblo vecino, sangre y barro se mezclan, todavia humea el casquillo.
Cierro los ojos, no quiero estar alli, mi hijo y mi mujer me esperan en casa ella quizas planchando y mi hijo leyendo.
El segundo estallido marca el macabro tempo de la muerte.
Ni siquiera lo conocia, quien era, de donde, por que estaba aqui con nosotros.
El tercero era de moratilla, labrador, catolico creyente, murio por dios y por la patria, ajusticiado por dios y por la patria.
Si, hay un cuarto, siento la lluvia sobre mi, un paso torpe a la derecha, solo levantar la mano y el cuarto fogonazo se hizo presente por un momento ilumino a todos los presentes victimas y verdugos, puesto que aquella luz no diferenciaba entre amigos y enemigos, entre ideologias, bandos y creencias, por un momento todo es luz, que se desvanece, que ya no es nada.
Sigüenza 21 agosto 1937
solo me apetecia escribir dad opiniones si quereis