(Relato) Bar “sin remordimientos”

Aqui os dejo el link a mi "blog" de escritura. Recomiendo leerlo, si lo quereis hacer, ahí ya que es lo mas parecido a un editor de texto.
Un saludo. [pos eso] [pos eso]

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Julián salía a caminar casi todos los días alrededor de hora y media o más, siempre que podía vamos, y hacía siempre la misma ruta. Tenía la idea de que caminar alrededor del parque Bruil le daba buenas ideas para su vida y luego se acercaba a su bar y se estaba otra hora, o por lo menos eso le contaba a su mujer

¿Qué hacía Julián entonces?

Bar “sin remordimientos”
– ¿Otro chato de vino, Julián? Preguntaba el camarero.

-Venga dale que hoy voy sobrado de tiempo. Hoy no follaré, como casi todos los días del año.- Contestaba Julián.

-Pues ya somos dos, Julián. Te voy a contar mi truco: es pagar 50 euricos una vez al mes, te lo recomiendo. He encontrado una que te la chupa a pelo. Son 50 euros, joder. Es latina, curvas de infarto y cara de comérselo todo. Que dios baje y la vea…-le recomendaba Lorenzo

-Calla, calla que me pones enfermo. Yo no me voy de putas. Yo no pago para follar. -contestaba Julián.

-Aun te diré más. Si te tomas una pastillica que si quieres te doy, le echas un polvo a la puta como en tu vida has hecho. Si se dejan hacer de todo, ¿no ves que hay mucha competencia? que si del Este, Asiáticas….-Lorenzo seguía intentándolo.

– Calla, calla que ya tengo bastantes problemas. Me vas a acabar convenciendo. ¿Pero las pastillas esas tienen peligro? – Julián el inocente aparecía de repente.

– Que va. Un par de cubatas, una pastilla y como cuando eras crío, toda la noche follando. ¿Me vas a decir que con 54 años nunca te has ido de putas? Atónito se mostraba Lorenzo.

-Lorenzo, hay temas que mejor no se hablan. Yo supuestamente sólo voy al bar y al parque.

-Que te vas un par de veces al año, ¿eso me quieres decir? Pues ya nos iremos tu y yo una noche o una tarde cuando te escapes de tu mujer. Yo, si la veo muy joven, le pago de más para hacerlo a pelo. Es que si no las zorras no quieren y las viejas vete tú a saber lo que tienen – reía Lorenzo en la barra del bar.

– Si mi mujer estuviese como hace 15 años… la verdad que no me lo plantearía tantas veces. Alguna mamada me hace pero es que follar… casi prefiero bajar ahí abajo, le tengo mucho cariño ¿sabes?- Se lamentaba Julián, como si ese fuese el mayor de los problemas que tenía.

-Tú eres de los de antes de aguantar todo lo que te venga mientras vayas a mesa puesta. ¿O me equivoco? Yo ya llevo 2 divorcios. Y déjame decirte algo: cuando eres crio eres un pringao que te crees gilipolleces, luego, llegas a nuestra edad y ya no estamos para competir, Julián. Ya no estamos para competir.-Dijo en tono socarrón Lorenzo.- ¿Tú tienes hijos, Julián? José, ponme otro ron cola.- Lorenzo estaba a todas.

Se conocían de hace poco Julián y Lorenzo. Este último había ido a vivir a esa parte de la ciudad hace unos meses y empezó a frecuentar el bar desde entonces. Primero el fútbol y después los pinchos y luego ya fue conociendo a la parroquia.

El camarero le puso el cubata y mientras los dos inquilinos siguieron hablando. Ya no importaba si tenían hijos o no, o si tenían mujeres o no. Ya habían creado un vínculo, o dos o tres; qué más dará: las putas, el fútbol y no aguantarse a sí mismos.

-Esta semana juega el Huesca con el Zaragoza. A ver si no nos joden y subimos este año de una santa vez.- el camarero sacó el tema.

– Imagínate que el Huesca subiese a primera. – Hablaba Julián.

-No me jodas con los fatos, Julián, que la tenemos. Que he apostado 100 euros al Zaragoza. -Contaba Lorenzo.

-Yo le he metido 50 a que ganamos con dos goles de “El Panda”.- ahora le tocaba el turno al camarero.

– Pues yo con vosotros me juego una tarde de cubatas a que gana el Huesca.- Julián hablaba con la sonrisa puesta.

-¿Pero que dices?-contestaba José

– ¡Sandeces! El Huesca bajará esta temporada. Eso os lo digo yo.- Lorenzo se puso serio.

Siguieron hablando de ese tema hasta que Julián miró el reloj y vio que era tarde. Había quedado y si llegaba muy tarde a casa su mujer le empezaría a preguntar. Se bebió la mitad de la copa de vino de trago y se despidió de ellos.

-Acuérdate Julián, ¡dos goles de el Panda y ganamos y luego nos vamos de putas los tres!- es lo último que dijo Lorenzo antes de que Julián saliese por la puerta.

Llegaba tarde al encuentro. Le habían asegurado que iban a pasar un buen rato. Como había salido del bar casi ya de noche, llamó a su mujer diciendo que llegaría algo tarde y que le dejase la cena preparada. Julián, aunque parezca raro era reservado pero no tímido cuando cogías confianza con él. También era presumido y siempre salía de su casa perfumado o eso parecía. Mediría cerca del 1,70, de complexión ancha y con algo de calvicie. Ese día vestía unos vaqueros, una camisa y un chubasquero. Era primavera en Zaragoza y tocaba día lluvioso. Tenía dos hijos. Uno de 20 años y una chica de 17. El varón estaba trabajando en una fábrica relacionada con la antigua Opel. La chica, estaba cursando el bachiller. Cogió el coche y se dirigió por el centro de Zaragoza hasta una bocacalle de Cesario Alierta. Aparcó en una zona azul. Antes de salir del coche abrió la guantera y se echó colonia y cogió dos chicles de menta que se metió en la boca. Pagó el dinero de la zona azul y puso el resguardo dentro del coche donde se viese bien desde afuera.

Llamó al piso y rápidamente respondieron. Entró al portal y subió por el ascensor. La puerta del piso estaba entreabierta. Julián entró y ya le estaban esperando en el recibidor.

-Mira a quién tengo por aquí. A mi hombre- Escuchó Julián en voz baja.

-Así me gusta, que ya estés vestida para mí. ¿Dónde está el otro?- Julián ya se había quitado el chubasquero por las escaleras y se estaba quitando la camisa.

-No te quites los pantalones todavía. Quiero hacerlo yo. Nos lo vamos a pasar muy bien. Llámame Laura- decía una voz amigable para Julián en voz baja.

Al fondo del salón pintado de color marrón claro con un sofá largo y persianas bajadas estaba el chico sin los pantalones y con su miembro erecto. Julián lo miró y dio el visto bueno a Laura. Fueron hacia el sofá.

Al cabo de una hora el chico ya se había ido y quedaron Julián y Ramón en el sofá, habiéndose duchado antes, desnudos, abrazados el uno al otro. Pasaron los minutos. Hasta que se cerró el silencio.

-Qué gran polvazo ha sido, Julián. Qué dura se te ha puesto- tocándole suavemente el pecho.

-Hacía más de dos semanas que no nos veíamos. Te tenía ganas. Ya sabes que me gustas. Eres mi preferido.- Decía Julián mientras le tocaba la cabeza.

– ¿Qué te ha parecido el chico? Joven, guapo y ha aguantado más que tú.- Se rio levemente.

-No estaba nada mal y le ha dado gracia, que siempre los dos al final se hace monótono, Ramón.

-Pues a mí no me parece monótono. Me parece más bien que coarta nuestra relación. Somos el uno para el otro.

-De vez en cuando es más divertido con tres. Me parece a mí.

-Julián, te conozco desde hace 10 años y durante los últimos años no ha habido otro hombre que estuviese en mí, que no te contase a ti. Te quiero Julián, de verdad. Te quiero como si no hubiera otro hombre.

Ramón puso su cabeza sobre el pecho de Julián.

– Pero yo estoy casado, tengo una casa, dos hijos. No sé. Yo te tengo cariño pero con mi mujer..

– ¡Con tu mujer siempre dices que es aburrido y que no tenéis nada en común!. Que no folláis casi, que no disfrutas; hasta me has dicho en más de una ocasión que el sexo conmigo disfrutas como nunca lo has hecho. Tus hijos son mayores. Quiero que te vengas a vivir conmigo. Que vivamos juntos. Esta casa es suficientemente grande para los dos.

– ¡Pero qué dices! Lo nuestro es solo sexo…

-¡Sexo! ¿A diez años lo llamas sexo? Pero tú que clase de persona eres.- Levantó rápidamente la cabeza Ramón del pecho de Julián.-sólo soy sexo para ti. Nos fuimos una vez a la playa juntos, hemos hecho algún viaje al pirineo. ¿Y solo soy sexo para ti?.-Estaba empezando a sollozar Ramón, se apartó por momentos de Julián.

-¡Joder! ¡Ramón! No lo pongas tan difícil. Yo tengo mi familia. Y así estamos bien. Hablamos por teléfono varias veces al mes, nos mandamos algún que otro WhatsApp. Nos vemos casi todas las semanas. Yo creo que está bien así, de verdad.

-Pero como eres tan frío contigo mismo. No ya conmigo sino contigo mismo. ¿Por qué no te aceptas?¿Por qué no me aceptas en tu vida real? Somos ya dos hombres de más de 50 años. Vivimos en el siglo XXI, porque no nos aceptamos el uno al otro. ¿Miedo al que dirán?.- le reprochaba Ramón a Julian.

-Son más de 30 años con mi mujer, Ramón. No puedo hacerle esto.

-Entonces, ¿quién vive tu vida?¿ella? o ¿tú?.

-Ya hemos tenido esta conversación.

-Ahora estoy más seguro que nunca, Julián.

Se levantó Julián dejando de lado a Ramón y se empezó a vestir.

-Cuando no te gusta de qué hablamos te vas. Seguro que le haces lo mismo a tu mujer.-En Ramón sonaban las palabras con rabia.

Al cabo de unos minutos de silencio mientras se terminaba de vestir y de abrochar los zapatos. Se levantó y se dirigía a la puerta cuando se fijó en la casa que tantas veces había estado. En el sofá que tantas veces lo habían hecho. A veces Ramón se travestía y eso le ponía muy cachondo a Julián.

-Creo que por hoy ha sido suficiente. Hablamos, Ramón.- Le dirigió una última mirada.

-Te quiero, te amo.

Julián abrió la puerta y se fue. Impasible ante esas últimas palabras.

Esa noche no cenó nada y dejó el plato dentro del microondas. Se fue pronto a la cama y su mujer le preguntó que si le pasaba algo.

-Nada Conchita, un mal día para mí. Empezó siendo bueno pero ha acabado mal.

-¿0ué ha pasado? Hoy has tardado de más en venir a casa. Hay veces que te ausentas de la casa y te echo de menos.

– Nada mujer, el futbol. Tonterías en verdad. Duérmete. Mañana seguro que me levanto de mejor gana.

Pasaron los días y llegó el partido del Huesca-Real Zaragoza. Se reunieron los parroquianos en el bar. Algunos llevaban la camiseta del Zaragoza, otros vestían de domingo. Era un día especial. La barra llena de pinchos. José, el camarero, había pedido a su sobrino como siempre si podía ayudarle con los días de futbol en el bar. A cambio él le daba un dinero. La cocinera, una mujer colombiana, estaba preparada con el delantal. El barril de cerveza nuevo. Julián estaba dentro cuando Lorenzo entró y saludó al grupo al versículo de “¡hoy gana el Zaragoza y nos vamos todos de putas, que pago yo!”.

El partido estaba al descanso cuando Julián recibió una llamada de un número que no tenía en la agenda.

-¿Sii? ¿Hola?. – dijo Julián

-¿ Julián?- preguntó al otro lado del teléfono.

-Sí, dígame.-respondió

– Soy la hermana de Ramón. No sé cómo decirle esto, Ramón siempre me hablaba de usted. Siempre dijo que se tenían que haber conocido hace 30 años…

-¿pero qué me está diciendo? ¿ qué me quiere decir?

-Se tomó todas las pastillas de antidepresivos, ibuprofenos y pastillas para dormir.- dijo entre sollozos la hermana.

-eehh pero..¿ y cómo está?¿ cómo se encuentra?- Julián estaba muy alterado.

-Está muerto, Julián. Lo hemos encontrado tirado en su piso. Nos han dicho que llevaba más de dos días muerto.

-No me jodas…- Se le cayeron varias lágrimas.-No sé cómo reaccionar a esto, Lo sien….- Colgó el teléfono Julián.

FIN
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