Recopilatorio "Mi profesora de Ingles"

Este es mi primer relato largo (los anteriores casi no llegaban a las 2 paginas). Espero de corazon que disfruteis con el, solo he intentado hacer una bella historia con tema que siempre me ha fascinado. La relacion de un alumno con un profesor.
Mi profesa de Ingles Cap1 ENLACE A MENSAJE ORIGINAL

Una día más de clase que transcurría, con su rutina acostumbrada, caminaba por los pasillos a grandes pasos, pues me demoraba en llegar a clase, era el primer día con mi nueva profesora de Ingles, desde que el anterior maestro se jubilara solo habían prosperado rumores acerca de ella, ¿Cómo seria? ¿Seria buena profesora? ¿Qué edad tendría?.

Entre en el aula, y me quede mirando a mis compañeros que tenían sus ojos a punto de salirse de sus orbitas, gire mi cabeza y allí estaba, nada de lo que me había imaginado me había preparado para esto. Escribiendo su nombre en la pizarra se encontraba una joven que no pasaba de los 25 años, de cabellos morenos y tez bronceada, ¿Cómo podía ser profesora?. Me senté en silencio, nadie pareció darse cuenta de mi llegada, los chicos por motivos obvios pero las chicas también habían caído bajo el hechizo de esta mujer, toda la clase murmuraba, “Que guapa es” “¿Os habéis fijado en su pelo?”, pero fue cuando hablo, cuando esos labios se movieron, cuando finalmente nos atrapo con su embrujo.

-Buenos días- comenzó la mujer- me llamo Carmen del Rocio y este es mi primer año como profesora, podéis llamarme simplemente Carmen,

Tras presentarse comenzó la clase, he de admitir que se cortaba al hablar, y a veces parecía no saber como continuar, pero su Ingles era muy fluido y moderno, todo lo contrario que nuestro antiguo profesor, que no admitía ni acento americano ni tan siquiera contraer ciertas palabras, parecía sacado de un libro de Shakespeare, con sus formalidades y reverencias gramaticales.

Las clases fueron bien, nunca había destacado en Ingles y no empecé a hacerlo, realizaba mis deberes y leía en clase cuando me tocaba, pero nunca desperté especial atención de la señorita. A diferencia de mis compañeros yo la veía como una joven profesora, para ellos era la diosa Venus que había llegado para socorrerles en su adolescencia.

Los días pasaron sin cambios de importancia, a la señorita Carmen le dejaban mensajes de amor en la taquilla, y se ruborizaba cuando los cogia. Al ser tan joven nos cogio mucha confianza, así nos enteramos que no tenia novio (había cortado con el hace un par de meses). Para alegría de mis compañeros que se frotaban las manos imaginando perversiones sin límite. También esto era una alegría para los muchos profesores solteros que había en el Instituto, que no dejaban de piropearla e invitarla a cenar.

Poco a poco, la señorita mejoraba en su forma de dar clases, la experiencia iba poco a poco modelando su forma de enseñar. Nos trataba como viejos amigos que le hubieran pedido unas clases particulares.

Todo hubiera seguido así, si no fuera por aquella noche, un sábado, había salido de copas con unos amigos, pero una chica del grupo se había sentido indispuesta, como era buena amiga mía y no queríamos chafarle la fiesta a los demás la acompañe a su casa, una ves que la había dejado, me encamine hacia la boca del metro, pero no llegue a ella, en un callejón cercano oí ruidos, y con curiosidad me acerque.

Dos hombres agarraban a una mujer y la zarandeaban, me acerque a ellos, y les grite que dejaran en paz a la mujer, uno de ellos se giro y la luz se reflejo en el filo de una navaja. Las farolas me mostraban su rostro cadavérico, fruto sin duda de drogas y excesos. Se movía con espasmos, provocados quizás por un mono incipiente, se lanzo hacia mi, navaja en mano, yo agarre la mano que empuñaba el arma y se la retorcí hasta que cayo al suelo jadeando (He de decir que mido 1.85 y soy fuerte). Pero me despiste del otro compinche que aprovechando mi descuido me ataco con un trozo de madera, que habría recogido del suelo, el golpe me aturdido un poco y me lastimo algunas costillas pero le cogi de la camisa y girando sobre mi conseguí lanzarlo sobre unas cajas mal apiladas.

Los dos atracadores frustrados se levantaron y decidieron que no merecía la pena robar a la mujer, dándose a la fuga.

Me agache de inmediato para socorrer a la mujer, ayudándola a levantarse, no tenia marcas visibles, por lo que descarte llevarla al hospital, me toque el flanco herido y note como se formaba un bulto, pero no era grave…

Cuando salimos a la calle, la mujer caminaba despacio, con uno de los tacones roto. A la luz de las farolas pude ver finalmente su cara, y casi se me que congelo el corazón, era ella sin duda. Mi profesora de Ingles…

Carmen pareció no reconocerme, normal, pues iba vestido de forma muy diferente que en el instituto, la acompañe a un banco, y tras asegurarme que estaba bien, continué con ella hasta su casa, que no era lejos. En el portal seguía sin reconocerme. Me invito a subir a su apartamento, el corazón se me acelero, pero desistí en mis pensamientos, le dije que no, que debía volver a mi casa, ella me dio un beso como agradecimiento y creo en ese momento pareció reconocerme por el brillo de sus ojos. Nos despedimos y yo me dirigí hacia el ambulatorio más cercano, donde, entre quejas mías, me vendaron el costado herido.

No comentare la escena que monto mi madre, cuando llegue en ese estado a mi casa, pero tras asegurarla cien veces que habia sido en defensa propia me dejo ir a mi cuarto, donde me tumbe en la cama pensando en el lunes… cuando volvería a ver mi profesora.
Mi profesa de Ingles Cap.2 ENLACE A MENSAJE ORIGINAL


El domingo llego con los dolores y la resaca, pero un largo sueño me libero de las tensiones y me hizo reflexionar acerca de lo ocurrido. Me levante pesadamente de la cama, era ya medio día, mire el espejo de mi habitación y me acerque a el, era un espejo antiguo que había heredado de mi abuela. Casi de cuerpo entero, me saque la camisa con la que suelo dormir y observe el vendaje, el dolor de las costillas se acentuó y el moretón se había hecho aun mas grande, maldita sea, pensaba. Contemple también los músculos que se marcaban a lo largo de mi figura, mire mi pelo corto y comprendí que por que la señorita Carmen no me hubiera reconocido, en el instituto uso camisas largas que ocultan mis músculos, me aliso el pelo y me pongo Gafas. En cambio cuando salgo por la noche me visto con ropas ajustadas, que me marcan los músculos uso gomina y brillos en el pelo aparte de unas lentillas, los 18 años me sentaban muy bien. Soy en verdad soy como la noche y el día.

El lunes llego, y con el la rutina de las clases, cuando toco Educación Física tuve que quedarme al margen, no tuve problemas pues tenia el resguardo de la consulta del ambulatorio. En normal monotonía, excepto la curiosidad de mis compañeros acerca de que me había pasado, pasaron las horas, hasta que llego la última clase, la clase de ingles. Entre el ultimo en el aula y me escondí detrás de una columna iba vestido de forma muy clásica, con la vaga esperanza de que la señorita no me reconociese. Llego la señorita y me percate que miraba fijamente a los chicos. Una vez sentada comenzó a pasar lista.

Cuando llego a mi nombre su mirada se perdió en mis ojos, entonces supe que me había reconocido, perturbada, pero intentando guardar la serenidad siguió pasando lista. La clase trascurrió entre miradas fugaces entre los dos, me di cuenta del sonrojo de sus mejillas, cuando miraba a mi dirección. La clase termino, pero antes de poder escabullirme me dijo:

-Juan quiero hablar contigo –Lo dijo con voz quebrada pero con seguridad-

Viendo que no podia escabullirme me quede, cuando salio el ultimo de mis compañeros cerro la puerto y se acerco a mi, yo tenia el corazon en un puño.

-Te quedan mejor las lentillas, -el comentario me pillo desprevenido- ¿Lo sabias?

-Si, pero solo las uso por la noche –fue lo unico que se me ocurrio decir-

-¿estas bien? –Pregunto con sincera preocupación- ¿Aquellos locos te golpearon?

-No, estoy bien, solo me magulle unas costillas –Dije incapaz de mentirle-.

-Déjame ver – sin que yo pudiera evitarlo me subió la camisa, revelando el vendaje y mis músculos- ¡Dios mío! Y por mi culpa.

- No paso nada, estaba obligado a intervenir -conteste con un susurro la sensación de sus manos recorriendo mi pecho me provoco escalofríos por todo el cuerpo- me alegra que usted este bien.

-Gracias a ti –dijo con su melodiosa mientras me bajaba la camisa- Tengo que recompensarte por lo que has hecho.

Lo admito por mi mente de adolescente surgieron toda clase de pensamientos, pero tuve la fuerza de voluntad para controlar dichos pensamientos.

- Me dado cuenta de que novas muy bien en mi asignatura –comento mirando mis apuntes- creo que necesitarías una ayuda. Podrías venir a mi casa por las tardes, ¿Qué te parece esta tarde a las 5? Ya sabes donde vivo.

Una voz dentro de mí me gritaba que aceptase y esta vez no pude negarme.

- Supongo que seria una ayuda – es todo lo que pude decir- gracias Señorita.

-llámame Carmen – dijo poniendo un dedo en mis labios- es lo mínimo que puedo hacer por ti.

Ella me dejo ir y aproveche la oportunidad pero nunca olvidare su mirada, ¿Qué quería esta mujer?. Lleno de preguntas sin respuesta llegue a mi casa y me prepare para mi primera clase particular con ella… que sea lo que el destino me aguarde pense.
Mi profesa de Ingles Cap.3 ENLACE A MENSAJE ORIGINAL

Las piernas me temblaban a cada paso, mientras me acercaba a la dirección no dejaba de pensar en esta situación tan extraña. ¿Se sentiría la Señorita obligada a recompensarme? (pensamientos calenturientos recorrieron mi mente pero me los despeje con esfuerzo.) Llegue a la dirección y toque el telefonillo, momentos después sonó su voz, lo que provoco mi primer estremecimiento que estaba seguro que no seria el ultimo de aquella tarde.

-¿Diga? –Pregunto la voz de Carmen-

-Soy Juan –conteste algo azorado-

-Sube – dijo mientras me abría la puerta- te estaba esperando –el segundo estremecimiento me recorrió la espalda-.

Subí las escaleras, olvidándome por completo del ascensor…. El ejercicio me vendría bien para aclarar mis ideas. Llegue al piso y me acerque a la puerta, estaba abierta…

-Entra Juan – Dijo una voz desde el interior- cierra la puerta-

Con el máximo cuidado entre en el apartamento, era pequeño y desprovistos de muebles, tenia lo esencial como una mesa en la cocina, una rápida mirada me convenció que era el típico piso con una cocina-salón y una sola habitación. Entre en el pequeño salón y deposite la maleta con los libros en la mesa y observe la habitación. Un pequeño televisor descansaba sobre una mesilla, las paredes estaban desnudas de cuadros. De la cocina salio un pitido de clara procedencia, me acerque y descubrí una cocina pequeña pero muy ordenada y limpia, en el fuego crepitaba una pequeña cafetera. Apague el fuego y serví el café en dos pequeñas tazas.

-Gracias por servir el café – Comento Carmen, que había aparecido en la puerta- Ya me había olvidado por completo de el…

Me gire con una taza en la mano, su visión me hizo casi tirar la taza, vestía de forma informal con una gran camisa y unos partís, su pelo brillaba y rezumaba frescura, delatando que se había acabado de bañar. Conseguí serenarme un poco y me disculpe.

-Perdóneme – Dije casi sin aliento- ¿Cómo quiere el café?

-Con dos terrones de azúcar - contesto ella sentándose a la mesa- el azúcar esta en el segundo estante, a tu derecha.

Cuando termine de preparar su café y el mío (me gusta solo), los lleve en una badejita a la mesa. Deposite la bandeja y me sente.

- Gracias –Comento mientras cogia su taza-

-De nada – respondí, mientras me tomaba mi café - ¿Vives sola? – me aventure a preguntar-

-Si, -bajo la mirada, con añoranza- me he mudado a esta ciudad por el puesto de profesor, ha sido una gran suerte que me lo diesen a mi, a una recien licenciada.

-Me alegro por la parte que me toca –comente alegre- ya era hora de tener sangre nueva en el instituto. ¿Qué te parece esta ciudad?

-Me gusta, no me la imaginaba tan grande, pero me estoy acostumbrando –contesto con la mirada puesta en la ventana- es una ciudad muy diferente a la mia.

-Debe ser duro, dejar a la familia y a los amigos… -comente sin pensar- para llegar a una ciudad desconocida…

-Lo es –contesto con tristeza en la voz- y mi primer intento de salir por la noche para divertirme, no fue muy bien…- bajo su mirada avergonzada- siento mucho lo de aquella noche, por mi culpa te hicieron daño.

-Bueno… no pasa nada, me meto en problemas casi siempre, no se preocupe, estaba sola y no conocía la ciudad, debía haber ido con algún acompañante… - comente-

-Pero no conozco a nadie, y en el instituto solo hay viejos verdes –comento Carmen con una sonrisa-

-Podría acompañarla yo – me atreví a comentar- conozco bien la ciudad, y seria una forma justa de pagarle esta ayuda…

-¡¡Es verdad el Ingles!! –Dijo mientras recogía el café y lo llevaba a la cocina- vete consultando los libros mientras yo recojo esto.

Como me había pedido saque los libros y mentalmente me di una patada en mis partes nobles…. ¿Por qué no me había callado? La clase fue soberbia y me ayudo mucho a comprender mejor las lecciones del instituto. Cuando ya era la hora nos despedimos con un beso en la mejilla (con el que me sonroje) y yo prometí volver mañana.

La semana pasó rápido, entre las clases en el instituto donde comenzó a preguntarme más que antes. Cuando nos veíamos en los pasillos cruzábamos miradas de complicidad, disfrutando secretamente de una amistad secreta. Continuaron también las clases particulares donde seguimos intimando. Tras varios intentos conseguí convencerla para que me acompañase el viernes a dar una vuelta por la zona centro de la ciudad, ella se hizo de rogar pero en el fondo tenia mucha curiosidad por conocer la vida nocturna.

Así que aquí estoy vestido con mi uniforme de batalla (Termino que uso para mi ropa de fin de semana), con las lentillas y el pelo engominado. Esperando delante de su puerta, “alea Jacta est” (La suerte esta echada)
Mi profesa de Ingles Cap.4 ENLACE A MENSAJE ORIGINAL

Faltaban 5 minutos para la hora y ya estaba en su portal, vestido y preparado. Aunque la pregunta era ¿preparado para que?, que debía esperar de esta noche… ¿podía considerarlo una cita? Tras intentar poner en orden mis pensamientos, me arme del valor suficiente para llamar a su timbre.

-Que puntual –Contesto la voz de Carmen- Enseguida bajo….

“Enseguida bajo….”, esas palabras dichas por una mujer podían significar una eternidad, resignado, me senté en el bordillo de la puerta. Solo 10 minutos después vi la sombra de su figura por la puerta. Me levante para saludarla y casi me caigo en el intento al verla. Llevaba el pelo liso y le caía en cascada por los hombros desnudos, un traje de una pieza rojo brillante y unas botas a juego completaban su vestuario.

-¿Estoy bien? –Pregunto con un sonrojo- Creo que es un poco excesivo…

- Estas perfecta- conteste anonadado- ¿Vamos? –pregunte ofreciéndole el brazo.

-¡Vamos! –Contesto cogiendome del brazo, esto provoco una inmediata subida de mi tensión y de mi temperatura.

Así paseamos por las calles principales de la ciudad. Muchos hombres a nuestro paso, incluso los que tenían pareja, le dedicaban una lasciva mirada a Carmen. Yo me sentí muy honrado de poder acompañar a esta bella mujer. Tras caminar un rato la lleve a una discoteca tranquila, entramos sin problemas, el gorila de la entrada incluso me insinuó que cuidase bien de la chica.

Entramos en el mundo de colores sicodélicos y sonidos de otro mundo, de ritmos enfermizos y sensaciones excitantes, en la discoteca vaya cercamos a la barra y pedimos unas bebidas. Tras tomárnoslas, Carmen comento que le gustaba el local y querría bailar un poco. Yo asentí y le indique que fuera ella primero.

Fuimos a la pista de baile, siguiéndola en todo momento y nos pusimos a bailar al son de la canción de moda. Carmen reía viéndome imitar torpemente los movimientos de las gogos, que como diosas bailaban en sus escenarios.

Tras casi una hora de baile ya me sentía extenuado, un joven que estaba bailando a nuestro me pareció familiar… ¡Era de mi clase! Rápidamente agarre a carmen por el brazo y me intente alejar de el. Pero el bullicio era tal en la discoteca que no pude caminar mas de dos metros.

-Señorita Carmen - Grito Andres acercándose a nosotros- que Guapa esta señorita, nunca la había visto por aquí ¿este es su novio? –dijo señalándome a mi.

-Hola Andres.. –contesto la señorita, que me lanzo una mirada de terror- si … es mi novio

-hola, encantado –Dijo Andres estrechándome la mano- soy uno de los alumnos de su novia, bueno les dejo que ya veo que estáis en pareja…

Increíble, Andres no me había reconocido… ¿tan diferente estaba como cuando voy al instituto?

Carmen y yo conseguimos salir del local y caminamos algunas calles, hasta que no pudimos más y detuvimos en una esquina para reímos. Apoyados uno en el otro.

-¿por que le has dicho eso a Andres?- le pregunte cuando deje de reir-

-No se me ocurrió nada mejor- Contesto sonriente- ¿Ademas ha salido bien no?- Me hizo un guiño-.

En lo que nos quedo de noche visitamos otros tantos locales, esta ves sin dificultades para mi alegría. Acabamos en un café, que nos refresco y nos despertó lo suficiente para llegar a su casa. Los dos habíamos bebido pero ella era la que estaba mas afectada, cuando llegamos a su casa casi se desmaya, tuve que cargar con ella asta su piso. Donde le saque las llaves del piso y me metí dentro con ella a cuestas (suerte que había ascensor).
Cuando estuvimos dentro entre en el dormitorio y me asombre al ver que estaba lleno de trajes y zapatos desparramados por el suelo. Carmen ya dormía entre mis brazos. Con el máximo cuidado la deje en la cama y la arrope. Al verla tan hermosa y tan indefensa, no pude contenerme y le di un tímido beso en los labios. Acto seguido me dirigí a la cocina y le deje una nota, agradeciéndole la noche tan fantástica que había pasado y explicándole que la había traído a casa.

Y así la deje, con cuidado cerré la puerta de la vivienda y me aventure hacia mi casa, donde nada mas llegar me quede dormido sobre el colchón.

Era ya entrado el medio día cuando mi madre me levanto, con pezades Sali de la cama y vestido aun con las mismas ropas de la noche conteste el telefono.

-¿diga? –Pregunte taciturno-

-Soy Carmen –Contesto- Queria darte las gracias por lo de ayer, te comportaste como un caballero.

-Gra-gracias, fue un placer –Dije con el corazon acelerado- Espero que durmieses bien.

- Lo hise –hizo una pausa- por cierto… estaba despierta, muchas gracias – dijo cortadamente antes de colgar-.

¿¿Que estaba despierta??........
Mi profesa de Ingles Cap.5ENLACE A MENSAJE ORIGINAL

Despierta… estaba despierta… cierto que no era mi primer beso, ese habia sido para una compañera de clase años atrás, pero fue el primer beso en que sentí todo mi cuerpo estremecer…. Y ella estaba despierta… No podía perdonármelo a mi mismo, la había ultrajado, me sentía muy mal conmigo mismo pero en mi interior latía un fuego que me recordaba sus ultimas palabras “muchas gracias” ¿le había gustado el beso? Me veía inmerso en un mar de dudas… no podía negar que sentía algo por ella y creo que ha demostrado que siente algo por mi… pero… nuestra relación seria imposible. No podríamos guardarla siempre en secreto. Debe haber una manera….

Volví a intentar dormir, pero los nervios me lo impedían… cuando por fin cerré los ojos, otra ves fui despertado por una llamada telefónica.

-Si? –pregunte con vos cansada- soy Juan….

-Juan soy Luis –Otro compañero de clase- No te lo vas a creer pero acabo de hablar con Andres y me ha contado que vio ayer a Carmen con un Hombre en la disco Estrellas…

- a.. ¿Si?- respondí mientras mi rostro cobraba un cariz violeta- Tiene novio entonces…

- Y al parecer muy Guapo –Comento Luis- Andres comento que no le pudo ver bien pero que era un tío muy grande como tu… -sugirió-

-¿Cómo yo? – A Juan todo le daba vueltas- debe ser un tío enorme ja j aja

-Ja ja, si debe serlo- contesto Luis- Bueno ya nos contara mas Andres el lunes, Bueno ya hablaremos.

-OK Luis- Dije y colgué-

Bien Andres no podría reconocerme… si el lunes voy a clase vestido normal no podrá sospechar. Ya más tranquilo me acosté en la cama para dormir hasta el domingo, cuando me desperté en la madrugada. Tras asearme y comer (estaba hambriento) dedique el día a estudiar y repasar los apuntes.

Un nuevo lunes llego, con el bullicio de las aulas llenas de alumnos que aun no habían despertado del todo y seguían aferrados a la fiesta del fin de semana. En mi clase no hubo otro tema de conversación que el Novio de Carmen, no dejaban de hacer hipótesis acerca de el, yo callado negaba cuando me preguntaban si sabia algo.

Llego la hora de ingles, como era costumbre Carmen ya nos esperaba en el aula, nos sentamos en silencio y comenzó la clase. Aunque antes Andres se lanzo a saludar a Carmen preguntándole acerca de su novio. Carmen cambio de semblante… y durante un segundo me dirigió una delatadora mirada.

-Bueno, si tengo novio –Contesto Carmen-

-¿y va en serio con el señorita?- pregunto atrevidamente Luis-

-Creo que si – Contesto Carmen sutilmente ruborizada-

-Vamos a dejar tranquila a la señorita –Conteste alzando la voz- es su vida privada.

La clase se callo y Carmen visiblemente aliviada retomo la lección. Seguí cada uno de sus movimientos durante toda la hora, aunque no preste atención a sus palabras ¿Lo habría dicho en serio? La clase terminó y todos se precipitaron hacia la salida, todos menos yo, que me quede mirando a la señorita. Cuando nos quedamos solos en el aula pregunte.

-Lo has dicho en serio Carmen –Intente que mi voz fuese neutra-

-Juan…-se contuvo antes de continuar- Creo…. Creo que si… -carmen se sonrojo- tenemos que hablar esta tarde, por favor no faltes aunque si lo haces lo entenderé y no volveré a hablarte más que como a un alumno.

Dicho esto se fue, antes que yo pudiese responder…
Mi profesa de Ingles Cap.6 ENLACE A MENSAJE ORIGINAL

“Creo…. Creo que si…” estas palabras retumbaban en mi cabeza, despertando dentro de mi toda clase de sentimientos, ¿de verdad la amaba? ¿Cómo podía alguien como ella, hermosa e inteligente, fijarse en mí? La hora se acercaba rápidamente, habría deseado ser capaz de parar las manecillas del reloj, para poder pensar, pero no tenía tiempo. Tenia que decidirlo en cuestión de minutos. Ir no ir, Carmen me lo había dejado muy claro, si no iba no me guardaría rencor pero si iba… ¿Qué iba a pasar?

Si dejaba pasar esta oportunidad… no me lo perdonaría nunca… así que decidí por una ves, hacerle caso a mi corazón e ir a su casa. Le comente a mi madre que iria a la biblioteca (mi coartada) y que quizás me retrasaría.


Abrí mi armario y escogí ropas elegantes, me puse las lentillas que tanto le gustaban y me alise un poco el pelo. Una ves que estuve conforme con mi aspecto Sali corriendo hacia su casa.

Llegue con el tiempo justo y le toque aun recuperando el aliento. La puerta se abrió, con seguridad en mi mismo entre en el portal y subí las escaleras de dos en dos. Llegue a la puerta y me la encontré abierta.

Entre en la casa y me impacto el olor del café recién hecho.

-Pasa Juan, ya conoces el camino –Dijo la voz de Carmen desde el salón.

Entre y me senté junto a ella, como esperaba una taza humeante descansaba en sus manos y otra me esperaba en la mesa. Cogi la taza y sorbí un poco del negro néctar.

-Gracias –dije tímidamente- muchas gracias… -Dije sin precisar-

-He sido una egoísta –contesto Carmen bajando la mirada- te he puesto en un compromiso difícil… pero sabría que vendrías –dijo mientras me tomaba la mano y la envolvía con las suyas, una corriente calida me envolvió tras el contacto.

-Carmen, perdóname por lo del otro día –Dije avergonzado recordando aquel furtivo beso- Lo hice sin tu permiso.

Carmen bajo la mirada pensativa, se levanto y se acerco a mi… me cogio de las manos, mi corazón se acelero inmediatamente.

-Siempre has tenido mi permiso –Dijo antes de besarme, tímidamente nuestros labios se encontraron en un largo beso- pero no se si hago lo que debo.

-Carmen- dije cuando ceso nuestro beso- nunca he querido algo con mas intensidad, los dos somos ya adultos y nos queremos que importa todo lo demás…

-Tienes razón Juan .contesto mientras me abrazaba…

Nos unimos en un apasionado beso, sin prisas sin tensiones, solo existíamos el uno para el otro. Las prendas fueron cayendo al suelo, liberando nuestros cuerpos de ataduras. Antes de darme cuenta ya estábamos desnudos sobre su lecho. Su cuerpo era una golosina que pensaba disfrutar. Desde el principio mi inexperiencia se hizo notar, pero ella llevaba el compás de este concierto. Mis manos perdieron su timidez y recorrían su cuerpo, explorando sus curvas y arrancándole gemidos de pasión.

-Ven –me susurro mientras con cuidado me colocaba un preservativo-

-Es mi primera vez –le susurre al oído mientras me colocaba- no se si seré capaz…

Carmen me callo con un tórrido beso mientras nos fundíamos en único ser, una unión de placer a cada movimiento. Miraba su cara angelical y no me creía que estuviese allí en ese momento... vivía un sueño… Quedamos abrazados, besandonos…

-Has estado fantástico –me susurro al oído- te quiero.

-Yo también te quiero – dije y la bese nuevamente- Mi ángel.

Era la primera vez que se lo decía y ella me contesto con un beso.

Tras mirar el reloj me di cuenta de que el tiempo había volado y ya era hora de regresar a mi casa. Mientras me vestía hablábamos de nuestra situación.

-Juan, te quiero, pero somos profesor y alumno –Comento Carmen- No tenemos futuro…

-Carmen precisamente por que nos queremos hay futuro –le replique congiendole las manos- No me importara cambiar de instituto si puedo estar contigo…

-Esto es muy importante… debes pensarlo bien mi querido Juan… ahora vete –Susurro Carmen- No vayas a llegar tarde…

-Hasta mañana entonces –y le di el ultimo beso de despedida, antes de salir

Nada mas salir del portal tuve que pararme a pensar que en verdad no había sido un sueño, había estado con ella, la había acariciado, besado…. Era tan feliz que me sentía incapaz de guardar todo el gozo en mi interior. Pero una voz me recordaba el futuro incierto que cernía sobre nosotros…
Mi profesa de Ingles Cap.7 ENLACE A MENSAJE ORIGINAL

Llegue a mi casa justo a tiempo para no levantar sospechas, me dirigí a mi cuarto cuando mi madre me dio un recado, me había llamado Juan tenia un noticion…. ¿Qué querría el cotilla este? Marque su numero y por suerte me lo cogio el.

-¡¡Juan no te lo vas a creer!!- dijo efusivo Luis-

-Cuéntame… -dije resignado esperando oír algún chismorreo.-

-Maria, la hija de la directora, tuvo que ir a casas de varios profesores a llevarles unos papeles importantes que se habían olvidado –me comento- Pues cuando tuvo que ir a casa de La profesora Carmen dice que salía del portal un hombre, y según la descripción de Andres ¡¡es el novio de la profesora!!

-¿Se sabe algo mas? –pregunte en un susurro…-

-¡Pues si! Es es lo mejor, Maria casi ha identificado al chico dice que es del Instituto aunque no esta segura…

-¿De nuestro instituto ?.- conteste aterrorizado- ¿esta segura?

-Ella dice le ha visto por el instituto pero no esta muy segura… pero si le vuelve a ver seguro que lo reconoce –Comento Luis-

-Ok… Ya hablaremos mañana….-y colgué-

Nos habían descubierto… Ya nada podría hacerse… desde que mañana Maria me identificase todo el mundo se enterraría de lo nuestro, Debía llamar a Carmen. Cogi el móvil pero en ese preciso momento comenzó a sonar…

-¿Diga? – Pregunte-

-Soy yo Juan –Menos mal era la voz de Carmen-

-tenemos un problema- dijimos los dos al unísono-

Tras la pausa que hicimos le conté el problema.

-¿Maria verdad? –Dijo Carmen – Acaba de estar aquí.

-Si …-admití- Cuando mañana me vea en clase se descubrirá todo…

-Pero para eso tiene que reconocerte – Dijo Carmen- se me ha ocurrido una idea, ve a la esquina de Estevanes con Ripoche lo antes posible, te estaré esperando, a y llevate las lentillas!!- Dijo carmen antes de colgar.

La verdad es que estaba bastante confundido, pero no había tiempo que perder. Le dije a mi madre que me había surgido un imprevisto. Salí corriendo a la dirección que me había indicado Carmen. Cuando llegue estaba allí esperándome. Le di un beso y le pregunte que íbamos a hacer.

-Ya lo veras –Contesto mientras me guiñaba un ojo-

Subimos por la calle y se paro delante de un bloque de apartamentos. Toco el timbre y la puerta se abrió. Entramos dentro y con prisas subimos hasta la primera planta donde una puerta nos aguardaba abierta. Junto a la puerta había un cartel que ponía “Jorge Sánchez Estilista”. Una ves dentro me di cuenta que estábamos en una mini peluquería. Nos salio al encuentro un Joven vestido de blanco , de facciones muy dulces y mirada picara.

-¡Carmen hermosa! –Dijo mientras le daba dos besitos de peñón- Este debe ser el chico del que me hablado.

-si Jorge, necesita un cambio de look para mañana –Contesto Carmen muy seguro-

-¿Cambio de look? –Murmure mientras me sentaban en la silla y me ponía una toalla alrededor del cuello-

-No te preocupes –Contesto Carmen tras darme un calido beso- Confía en mí.

-Tranquilo chaval –Comento Jorge mientras se acerca tijeras en mano- Que estas en buenas manos….

Dos horas después me quitaban la toalla y me dejaban verme al espejo. Me había cortado el pelo, puesto dos extensiones que me caían a ambos lados de la cara, todo en un color rojizo, además me había depilado las cejas, era incapaz de reconocerme, parecía sacado de un anuncio.

-Jorge eres un genio –Dijo Carmen mientras le estampaba un beso en la mejilla-

-Ves Juan –Comento Carmen mientras me acariciaba las mejillas- Así Maria no te reconocerá….

Cierto Maria no me reconocería… pero nada mas llegar a mi casa con estas pintas, mi madre quiso tener un conversación seria conmigo, quería saber si me había vuelto gay… La verdad es que no le desmenti nada… estaba demasiado impresionado con mi reflejo…
Mi profesa de Ingles Cap.8
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Al despertar al día siguiente casi me muero del susto al verme reflejado en el espejo… “Dios que pintas tengo” Pensé… pero mirándome bien me di cuenta de este peinado me quedaba muy bien, resaltaba mi cara y el color rojizo hacia mas brillantes mis ojos. Bueno al final Jorge sabia lo que hacia….

Me costo un poco elegir la ropa pero unos pantalones de pana marrones y una camisa surfera me iban bastante bien. Por primera vez lleve lentillas al instituto. Que decir de lo que dijeron. Ciertamente yo no tenia el look mas agresivo (Ese merito se lo dejo a los punkis de instituto) pero tenia un look muy sensual y las chicas se fijaron mucho, incluso chicas que no me habían dirigido la palabra en todo el curso comenzaron a hablarme y no decir de ciertos chicos a los que tuve que rechazar asegurándoles que mi cambio solo era externo.

Los días pasaron, mis compañeros rápidamente se acostumbraron a verme así y ya me llamaban “el Pincel”. Maria se me quedo mirando la primera vez, pero no pareció reconocerme. Carmen y yo solo nos dirigíamos escuetas miradas en clase, refrenando la pasión que nos invadía cuando estábamos en la misma habitación. Nuestra relación estaba alcanzando un delicado equilibrio, la pasión desenfrenada de los primeros días daba paso a un intenso y calido amor…

Poco importaba ya el mundo cuando estaba en sus brazos, o cuando la mecía en los mios. Que nos importaba todo el dinero si nos teníamos el uno al otro.

A la siguiente semana, Maria me arrincono en un lugar desierto del pasillo, yo me había imaginado que no me reconocería pues no lo había hecho antes, pero una ves mas me equivoque.

-Juan tenemos que hablar tu y yo –me dijo fríamente mirándome a los ojos- Ahora mismo en la planta de los laboratorios -planta que suele estar vacía esas horas-

No dije palabra y la seguí por las escaleras, cuando llegamos a la planta se aseguro de que no había nadie y me empujo a una esquina poco iluminada.

-Juan se tu secreto –me soltó de pronto-

-¿De que me hablas Maria? –Bromee-

-No me vengas con tonterías Juan –sus ojos brillaban intensamente- Te reconoci a la primera ves, este cambio no te sirvio para nada…

El asunto se estaba tornando peligroso, lo sabía, me deje sonrisas y la mire fijamente.

-¿Y por que no lo has contado a tu madre? –Le pregunte con voz neutra- ¿Dime, por que no se lo has contado todo a Luis?

-Por… por que… -Sus mejillas se tiñeron carmesí- por que queria pedirte un favor…

-Un chantaje querrás decir…. –me aventure a decir- dime ¿Qué es lo que quieres?

-Quiero… dejar de ser una empollona –dijo con una lagrima recorriendo su rostro- Quiero sentirme hermosa, quiero gustar a los chicos…

-Pero que dices –Conteste cogiendola de los hombros- Si eres muy hermosa…

-Pero no se como vestirme –me dijo en susurro- No se como peinarme, siempre me he dedicado a estudiar, noche y día pero ahora no me sirve de nada…

-Vale, déjame hablar con Carmen –dije limpiando su rostro de lagrimas- Pero te prometo que te ayudaremos.

Me pare a pensarlo y la mire detenidamente, vestía formal con una camisa de cuadros y una falda azul marina larga, llevaba el pelo recogido, y sus hermosos ojos ocultos tras unas gruesas gafas marrones…. Carmen y yo tendríamos mucho trabajo pense… mientras acompañaba a Maria al baño para que se lavara…
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El café humeaba mientras lo servia en tres pequeñas tazas de porcelana. Prepare el de Carmen con dos terrones y uno con tres terrones para Maria, el mio por supuesto solo. Estábamos sentados alrededor de la mesa, en el piso de Carmen.

-Si lo he entendido bien –comenzó Carmen mientras tomaba a sorbos su café- Quieres que te ayudemos a mejorar tu imagen…

-y a cambio no dirás nada… -Complete yo un poco molesto por la situación-

-Por favor Juan…. Nunca ha sido mi intención delataros –Contesto Maria- Cuando te vi… parecías tan feliz… solo por haber estado con Carmen… ¿Como podría quitaros esa felicidad…? -Maria dejo de hablar en un susurro-

Carmen y yo nos miramos y nos sonrojamos al recordar todo lo que sucedió aquella tarde, quizás fue demasiado pronto pero Dios sabe que no nos lo reprochamos.

-Yo solo… -Maria comenzó a sollozar- no importa, me iré si no queréis ayudarme y tranquilos no diré nada a nadie como ya os he dicho –Maria se levanto-

-Por favor, siéntate –dijo Carmen mientras se levantaba se sentaba a su lado- Claro que te ayudaremos…. ¿Verdad Juan? –Dijo mientras me hecha una mirada que habría amansado a un león salvaje-

-Por supuesto que te ayudaremos –Me apresure a contestar- Pero creo que quien mas te puede ayudar es Carmen ¿No? -

-Bien dicho Juan –Dijo Carmen sonriente- Dime Maria, toda tu ropa es de ese estilo…

Maria vestía una camisa larga blanca, con cuello de pico, una falda aplisada que le llegaba a las rodillas y unos zapatos negros.

-Bueno… -contesto Maria- La verdad es que siempre me ha comprado la ropa mi madre…-

-Decidido –Contesto Carmen poniéndose de pie- ¡Nos vamos de compras!

-¿De compras…? –Contestamos Maria y yo al unísono-

-Bueno entonces os dejo solas... –Me aventure a decir- ya se sabe… son cosas de mujeres…

-Por supuesto que no… -Contesto Carmen agorándome del Brazo- Necesitamos un hombre grande y fuerte que nos lleve las bolsas-

El resto de la tarde es fácilmente resumible. Con Carmen como guía nos recorrimos todas las tiendas de moda que había en la ciudad. Maria, sonrojada al principio, fue probándose innumerables prendas, a cada cual mas provocativa. A medida que transcurría el tiempo aumentaban las bolsas que debía cargar. Pero el esfuerzo merecía sin duda la pena, Maria cada vez sonreía más y se mostraba mas abierta, Carmen en cambio parecía haber cambiado sutilmente, creo yo que había tomado a Maria como una hermana pequeña.

Acabamos tarde, pues también visitamos tiendas de zapatos y de complementos. Maria se despidió de nosotros, para ir a su casa, no sin antes prometernos que mañana vendría otra ves para probarse la ropa, yo por mi parte acompañe a Carmen para dejar las numerosas bolsas en su casa, donde ella me lo agradeció como suele puede hacerlo una enamorada.
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Lo habíamos conseguido, allí estaba, con un hermoso conjunto violeta; de top ajustado, falda corta y provocativa. El pelo lo llevaba liso y radiante. Las estropeadas gafas habían sido sustituidas por unas de perfil moderno que realzaban su rostro. Carmen puso el toque final con el maquillaje, unas sutiles sombras que daban más vida a su rostro.

Maria estaba deslumbrante. Se miraba hipnotizada en el espejo sin acabar de creer que quien le devolvía la mirada era ella misma. En esto Carmen me agarro del cuarto y me saco de la habitación.

-Juan aun no hemos terminado –me susurro-

-Pero si ya esta hermosísima –le conteste-

-Si pero me preocupa que aun no tenga confianza en si misma –dijo Carmen- Aunque hayamos cambiado su aspecto sigue siendo muy tímida...

-Es verdad –conteste tras reflexionarlo- ¿Pero que podemos hacer?

-Creo que seria buena idea que la llevaras al cine –Me dijo-

-Ella y yo solos… -La idea no me era tan extraña-

-Así cogeria confianza, además tiene que acostumbrarse a su nuevo aspecto –Dijo efusivamente Carmen- ¿Lo harás verdad?

-Bien… lo haré -Conteste sin mucha confianza-

Media hora después caminábamos Maria y yo por la plaza. Desde que salimos del portal los hombres se fijaban en ella, Maria al darse cuenta de ello se sonrojo levemente, pero según transcurría el tiempo, parecía disfrutar de las miradas de los hombres, como una niña que tiene un nuevo juguete. Yo a su lado comencé a mirarla con otros ojos. Llegamos al cine y escogimos una película de humor, nos reimos mucho con ella, como brillaban sus ojos cuando reía, la película era muy divertida.

Salimos del cine y ella se cogio de mi brazo. Continuamos paseando un rato más, parecíamos una pareja más que caminaba por la calle. Llegamos al portal de Carmen y ella me comento que debía marcharse ya… yo le desee suerte y me dispuse a subir a hablar con Carmen cuando Maria me tomo del brazo y me beso, después con una sonrisa me dio las gracias.

Me quede en las escaleras… pensando… ¿Por qué se me había acelerado el corazón cuando me beso?, no podía creerlo, yo a quien quería es Carmen. Las dudas me invadieron mientras subía las escaleras.

Pero cuando abrí la puerta y vi a Carmen esperándome mis dudas se esfumaron y me lancé a sus brazos.
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Habían pasado ya dos meses desde que ayudamos a Maria, se había convertido en lo que había soñado, una chica deseada y admirada. Carmen y yo seguíamos con nuestra relación secreta. Y este fue el motivo de nuestros problemas.

-Juan no podemos seguir asi –me comentaba carmen mientras me abrazada- estamos viviendo a espaldas del mundo.

-Carmen, sabes que arriesgamos mucho –le conteste- Sobre todo tu…

-lo se Juan – me susurro mientras acariciaba mi cabello- pero ya es hora, si queremos continuar esta relación… ¿Por qué quieres que sigamos verdad?

-Carmen sabes que no hace falta que me lo preguntes –Dije mientras la besaba- Te quiero,

-Entonces Juan –pareció meditar lo que iba a decir- Creo que deberíamos contárselo a tu madre.

- ¿A mi madre? – Conteste pero tras pensarlo me di cuenta que era la mejor opción- Creo que tienes razón, ya empieza a sospechar que mis salidas no son solo a la biblioteca…

-Entonces esta decidido, iremos a hablar con tu madre – Dijo mientras se levantaba y se dirigia a su cuarto-

-¿Ahora? – Conteste un poco turbado-

-¿Que momento va a hacer mejor? –Dijo Carmen con una sonrisa-

Así que tras llamar a mi madre y decirle que iba a llegar acompañado de una amiga. Salimos hacia mi casa. Durante el trayecto no deje de pensar como se lo iba a tomar mi madre, cierto que era una mujer muy liberal pero… ¿Lo aceptaría?

El viaje se me hizo muy corto y antes de darme cuenta ya estábamos subiendo las escaleras de mi edificio y abriendo la puerta de la casa. Nada mas abrir la puerta nos golpeo el olor del café recién hecho. Entramos en la casa y nos dirigimos al salon donde nos esperaba mi madre con varias tazas de café.

-Hola madre –dije mientras le daba un beso- te presento a Carmen.

-Encantada señora –dijo carmen mientras le daba dos besos a mi madre- es un placer.

-Lo mismo digo –contesto mi madre- Ya era hora que trajieses a tu novia a casa, por favor, servios vosotros mismos el cafe.

Me quede petrificado… así que mi madre lo sospechaba… Nos servimos el café en silencio.

-e..- conteste dubitativo mientras apuraba mi taza- ¿Cómo lo has sabido?

-Pero niño, ¿te crees que tu madre es tonta? –Contesto mirándome a los ojos- Esas salidas casi diarias, ese cambio de aspecto, esa sonrisa con la que volvías por las tardes… vamos tenia que estar ciega para no darme cuenta.

Tras esta parrafada de mi madre se me saltaron los colores y Carmen se cogia las manos nerviosamente.

-Aunque admito que has elegido a una joven muy Hermosa –Dijo mi madre- ¿pero que edad tienes muchacha?

-Veinticinco años señora –conteste Carmen- Espero que esto no sea ningún problema.

-Mm. –mi madre se quedo pensativa unos instantes- no, es evidente que mi hijo seguirá la costumbre de la Familia.

-¿De que costumbre hablas? –pregunte consternado-

-Quizás te lo debía de haber contado hace años… -Dijo mi madre bajando la mirada- en mi familia siempre ha existido cierta tendencia a casarse con personas mayores,

-Pero… ¿y mi padre? –me atreví a preguntar, aunque sabia que quizas no me diria nada... Mi madre nunca hablaba de mi padre-

- Yo tenia 18 años y el 35 –Comenzó a contar- Estaba embarcado en la marina y nos caso un capellán. Me enamore de el nada mas verle en aquel baile vestido con su uniforme de gala. Pero murió en combate… ni siquiera recuperamos su cuerpo, pero antes de morir me dio el mayor de los regalos, tu.- por las mejillas de mi madre corrian unas pequeñas lagrimas aunque su rostro era tranquilo y sereno-

- No sabía nada… -Conteste en un susurro-

-Bueno ya lo sabes, merecias saberlo ya – Dijo mi madre limpiándose las lagrimas- Bueno volvamos a lo vuestro. ¿Cómo os conocisteis?

-Bueno… - Dije aun consternado-

-Soy su profesora de Ingles – Dijo Carmen con una voz decidida-

-¿Tu profesora? – Comento mi madre- Bueno eso explica muchas cosas. ¿Os queréis?

-Claro… claro que si –dije un poco impulsivo pues la pregunta me había tomado por sorpresa- Amo a Carmen como no he amado nadie en mi vida –tome la mano de carmen y me lleve a los labios- y se que ella me corresponde.

-Entonces no hay nada más de que hablar –Dijo mi madre- ¿Cuándo te vas?

-¿Irme? – pregunte extrañado-

-Claro… Juan… -contesto mi madre- Irte a vivir con Carmen

-Por mi parte no hay ningún problema –dijo Carmen- ¿tu que dices Juan?

Dios mío… como había terminado la conversación, de presentar a Carmen a mi madre habíamos pasado a decidir que me iba a casa de Carmen. Habrá que ver como termina esto, pero la sola idea de vivir con Carmen me alboroza la sangre.
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Bueno, la decisión ya estaba tomada. En una semana me iría a vivir con Carmen. Sentado en que por poco tiempo seria mi cuarto, pensaba en todo lo que habia sucedido, amaba a Carmen, pero todo había ocurrido tan deprisa… ella tenia tanta experiencia y yo tan poca… El móvil bailo entre mis manos. Era Maria, sin pensármelo dos veces le propuse ir a pasear al parque, ella acepto creo yo un poco excitada.

Nos encontramos a la entrada del parque. Ella vestía una falda corta y una camisa de cuadros, pero fue su mirada lo que me impresiono, era un milagro alegre, sin preocupaciones. En ella podia ver la inocencia perdida.
Caminos por el parque, lleno de árboles cargados de historias y de corazones tallados, testigos mudos de amores de antaño.

-Así que te vas a vivir con Carmen –comento Maria tras explicárselo- debes estar muy feliz, aun mas si tu madre te deja tan fácil.

-Si, pero… -las palabras se negaban a salir- quizás esto va demasiado deprisa, solo tengo 18 años…

-Pero amas a Carmen –comento ella mientras se sentaba en un banco de piedra a la sombra de una árbol.

-Si, la amo con todo mi corazón –dije con vos firme mientras me sentaba a su lado- haría lo que fuese por que ella fuese feliz…

-¿Pero no te gusta la idea de ir a vivir con ella? –Pregunto Maria-

-Claro, pero me estremezco al pensar que no puedo estar a la altura –Admití en un susurro-

-Juan tienes miedo a un cambio tan drástico –me dijo Maria mientras me acariciaba el cabello- pero si amas a Carmen, si la amas de verdad no hay problema que no podáis vencer.

Me quede unos minutos pensando en sus palabras, palpando en mi corazón los sentimientos que afloraban. Me di cuenta de que Maria tenía razón. Gire la cabeza para agradecérselo y vi su semblante marcado por unas lagrimas.

-¿Maria estas bien? –Pregunte preocupado- ¿pasa algo?

-No Juan… no pasa nada –comento mientras se limpiaba las lagrimas- Espero que tu y Carmen seáis muy felices

Maria se levantó y se perdió en la espesura del parque. ¿Qué debía de pensar?. Con determinación me levante y corrí tras ella. Tras unos segundos la alcance en un pequeño claro, en mi intento por detenerla caimos los dos rodando por el césped.

-¿Maria que pasa? –casi le grite mientras me levantaba apara ayudarla-

-Juan.. Juan… eres tonto –dijo Maria mientras las lagrimas volvian a correr por sus mejillas.

-Pero, dime Maria que ¡he hecho! –Conteste mientras me arodillaba a su lado- Cuentame que te pasa... por favor…

-Juan, yo…. ¡¡Yo te amo!! – me grito a la cara con las mejillas encendidas y la falda manchada del césped.

Maria salio volvio a salir corriendo, pero esta ves deje que se fuese. Me quede alli clavado, pensando en sus ultimas palabras…
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Aun estaba confuso con la declaración de Maria. ¿Qué hacer? Ella me eludía en clase y no me había podido acercar a ella. Pero otras preocupaciones ocupaban mi mente… la mudanza.

Mi ropa, aunque para mi abundante, ocupaba una pequeña parte del gran armario de Carmen. El estudio lo preparamos para que Carmen pudiese trabajar tranquila y en una esquina colocamos mi ordenador cuya mesa usaría para estudiar. El salón lo decoramos con algunos cuadros que tenía guardados desde que los había heredado. Uno era una mariposa de vivaces colores que colocamos en la entrada, otro era un precioso bodegón que colgamos en la cocina.

Tras un fin de semana agotador la casa ya parecía un hogar y lo mejor era que nuestro hogar. Carmen se acostó en el salón exhausta y tras un suave masaje en los pies se quedo dormida. Observándola dormida, con sus cabellos en cascada sobre su hombro, y sus suaves curvas palpitando de vida no puede evitar exhalar un suspiro y acariciarle sus labios.

En ese momento unas suaves toques en la puerta me llamaron la atención, me acerque y abrí la puerta. Allí me encontré con una señorita muy bien vestida y arreglada, vestía un traje de arman y de su brazo colgaba una cartera de excelente piel negra, la joven rezumaba simpatía y en sus ojos pude ver el reflejo de los ojos de Carmen.

-Tu debes ser Juan- comento la hermosa señorita mientras me daba dos húmedos besos en las mejillas- Soy la hermana de Carmen. Me llamo Vanesa.

-Es un placer Vanesa –Conteste intentado no fijarme su bella figura- Pasa por favor, Carmen esta tomando un pequeño descanso.

-No, por favor –se excuso- No la despiertes… ¿Podríamos ir a tomar un café?, lamentablemente no tengo mucho tiempo.

-Claro, -Comente sospechando que deseaba hablar conmigo- En seguida vuelvo.

Entre en el dormitorio y cogi una chaqueta pues ya refrescaba, cuando salía, pase al lado de la durmiente Carmen y le deje un nota con el mensaje de que había salido.

Vanesa caminaba muy segura por la calle con ese aire que solo da la experiencia de haber vivido por todo el mundo, pero desconocía la ciudad asi que la guié hacia un discreto café irlandés completamente revestido por maderas nobles que perfumaban el locas con un sutil olor, donde además te atendían muy bien.

Nos sentamos en una mesa apartada e hicimos el pedido. Cuando teníamos las tazas humeantes en la mesa, ella corto el silencio.

-Quería conocerte –comento danesa- estoy de viaje de negocios en esta ciudad y quería descubrir al famoso chico de Carmen, aunque veo que eres un chico simpático y pareces serio y responsable, me alegra de que Carmen haya conocido a un chico como tu.

-Gracias –dije algo cortado- yo también debo estar muy agradecido.

-Para la familia fue un duro golpe que se escapase de casa –comento Vanesa mientras tomaba un sorbo del café- pero veo que es feliz.

- ¿Se escapo de casa? –Pregunte extrañado- Ella me contó que no había tenido mas remedio que venir a esta ciudad, por el puesto de profesora…

-Eso no es del todo cierto…-Contesto Vanesa mirándome muy fijamente- Ella podía haber conseguido el puesto que quisiese, nuestro padre es un hombre muy influyente, pero después de lo de Marcos… decidió alejarse lo mas posible de todo. –Apuro su taza con un suave sorbo- aunque no me extraña nada que escapase así… no supo afrontarlo.

-Pero no lo entiendo ¿Quién es ese Marcos? –Pregunte consternado mientras tomaba mi café de un solo trago- ¿y que le ha hecho?

-Ya veo que carmen no te lo ha contado…. –Vanesa pareció meditarlo unos instantes- Marcos era un compañero de universidad de Carmen, los dos se enamoraron y se juraron casarse al acabar la carera, pero el muy…. La dejo plantada en el altar…

-Nunca me lo había imaginado… -dije absorto- Ahora comprendo muchas cosas….

-Ahora ya sabes por que Carmen es tan especial –hizo un gesto para mirar su reloj- ¡Dios santo mi avión sale en 40 minutos!, por favor promete que harás feliz a Carmen y que esta visita será un secreto.

-Te lo prometo – dije mientras me levantaba y la besaba- Buen viaje.

Salude con la mano mientras su taxi se alejaba de mí y me encamine hacia mi nueva casa. Carmen aun dormía cuando llegue. Me senté a su lado y acariciaba su cabello. En aquel mismo instante me prometí que nunca te haría sufrir y que haría todo lo que estuviese en mi mano para hacerte feliz… mi ángel.
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Aquella noche fue la primera que pasábamos juntos, cuando entre en la habitación en penumbra. Pude observar que ella estaba leyendo un libro de portada roja, vestida solamente con un salto de cama blanco y brillante, las curvas de su pecho eran visibles a través de la fina prenda y su pelo libre de ataduras caía por sus hombros. Carmen alzo los ojos por encima de las gafas y con un gesto me invito a acompañarla en la cama. Yo turbado me metí entre las sabanas, al principio no me atreví a nada, pero, poco a poco, comencé a notar el calor que emanaba Carmen y bajo las sábanas me aventure a acariciar su cuerpo. Tras unos minutos, note como ella apagaba la luz y se unía al juego que había comenzado.

Cuando un rayo de sol que se filtraba por la persiana me obligo a abrir los ojos, desperté abrazado a Carmen, con delicadeza la deje sola en la cama y cubrí sus hombros desnudos con la sabana, en silencio, me encamine a la cocina. En unos minutos prepare el café con unas crujientes tostadas. Era un domingo esplendido. Cuando los pelos desmelenados de Carmen se asomaron por el quicio de la puerta, en la mesa ya humeaba el café y las tostadas. Se acerco y me dio un dulce beso. Que correspondí abrazándola y sintiendo su calida piel debajo de la fina tela.

-Lo de anoche fue maravilloso –me susurro al oído-

-Para eso estoy ¿No? –Conteste con una sonrisa- vamos que se enfría el desayuno.

-Hoy tendremos una visita –comento Carmen mientras nos sentábamos a la mesa- Espero que no te importe…

-¿Alguna de tus amigas tal ves? –Pregunte mientras untaba la tostada con un poco de mantequilla-

-Maria y su madre –contesto carmen mientras mordisqueaba su tostada-

-A bien, me alegro de que Maria nos visite y su … Ma.... Madre…. –mi rostro se quedo impasible y la tostada se escurrió entre mis manos- … la directora.

-vamos Juan –Contesto Carmen mientras me ponía cara de santa- sabias que esto iba a ocurrir, ya lo habíamos hablado…. ¿Por qué no hoy?

-Bueno, déjame al menos hacerme a la idea… - Dije mientras lo pensaba… en verdad ya lo habíamos decidido… pero yo ya había planeado pasar el domingo con Carmen a solas…- Bien... ¿A que hora llegaran?

Carmen alzo la mirada hacia el reloj de pared, y en un instante sus melena se encrespo y sus ojos parecieron salirse de sus orbitas…

-en 15 minutos…-musito-

Lo que siguió a aquella frase fue una locura. Mientras Carmen se metía corriendo en la ducha yo recogía como los trastos del desayuno y me disponía a recoger el cuarto. No se en verdad como lo hicimos. Pero cuando el timbre de la puerta anuncio la visita, estábamos los dos vestidos y la casa parecía ordenada.

-Pasen por favor –dijo Carmen abriendo la puerta-

Primero paso Maria que le dio un beso a Carmen y otro a mi, se la veía un tanto avergonzada y sonrojada. Tras ella apareció la directora, vestida completamente de negro pero con un estilo eminentemente alemán, un sombrero de ala ancha y un rostro duro e inflexible…. y para que hablar de su nariz… que surgía de su rostro como el Everest.

-Hola carmen –dijo tras darle dos besitos sin rozar su piel- Hola Juan… -Dijo dándome la mano-

-¿Por qué no pasamos al salón?- sugerí para intentar romper la tensión-

Pasamos todos, Maria y su madre se sentaron en el sillón y Carmen conmigo, en dos sillas de la cocina.

-Vayamos al grano por favor –comenzó la directora con ese aire marcial que siempre le acompaña- Ya veo que vuestra relación es bastante seria, incluso habéis comenzado a vivir juntos. Según tengo entendido, Juan ya es mayor de edad, así que estáis en vuestro derecho. ¡¡¡Pero eso no perdona que seáis profesora y alumno!!!!

-madre por favor-susurro Maria- Lo han llevado con total discreción, yo era la única que lo sabia.

-Bien, lo admito –su nariz parecía la batuta de un director de orquesta- pero comprended que se podría armar un autentico problema en el instituto si llegase a saberse. ¿Lo comprendéis verdad?

-Lo comprendemos – me atreví a decir- por eso pensábamos que la mejor opción era que me cambiase de centro…

-No seas tonto Juan –me contesto con una sonrisa- se nota que lo vuestro es amor de verdad, además el curso esta muy avanzado y eres un buen alumno.

-Pero no queremos causar ningún problema –Contesto Carmen muy seriamente -

-No lo sois –Comento la directora- Al menos por ahora. Pero quisiera pediros un favor…

-¿Un favor? – Susurre temiendo una estratagema como la de su hija-

-Si… mi marido y yo nos vamos de crucero por el mediterráneo –comento con una picara sonrisa- para celebrar nuestras bodas de plata, solo serán 6 días pero no sabemos con quien dejar a Maria, todos nuestros familiares viven en otras ciudades, así que pensamos….

-Que me podría quedar aquí con vosotros –Completo Maria ruborizada-

-Exacto –dijo la directora…cuya nariz empezaba a resultarme muy molesta- ¿Qué opináis?

-bueno. Es la casa de Carmen –Dije escurriendo el bulto-

-Claro que se puede quedar con nosotros –Contesto efusivamente Carmen, aunque me pareció ver un mirada enrevesada- ¿Cuándo será el viaje?

-Salimos esta tarde, la maleta de Maria esta en la entrada –dijo la directora sin cambiar de semblante- muchas gracias a los dos –Dicho esto le dio un beso a su hija, a Carmen y otro a mi- Volveré a recogerla el domingo que viene.

Tras decir estas palabras salio por la puerta, Maria la siguió para volver enseguida con una no muy voluminosa maleta. Tras dejarla al lado de la pared se arrodillo frente a nosotros y comenzo a llorar.

-Lo siento mucho –musito- pero ha sido cosa de mi madre os lo prometo.

Carmen ayudo a levantarse a Maria y la tumbo en el sofá. Yo me coloque a su lado y la acaricie dulcemente.

-No hay ningún problema Maria – comento Carmen- Juan y yo estamos encantados de tenerte con nosotros –dijo mirándome- Por favor deja de llorar.

Me acerque a la cocina para coger una servilleta para limpiarle las lagrimas a Maria, pero solo podía pensar en la jugarreta que nos había hecho la directora… no me quedaba tiempo para preocuparme por la semana que nos aguardaba
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Tras unos minutos, logramos calmar a Maria, la pobre estaba exhausta, así que la lleve a la cama y la deje descansando. En el salón me esperaba Carmen, podía ver por su actitud que quería hablar conmigo.

-¿Descansa? -pregunto Carmen mientras me sentaba a su lado- Parecía agotada y no me extraña después de lo que le ha hecho su madre...

-Tranquila, duerme como un lirón –conteste- la que nos ha caída encima, Carmen…

-Si, pero bueno, debemos empezar a recoger la casa –Dijo Carmen exaltada- además hay que preparar tu cama, aquí en el salón...

-¿mi cama? –Conteste sorprendido- ¿y donde dormirá Maria?

-Conmigo naturalmente- contesto impasible- Durante la semana que este aquí Maria no quiero turbarla más de lo necesario. Ya es suficientemente duro para ella estar en la misma casa que el chico que le gusta y su novia.

- ¿y tu como lo sabes? –Pregunte con los ojos en blanco-

-Vamos Juan, soy una mujer, y fui joven –dijo mientras me abrazaba y me besaba- y además eres irresistible, por cierto tienes que recoger la cocina, andando….

No se como lo hacia esta mujer, pero cinco minutos después estaba recogiendo y limpiando la cocina mientras ella se encerraba en el estudio para corregir exámenes. Ya no me preocupaba tanto no dormir con ella, pero el tema de convivir con Maria….

Pasaron unas horas hasta que la casa estuvo lo suficientemente limpia a los ojos de Carmen, para poder descansar. Pero casi al mismo tiempo Maria se levanto y tímidamente se sentó con nosotros en salón.

-Perdonadme, estaba muy cansada –comento Maria-

-No pasa nada cariño- Contesto Carmen- Como vez ya hemos recogido la casa y preparado la comida, comeremos ahora si no hay problema.

-¿¿Hemos?? –susurre… un poco molesto-

-Bueno, lo ha hecho Juan –Contesto Carmen mientras me pasaba un brazo por los hombros- pero es que yo tenía trabajo, además esta ricura de hombre cocina muy bien.

-mmm- Maria pareció muy turbada- Quiero deciros que como sois novios... pues. –parecía atragantarse con las palbras- No quiero molestar… dormiré en el suelo si hace falta.

-No digas tonterías Maria, tu dormirás conmigo en la cama como buenas amigas -Contesto Carmen con voz autoritaria- y Juan dormirá aquí en el salón. Y no hay más que hablar. Y ahora vamos a comer…

Comimos en silencio, no había tenido mucho tiempo así que solo había preparado un arroz caldeado con un sobre de Maggi. Cuando terminamos de comer entre los tres recogimos la mesa y los platos. Una ves que todo estuvo limpio. Pensamos que hacer el resto de la tarde.

-Bueno chicos yo tengo que seguir trabajando –se lamento Carmen- aun me quedan bastantes exámenes por corregir pero vosotros podéis salir a dar una vuelta.

-¿bueno que te parece Maria? –Pregunte esperanzado pues tenia ganas de salir- ¿que te parece si salimos por ahí?

-Vale, espero que no te importe que te tome prestado a tu chico Carmen –Contesto Maria con una sonrisa-

-Vale pero cuídamelo bien –Contesto carmen con un carcajada- Además ya esta bien amaestrado

Yo preferí callarme.

Maria y yo paseamos a lo largo de la avenida, cogidos de la mano como cualquier pareja. Entre sonrisas hablamos largo y tendido. Yo le conté mi infancia, la convivencia a solas con mi madre. Ella en cambio me hablo de su madre, de la actitud sobre protectora que ejercía sobre ella. También me entere que su padre había huido de la actitud de su madre y ahora estaba casada con un rico comerciante.

Encontré en Maria un alma afín, los dos habíamos perdido un padre, sabíamos que se sentía. A partir de ese momento comencé a considerar a Maria como una intima amiga y no como la joven consentida que me había figurado.


Llegamos a las 8 a la casa, nada mas entrar me extraño que las luces estuvieran apagadas. Tras encenderlas me acerque al estudio y allí estaba carmen corrgiendo exámenes. Pero en sus rostro había restos de lagrimas y su actitud denotaba que habia estado llorando.

-¿Carmen que ha pasado? –pregunte constertnado-

-No ha pasado nada Juan –dijo mientras se levantaba y me daba un abrazo, mas intenso de lo habitual- Espero que tu y Maria disfrutaseis del paseo.

-Si lo hicimos – Comento Maria desde la puerta – Gracias por prestarme a Juan.

-Hey! –Conteste aludido- me siento como una mascota.

-No seas tonto Juan –dijo Carmen antes de darme un calido beso- Ahora dejadme trabajar que no me queda mucho

Deje a Carmen con sus exámenes y a Maria que sacaba sus apuntes para ponerse a repasarlos en mi mesa. Salí de la habitación y me quede preguntando que le habría pasado a Carmen, cual había sido el motivo de esas lagrimas y ese comportamiento.

Desistí en mis pensamientos hasta conocer mas detalles y perdí el tiempo viendo la televisión. Bien entrada la noche cuando Maria y Carmen decidieron acostarse, pero antes me ayudaron a preparar mi cama y las dos me dieron un beso de buenas noches, que sinceramente disfrute.

De noche me levante para tomar un vaso de agua. Me acerque a la cocina pero en la oscuridad tropecé con el cubo de la basura.. Encendí una pequeña luz y me dispuse a limpiarlo todo, pero entre las peladuras de patata y restos de verdura encontre un hermoso ramo de rosas rojas. Tome el ramo y lo estudie, colgaba de el una tarjeta de letras doradas.

-“Para mi único amor” –leí en voz baja- “Espero que algún día seas capas de perdonarme. Marcos”
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Volví a dejar el ramo en la basura, lo cubrí con cuidado, decidí dejarlo tal como estaba. Olvidándome del vaso de agua me asome a la habitación de carmen. Por la ventana se filtraba la luz de la calle que dibujaba los contornos de la habitación, en la cama distinguía las dos sombras de Carmen y Maria. ¿Estaban abrazadas o la luz me engañaba? Pero de todas formas era un imagen muy bella… eran tan distintas una de otra, pero tan iguales en hermosura, Carmen con su tez morena y su mirada cargada de dulzura, Maria con sus cabellos rubios que deslumbraban sobre su blanca piel y su actitud ingenua y despreocupada.

Con cuidado de no despertarlas, cerré la puerta. Me encamine al salón y me acosté pesadamente en la improvisada cama. En esos momentos mi mente intentaba encajar los trozos del puzzle que me atormentaba, la extraña conducta de Carmen, el ramo de flores, mis sentimientos acerca de Maria. Estaba hundido en un mar de dudas. Me dormí con las lágrimas recorriendo por mi rostro.

El lunes llego y con el las prisas y los nervios, para atender a las señoras me levante temprano, hice el café y prepare unas tostadas, llegado el momento desperté cuidadosamente a Maria, dejando dormir a Carmen pues sabia que ella no tenia que dar clases hasta tercera hora. Si creéis que escalar el himalaya o pelear con un leon es algo arriesgado, probad a despertar a una chica como Maria por la mañana. Cuando logre que se levantara tenia en mi cara la marca de sus uñas.

Con prisas llegamos a tiempo al instituto, con un poco de disimulo para no parecer que habíamos llegado juntos. Sinceramente no preste mucha atención a las clases, aunque los exámenes finales de la segunda evaluación estaban próximos yo tenia la mente en otra parte. En el recreo mis compañeros me preguntaron donde me había metido todo el fin de semana, les conteste que había estado enfermo. Luis sonrió ante este comentario pero no le di importancia.

Llego la hora de ingles, pero paso la hora y Carmen no llegaba. Corriendo fui a preguntar a dirección donde me comunicaron que Carmen había llamado diciendo que debía ir al medico. Desentendiéndome de todo, encendí el móvil y llame al de Carmen.
Tras unos angustiosos tonos cogio la llamada.

-Juan, tranquilo estoy bien- Contesto la voz de Carmen que había reconocido mi numero- Solo es tenia un problema que resolver… ya te contare…

-¿Así que soy solo un problema? –Comento una voz de hombre- ¡Carmen déjame a hablar con ese niñato!

-¡¡Cállate Marcos!! - grito la voz de Carmen antes de colgar-

Con las manos temblando guarde el móvil y corrí en busca de Luis, me lo encontre en un rincón del patio fumando un cigarro con gesto aburrido.

-Luis necesito tu moto – le dije apresuradamente- ¡es muy urgente!

-mmm espero que lo sea- comento Luis mientras me daba las llaves- el casco esta debajo del asiento intenta no rayarla….

- Gracias Luis, te debo un favor muy grande…- comente mientras me alejaba-

-¿Es la señorita Carmen verdad? -dijo con gesto preocupado- espero que no le pase nada serio-

-Pero tu… ¿Cómo lo sabes? –fue lo único que pude comentar petrificado-

-vamos Juan, soy tu amigo… -comento con aire calmado- además ya lo sabe medio instituto, o creías que esas miradas entre tu y ella iban a pasar desapercibidas, ahora corre-

No dije nada más y salí corriendo. Poco me importo el grito del portero cuando casi lo arrollo a la salida. Con nerviosismo arranque la moto y me puse el casco. A esas horas no había casi trafico y pude llegar en 10 minutos al piso de Carmen, por dicha del destino no me mate y ningún policía me detuvo pues mi forma de conducir era frenética.

Llegue al bloque de apartamentos y deje la moto estacionada entre dos vehículos. Corrí subiendo las escaleras. La puerta del piso estaba abierta, nada mas entrar pude ver la imagen de Carmen sentada en el sillón y un hombre de no más de 30 años, tez morena, pelo negro y facciones duras, sentado en una de las sillas. Al lado de carmen, tiradas por el suelo había una docena de rosas, idénticas a las del día anterior.

-Juan, estas aquí –Dijo Carmen en una exhalación, sus mejillas se veían rojas y sus gafas estaban levemente empañadas-

-El famoso Juan –dijo el hombre, que estaba a espaldas de mi- quería conocerte en persona.

El hombre se dio la vuelta y pude contemplarle plenamente, vestía un traje de oficinista, de rayas azules. Pero destacaban sus ojos azules y su mirada, era una mirada calida pero fria a la vez…

-Tu debes ser Marcos –Comente cerrando las puertas- Famoso también -dije con la mayor ironía que pude-

-¿Así que se lo has contado verdad? –Dijo Marcos a Carmen- ¿No querrías guardarlo en secreto?, ¿Qué nadie supiese tu pasado?

Carmen estaba nerviosa en el sillón mirándonos a cada uno en cada instante.

-No le hables así –dije acercándome a ella- ¡Carmen no me ha dicho nada, fue Vanesa quien me contó que la dejaste plantada en el altar!

-¡Y tu que sabes de eso! –Contesto poniéndose en pie, me sacaba media cabeza pero yo le ganaba en corpulencia- Yo amo a Carmen, Mucho más de lo que puedes imaginar.

-Y ya ves como te lo demuestra –dije señalando las flores en el suelo- Creo que te ha demostrado claramente que no quiere nada contigo.

Nos quedamos los dos mirándonos, observando los gestos del otro.

-¡Dejadlo ya lo dos por favor! – Grito Carmen – ¡¡Marcos Vete!!

-me voy por que me lo pides –dijo finalmente marcos- Pero que sepas mequetrefe que me he mudado a esta ciudad para estar cerca de Carmen no podrás arrebatármela! –Dijo antes de salir por la puerta-

Nada mas salir el por la puerta Carmen se hecho a mis brazos llorando. Yo acaricie su melena suavemente. Mientras intentaba reconfórtala.

-Siento mucho todo Juan –dijo Carmen- tenia que habértelo contado…

-No pasa nada Carmen –le conteste sin dejar de acariciarla- Marcos forma parte del pasado…

Durante unos minutos que me parecieron horas, Carmen lloro sobre mi hombro. Yo también llore, porque le había fallado… no había estado junto a ella cuando lo había necesitado… pero no volvería a repetirse….
Cáp.17 Enlace al mensaje original

Me abracé a Carmen, deseando no volver a separarme de ella. Ella se derrumbo en mis brazos, cansada sin duda por los nervios de los acontecimientos. No se cuanto tiempo paso pero no me importaba mientras la tuviese en mis brazos, pero recordé a Luis, tenia que devolverle la moto, le llame al Móvil.

-Luis-le dije calmadamente, mientras miraba mi reloj y veía que casi era la hora de finalizar las clases- Dile a Maria, que ha habido un problema con Carmen y acompáñala hasta aquí. Te daré una explicación.

-Ok, Juan, espero que no le pasase nada a mi moto- Dijo efusivo Luis antes de colgar-

Me levante del sillón y acomode a Carmen que se había quedado dormida. Me dirigí a la cocina, me puse el delantal y comencé a preparar la comida. mas calmado de lo que en mi interior estaba, troce las verduras y las eché al agua hirviendo, al lado, en otra caldero pasta iba poco a poco ablandándose, amoldándose a la forma curva del caldero.

Oí el ruido de las llaves y el crujir de la puerta al abrirse. Salí al salón secándome las manos en una pequeña pieza de tela. Allí estaban Maria y Luis con sus mochilas.

-Ya vi que a mi moto no le pasó nada- dijo Luis – Aunque tiene una multa….

-Toma las llaves –dije mientras se las lanzaba - te estoy muy agradecido por hacerme el favor de dejarme la moto-

-No es nada, pero creo que es la hora de las explicaciones – Comento Luis cuando descubrió a Carmen durmiendo- Esta es la casa de la señorita de Carmen…..

-Bueno, la verdad es que estoy viviendo con Carmen –Dije algo cortado-

-Asi que tu y Carmen vais en serio –comento Luis-

-Si, vamos en serio –Conteste- Creímos que era importante guardar el secreto en el instituto pero ya veo que tú te has enterado.

-Ja Ja Ja- rió Luis- Pero si lo sospechaba medio instituto –dijo efusivamente Luis-

-y una pregunta…. ¿Qué pinta Maria aquí? – Preguntó Luis mientras la miraba-

-Puedo contestar yo… -contesto Maria que había estado callada hasta entonces- Mi madre descubrió su relación y les chantajeo para que se quedasen conmigo mientras ella estaba de viaje con mi padre.
-Así que Juan… estas viviendo con Carmen y con Maria –contesto Luis- ¡Y yo que te tenia por un santo!

A estas palabras Carmen surgió de la puerta, aun con el rostro marcado por el cansancio pero visiblemente mejor que antes, mas descansada. Se acerco y se quedo petrificada cuando reconoció a Luis.

-Tranquila Carmen –Dije mientras me acercaba a ella- Al parecer en el instituto ya sospechaban de nuestra relación…

-¡Ho no!- dijo Carmen mientras se dejaba caer una ves mas en el sillón- Entonces ya no podemos seguir…

-¿Y por que no? –De pronto surgió la voz de Luis- Venga, hacéis una pareja esplendida, ¿Quién se opondría a vuestra relación?

-Pero Luis –Conteste- no creo que al consejo escolar le haga gracia esto.

-Pero vamos Juan, -Dijo el con una sonrisa- si sabéis llevar bien el tema nos os pasara nada, todo es cuestión de cómo planteáis el tema.

-No te entendemos –Dijo Carmen tras compartir una mirada conmigo- ¿Qué quieres decir con eso?

-Es muy sencillo –Contesto Luis- Digamos que ya circula el rumor de que estáis juntos, si ahora hacemos circular el rumor de que estáis enamorados y viviendo una historia de amor… todos los alumnos se pondrán de vuestra parte…. Y si los alumnos os apoyan y la directora también esta enterada…. Ya no tenéis que temer… además solo quedan dos meses de curso…

-Entonces si alguien os acusa directamente tendrá todo el instituto en su contra –Comento Maria- Me parece una idea genial, además yo y Luis podemos ser quienes expandamos el rumor…

-Sois maravillosos chicos –Dijo Carmen en un susurro- Muchas gracias….

-Gracias –les dije- Nos haréis un gran favor..

-Entonces mañana nos pondremos a la obra –comento Luis mientras agarraba su mochila- Yo desaparezco que en mi casa se deben de preguntar donde me he metido, adiós Pareja, adiós Maria.

Tras estas palabras se fue Luis. Pasados unos momentos comimos en silencio execto por alguna aportación de Maria que matizaba el plan que íbamos a llevar a cabo. Si salía bien ,Carmen y yo podríamos dejar de escondernos. Pero aun había algo que me tiranizaba. La amenaza de Carlos aun seguía pendiente sobre nuestras cabezas
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La tarde se fue tranquilamente, dándonos un descanso de la agotadora mañana. Carmen no se separo de mí. Para mi desconsuelo me di cuenta de que ya no sonreía, se quedaba pensativa a cada momento. Era para mi una amargura no poder saber que pensaba, que le hacia sufrir.

Por la noche cuando Maria y ella estaban a acostadas, pero Camen se levantó y vino a donde yo estaba, sin decir una palabra levanto mis sabanas y se abrazo a mi y lloro… yo solo pude abrazarla con todas mis fuerzas y pensar que podía ayudarla de alguna manera. No me atrevía a preguntarle si aun amaba a Marcos, mis labios no eran capaces de pronunciar sonido alguno, solo podía abrazarla.

Al día siguiente, salimos Maria y yo a clase, pero en portal nos esperaba una figura trajeada apoyada en quicio de la puerta, fumando un cigarro con aire distraído.

-Hola Juan- dijo Marcos mientras lanzaba espirales de humo que se diluían en el aire- Tenemos que hablar tu y yo.-

-No hay nada de que hablar –le conteste pasando de largo- Ayer quedo todo muy claro.-

-Vamos Juan, ayer fue un malentendido, solo te pido que escuches mi versión de la historia – Dijo mientras se ponía a mi altura a grandes zancadas- ¿Puedes perder un rato en hablar conmigo no?-

Lo pensé unos momentos, a mi también me apetecía hablar con el, dejar las cosas claras de una ves por todas.

-Bien, vayamos a hablar –Conteste fríamente- Maria perdóname, ve tu sola a clase –le dije a Maria-

-Tu sabes lo que haces Juan –Me susurro Maria- Pero no me fió de este hombre.-

Al cabo de unos minutos Marcos y yo estábamos sentados en la terraza de un centrico bar. Con una cerveza helada cada uno. Excepto para pedir las bebidas no habíamos cruzado palabra alguna.

-Es verdad –Comenzó Marcos mientras tomaba sorbos de su cerveza- Deje a Carmen plantada en el altar, no hay día que no me acuerde y me avergüence de ello. Pero no sabes toda la historia. -

-Entonces ya que estamos, cuéntame tu versión –conteste tajantemente-

-Carmen y yo nos enamoramos hace dos años, y éramos muy felices, pero -Dijo Marcos bajando la mirada hacia la cerveza- quiso ir muy rápido, quería casarse, tener hijos, ¡Solo llevábamos unos meses en serio!, cuando me propuso el Matrimonio acepte, pero me moría de miedo, fui un estúpido-

Me quede allí mirando aquel hombre que se derrumba ante mí. Los dos amábamos a la misma mujer, pero ¿quien era el más digno de ella?
-Entonces cuidarías bien de ella –conteste en un susurro-

-¡Claro! –Dijo Marcos con un grito- He venido para decirle que sigo enamorado de ella y se que ella aun me quiere.-

A estas palabras baje la mirada, recordando la noche anterior...

-Es cierto ¿verdad? –Dijo Marcos- vamos Juan, yo puedo darle un futuro, conmigo tendría prosperidad, seguridad incluso cuando ella lo desee una familia, tu no eres mas que un joven estudiante ¿Qué le puedes proporcionar?-

Quede callado mientras me bebía mi cerveza. Todo lo que había dicho era cierto, yo no podía darle a Carmen todo lo que merecía. Ella se necesitaba a alguien mejor que yo…

-Piensatelo –contesto Marcos levantándose mientras me tendía una tarjeta- Aquí tienes mi móvil. Esperare a que decidas lo mejor para Carmen. Pero yo nunca renunciare a ella.

Me quede allí solo, mirando la tarjeta de letra fina y estilizada. Amaba a Carmen por encima de todas las cosas, pero Marcos tenia razón… Conmigo no tenía futuro…. Yo no podía darle nada.

Sonó mi móvil, lo abrí y vi que era una llamada de Luis.

-¿Estas bien Juan? –Me preguntó- María me ha dicho que estabas indispuesto.

-Voy para clase – conteste mirando mi reloj- llegare a tercera hora.

Y colgué. Marcos había pagado la cuenta, así que cogi la maleta y me dirigí a la boca del metro. Mis pensamientos estaban dándole vueltas a la misma idea, Carmen no podría ser feliz conmigo. Necesitaba a alguien como Marcos, a un adulto responsable. Con todo el dolor de mi corazón tome la decisión que había temido, dejar a Carmen…
Cáp. 19 Enlace al mensaje original


Llegue al instituto justo para entrar a tercera hora. Una ves en el recreo me cruce con Maria y Luis en un pasillo, estaban los dos juntos hablando de algo que no llegue a escuchar pues enmudecieron a mi presencia.

-Que ha pasado Juan – Preguntaron los dos al unísono-

-Me tenias muy preocupada Juan –comento Maria- ¿Qué ha pasado con Marcos?

-Nada, he hablado con el–comente cabizbajo- hemos puesto las cosas claras, hare lo mejor para Carmen-

-¿Aunque eso signifique renunciar a ella? - Dijo Luis- Por que estoy seguro que es lo que te ha comentado ese hombre si es como Maria me ha dicho.

-...Si, solo quiero lo mejor para Carmen –conteste en un susurro-

Maria se acerco a mi, alzo la mano y me cruzo la cara de una bofetada. Senti la piel enrojecer.

-¡¡No sabes lo que dices Juan!!- me grito Maria- Solo conseguirás partirle el corazón a Carmen-

-¿Y dime Maria que puedo hacer? – Le grite mientras la tomaba de los hombros- Marcos es mejor para ella, yo soy un estúpido que soñaba con poder hacerla feliz…

-Luis deberías luchas por lo que quieres- Dijo Luis, mientras agarraba a Maria que se encontraba con los ojos llenos de furia-

-¡Es mi vida! –Dije con voz firme- solo pido que me dejéis tomar mis propias decisiones.

-¿Qué pasa aquí?, -Carmen había aparecido de un pasillo lateral- ¿Qué te pasa Juan?

-Carmen –dije sorprendido de encontrármela- ¿Podemos hablar a solas?-

-Claro Juan, pero no entiendo…. –contesto Carmen-

-Ha estado hablando con Marcos… -comento Maria antes de que Luis le cerrara la boca con la mano-

-Nosotros nos vamos al patio -Comento Luis mientras arrastraba a duras penas a Maria que no dejaba de intentar liberarse del abrazo-

-¿Has vuelto a ha hablar con Marcos? –dijo Carmen visiblemente nerviosa- pero….-

-Por favor Carmen vayamos a un lugar tranquilo –dije mirando al pasillo-

En silencio cruzamos un par de puertas y acabamos en una de las aulas de Ingles, aun se podía oler la tiza de la pizarra y casi podías oír el ruido de una clase.

-Juan, no comprendo –dijo Carmen mientras se sentaba- ¿Qué te ha dicho Marcos?-

-Lo que me ha dicho no tiene importancia –conteste mientras la miraba- necesito hacerte esta pregunta. ¿Aun amas a Marcos?-

-Juan….- Carmen se callo unos instantes que para mi fueron horas- Marcos fue en un momento lo mas importante de mi vida…-

-¿Pero aun le amas? –Pregunte esta ves con mas fuerza- Contéstame Carmen, creo que me merezco al menos saber eso, ¿Aun amas a Marcos?-

-Juan…. Creo… creo que si… -Contesto Carmen en un susurro- creo que aun siento algo por el…-

-Entonces no hay nada mas de que hablar –Conteste- recogeré mis cosas y me iré esta tarde, espero que seas feliz con Marcos, es un buen hombre….-

Tras decir esto le di la espalda a Carmen y camine a la salida. Pero por dentro sentía que cada paso era un desgarro en mi corazón.

-Juan espera por favor –musito Carmen levantándose de la silla- No puedes irte así, yo ¡te quiero!-

Me gire y la mira a los ojos, que empezaban a nublarse por las lagrimas.

-Carmen, conmigo no tendrías futuro –Le rogué acercándome a ella- Solo soy un joven estudiante, no puedo darte todo lo que mereces, todo lo que puede darte Marcos, serás mas feliz con el….

-¿No lo comprendes? – Grito Carmen mientras se acercaba a mi y me abrazaba, podía sentir sus formas contra mi espalda- ¡Yo te quiero a ti, no me importa tu edad, no me importa lo que no puedes darme! –Carmen me giro y me miro directamente a mis ojos que también se habían llenado de lagrimas- te amo, Juan, te amo como no he amado nunca, ¡Quiero tus abrazos, tus besos, tu compañía en las noches! ¡No quiero más!

Entonces sonó la sirena que indicaba el fin del recreo. Mientras cientos de pies corrían por los pasillos, Carmen y yo nos besamos con más intensidad que cualquier otro beso. Pasaron segundos que me parecieron horas. Cuando dejamos de besarnos a nuestro alrededor se había formado un coro de alumnos de todo tipo, entre ellos Maria y Luis, que comenzaron a aplaudir. Carmen y yo nos miramos rodeados de aplausos y de caras sonrientes.
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Con nuestra escenita en la clase de ingles los que desconfiaban del rumor ya lo daban por supuesto. Y para la alegría de Carmen y mía, el plan de Luis había resultado, los estudiantes nos apoyaban incondicionalmente. A partir de ese día no deje de recibir palmadas en la espalda de mis otros compañeros, que me felicitaban por mi suerte. Carmen lo tuvo más difícil pues el resto del profesorado no veía con buenos ojos nuestra relación. Pero gracias a la presión de todos los alumnos y a que solo quedaba un mes de clase, nos aceptaron. Solo pusieron como condición, que mi examen final de Ingles fuese hecho por otro profesor, condición que aceptamos, como lógica.

Según me comentaron recibieron un fax de la directora desde algún punto del mediterráneo dando también su consentimiento. La verdad es que tuvimos que agradecérselo a Maria, quien la convenció para ello. Pocos días Maria volvió a su casa, y Carmen y yo volvimos a estar solos, no malgastamos ni un minuto de nuestra recobrada intimidad.

El cielo se despejaba para nosotros, pero aun quedaba un nubarrón que amenazaba tormenta en nuestras vidas. Marcos seguía en su actitud de intentar conquistar a Carmen a base de rosas y bombones, llamadas a todas horas y mil tretas mas. Carmen y yo comprendimos que debíamos hacer algo contundente para zanjar el tema de una vez por todas.

Termino el curso, entre alegrías y dichas, supere todas las asignaturas, igual que Maria y Luis. Juntos fuimos a celebrarlo a casa de Carmen, pero nada mas llegar nos encontramos con un ramo de flores en la basura. Otro intento de Marcos…

-¿Pero que podemos hacer Juan? –Pregunto Carmen mientras servia el Café en cuatro pequeñas tazas- Marcos esta decidido a no renunciar, a pesar de lo que yo diga o piense.

-El problema entonces es que Marcos esta todavía enamorado de ti y no quiere abandonar –Preciso Luis mientras echaba unos terrones de azúcar al café- y por lo visto no coge las indirectas.

-Ni las directas tampoco –Comento enojada Maria que estaba sentada al lado de Luis, muy cerca de él - desde el día en que intento conversar a Juan de que abandonase a Carmen no le hemos dejado pisar esta casa.

-Algo podremos hacer –Conteste en un susurro, recordando mi conversación con Marcos- Marcos no es un mal tipo, solo esta enamorado de Carmen y un tozudo..

Nos quedamos unos minutos, pensando…. Maria se acerco a Luis y le susurro algo al oído, entonces Luis me señalo a mí y después a Carmen, hecho esto los dos comenzaron a reírse a carcajadas.

-¿Se puede saber que os parece tan gracioso? –Pregunte algo nervioso-

-Bueno a Maria se le ha ocurrido un idea para solucionar vuestro problema –Contesto Luis mientras dejaba de reír- Por favor Maria cuéntaselo….

-Bueno, yo había pensado que Marcos no renunciara hasta que vuelva con Carmen… o… -Dijo Maria casi en un susurro-

-¿O que? –Pregunte yo cada vez mas interesado-

-Que os caséis… -Contesto Maria ruborizada- El curso ya ha acabado así que ….

Carmen y yo nos quedamos mirándola unos interminables segundos…. ¿Qué se había propuesto esta chica? ¿Casarnos? Ni tan siquiera llevábamos un mes viviendo juntos.

-Por favor Maria –Conteste iracundo- seamos realistas, no descarto que nos casemos algún día… -dije mientras le estrechaba la mano a Carmen- pero no creo que sea el momento

-Creo que Juan tiene razón –contesto Carmen ruborizada- Es demasiado pronto…

-Bueno, -contesto altanero Luis- Si no podéis casaros, podéis engañarle diciéndole que lo habéis hecho. Entonces se desilusionara y volverá de donde vino…

Esta última idea nos gusto más a todos. Tras debatirla decidimos llevarla a la práctica. Si conseguíamos hacer creer al Marcos que éramos un Matrimonio no le quedaría más remedio que renunciar a Carmen.

Al día siguiente comenzamos con el plan, Carmen y yo nos compramos dos anillos de oro. En casa ceremoniosamente le coloque el anillo a Carmen y ella me lo coloco a mi, entre sonrisas y besos. Luis nos consiguió un acta de matrimonio falsa, nos comento que era simplemente la de su hermana con los nombres y las fechas debidamente cambiados.

Marcos no tardo en actuar, tras devolverle las ultimas rosas con el mensaje “Renuncia nos hemos casado”. Apareció una vez más en casa de Carmen.

-¿Cómo que os habéis casado? –Dijo furibundo- ¡Carmen no pensé que llegarías tan lejos! Con este mequetrefe….-dijo señalándome a mi-

-Vamos Marcos admite que has perdido –Conteste yo- ¡Carmen y yo ya estamos casados digas lo que digas!-

Marcos se derrumbo en el sillón, llevándose las manos a la cabeza. Carmen y yo nos quedamos juntos, cogidos de la mano, con el brillo de los anillos en nuestros dedos…

-Entonces esto se ha acabado…. –Contesto Marcos mientras se llevaba la mano al abrigo y sacaba de el un objeto metálico- Como ya te dije Juan es todo o nada.

Un instante después de ver la pistola que llevaba Marcos me lancé hacia el, Marcos dirigía la pistola hacia su cuello, cuando caí sobre el. Rodamos juntos sobre la alfombra y un disparo corto el aire. Solo podía sentir el olor de la pólvora y la neblina que poco a poco nublaba mi vista….
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Todo era negrura para mí, solo recordaba el olor a pólvora y un dolor terrible en el hombro. Ante mi pasaron todas mis experiencias… mi infancia…. La ausencia de mi padre… el amor de mi madre… mis amigos…. Pero había un lugar especial en mi corazón para Carmen. Su recuerdo alejaba a las sombras y traía la luz…

Desperté al sentir una mano que tomaba la mía. Pero unas manos invisibles me sujetaban y me impedían moverme. Tras un titánico esfuerzo logre abrir los ojos… allí estaba Carmen dormida sobre mi regazo, tomando mi mano. Detrás de ella, en una silla, estaba mi madre durmiendo.

Mire mi hombro, estaba completamente vendado y me dolía con cada latido. Una enfermera entro en ese momento y tras percatarse que estaba despierto, fue a despertar a Carmen; pero con la mano hice un vago gesto.

-Por favor, no la despierte –dije en un susurro con las fuerzas que tenia- ¿Verdad que cuando duerme parece un ángel? –comente antes de caer de nuevo en la inconsciencia.

Desperté varios días después. La herida de mi hombro había sido limpia y no me dejaría secuelas. Carmen no se había separada de mi en ningún momento. Había venido también Vanesa, la hermana de Carmen, Luis y Maria estaban cogidos de las manos en una esquina del cuarto, mi madre estaba a mi lado.

-¿Qué paso con Marcos? –Fue lo primero que pregunte- ¿el esta bien?

-Pues nos costo convencer a la policía de que había sido un accidente –Contesto Carmen- El ha vuelto a su ciudad y no creo que vuelva…

-¡Juan fuiste un estupido al lanzarte hacia el! –Me grito Maria- Tu has recibido un disparo y el se va de rositas…

-Maria por favor... –trato de tranquilizarla Luis- Lo importante es que no ha habido que lamentar más daños…

-Dejadlo por favor –conteste con un amago de levantar la cabeza- Marcos no sabia lo que hacer... dejadle en paz… solo espero que sepa aprovechar la vida…

- Juan… -Dijo Carmen dándome un beso- por cierto, aprovechando que estamos aquí todos juntos y que tenemos los anillos…

-Es verdad –Dije al darme cuenta que en mi mano aun brillaba el anillo- Creo que este es un buen momento para llamar al cura.

Y allí nos casamos Carmen y yo, Vanesa y Luis fueron nuestros padrinos. El cura, un hombre afable y algo regordete, pareció muy feliz de casar a una pareja en ves de dar la extremaunción a un enfermo. Mi madre no dejo de llorar durante la ceremonia. Maria no se separaba de Luis mientras le dedicaba unas cariñosas carantoñas a este.

Y nunca fui tan feliz, allí en aquella habitación de blanco. Mientras daba el si al cura y me unía a la mujer que me había robado el corazón.

Termino ya de escribir esta historia, que Comenzó hace 5 años. Seguí con mis estudios y acabe doctorándome en psicología, Carmen consiguió una plaza de profesora en un internado elitista. Mientras escribo estas líneas Carmen esta acostada en el diván de nuestro estudio, puedo oír su respiración y ver como se curva su barriga. Pues esperamos a nuestro primogénito para finales de año. Maria y Luis siguieron juntos y se han casado hace pocas semanas, Carmen y yo fuimos los padrinos. En cuanto a Marcos… desapareció de nuestras vidas, pero en cada fiesta nos llega una postal suya, quizás para darme las gracias…
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