Precuela al Páramos de Sía

La ventana se había convertido en su refugio más habitual. le quedaban dos semanas de mandato, y cada día se hacía eterno. Hacía unas horas se había reunido con los otros tres presidentes de la Federación, y todo habían llegado a la misma conclusión. El problema era que a esa conclusión había llegado cada ciudadano de la Tierra, de la Ciudad Anillo, del Sistema Solar y del resto de los sistemas habitados por el hombre: La cosa no podía seguir así. Se había ido a casa, pero la llamada que más temía la había despertado. El Hermano Superior de la Orden de los Ádahas acaba de llegar a Ciudad Anillo y en las dos horas siguientes tendría que estar todo previsto para la audiencia extraordinaria que tendría lugar. Como casi siempre que se encontraba en su despacho sin nadie con ella, La Presidenta se refugiaba de todos, incluso de sí misma, mirando por la ventana. O puede que principalmente de sí misma.

La corte diplomática con los coches de la Federación estarían a punto de llegar. Alguien se acercó a la puerta, y los sensores pitaron en la mesa de la presidenta. Ésta se acercó la mano al cinturon, y presionó hacia abajo un pequeño botón. La puerta se abrió y entró el Secretario de la Federación. El segundo cargo más alto por debajo de los presidentes.

-Señora presidenta...

-¿Han llegado ya?

-Casi- El secretario se acercó a la mujer y dejó una carpeta encima de la mesa-Señora presidenta...¿Están seguros de ésto?

-Ya se habló en la última reunión. Y los votos de los presidente han sido unánimes.

-¿De verdad la situación es tan mala?

La presidenta se giró desvelando su cansancio a través de dos bolsas de sueño acumuladas bajo sus ojos.

-Peor, Hooper, peor...

-Señora Presidenta, el Hermano Superior acaba de llegar-Informaba una voz por el interfono

-Gracias, Sus, hágale pasar- La presidenta se sentó en su silla y abrió la carpeta- Gracias, Hooper, si te necesitamos ya te llamaremos.

-Por supuesto, Señora presidenta.


Cinco minutos después de que el Secretario se hubiera ido, tres personas con hábitos grises entraron en el despacho. Una de ellas, un hombre de mediana edad, llevaba un gorro cónico, también gris, que hacía una forma elicoidal en su ascendencia. Le acompañaban dos mujeres, dos hermanas de la orden de los ádahas, ambas con el pelo recogido en un moño, una rubia, otra castaña, que se quedaron a ambos lados de la puerta.

-Hermano Superior, si tiene la amabilidad de sentarse...

-Por supuesto, Presidenta. Lamento que haya tenido que recibirme a unas horas tan intempestivas, pero el viaje desde nuestra Sede Central es largo...

-No se preocupe. ¿Café?

-No gracias, prefiero que empecemos cuanto antes.

-Bien. Como ya le dije, la presidencia se reunió hace dos meses para tratar el tema que más nos preocupa a todos en estos tiempos: La Guerra contra una potencia alienígena a la que no podemos vencer.

-No es exactamente eso lo que nos preocupa a todos

-No quiero entrar ahora en discusiones teológicas, Hermano Superior

-No, me imagino que no- Y acabando la frase le extendió un encendedor a la Presidenta para prenderle el largo y fino cigarrillo que se acababa de poner en los labios- De nada- Contestó al agradecimiento de ésta.

-Como le digo, Hermano Superior, reunido toda la Cámara Presidencial, hemos llegado a una única solución. Nuestra unión.

-¿Nuestra unión?

-Sabe perfectamente lo que hemos decidido. Soy consciente de la red de espías que tiene extendida por nuestra administración.

-La duda ofende.

-Yo no dudo.

Se hizo un largo silencio.

-¿Cree que puede resultar?

-Tendríamos que aclarar y concretar ciertos puntos.

-Por supuesto, Hermano Superior.

-A ver si lo tengo claro. Ustedes quieren crear artificialmente un ser humano, dotándole de la mayor capacidad mental vista hasta el momento. ¿Cierto?- La presidenta asintió expulsando lentamente el humo- Y quieren que nosotros le adiestremos en nuestra filosofía mental antes de que usted le corropan en el ejército. ¿Es algo así?

-Para empezar, Hermano Superior, la escuela de Gobierno no es enteramente militar.

-Pero lo dirigen militares. Además, ¿No fue usted la que dijo que nuestra religión era "un cuento chino, una pérdida de tiempo para niños superdotados"?

-Da igual lo que yo piense. Esto es una decisión del consejo.

-¿Para qué quieren que le adiestremos?

-Porque dicen que ustedes son capaces de hacer que una persona aproveche el mayor porcentaje posible de su capacidad mental.

-Algo parecido, pero tienen que ser natos, no creados in vitro

-Tendrían que hacer una excepción

-¿A cambio de qué?

-Que piden

El Hermano Superior escribió algo en un papel, y se lo extendió a la Presidenta

-¿Está de broma?

-No

-Tendré que consultarlo.

-Hágalo. Me quedaré en la Tierra hasta el lunes. Hágame saber lo antes posible la decisión de la Cámara Presidencial.

-Lo sabrá sin que yo se lo diga.

-Me valora demasiado, Presidenta

-No le valoro en absoluto, la reunión ha terminado. Váyase de mi despacho.

El Hermano Superior y las dos mujeres se fueron del despacho sin esperar a que nadie les acompañara a la salida. La secretaria iba a levantarse para hacerlo cuando la voz de la Presidenta, a través del interfono, le ordenó que hiciera pasar a la otra persona con quien tenía audiencia aquella noche.

Cuando la secretaria le hizo pasar, Lux Abd-Al assiv encontró a la Presidenta terriblemente abatida.

-¿Me llamaba, Presidenta?

-Siéntese, Lux. Lamento no tener mucho tiempo esta noche. Seré breve. Usted es el autor de "Aires Religiosos", ¿No es cierto?

-Eh...sí-titubeó el hombre

-La Cámara Presidencial a tomado una arriesgada decisión. Tomando como posible lo que usted señala en su libro, hemos de pedirle su colaboración en una empresa.

-¿En qué, Presidenta?

-Queremos que se vaya

-¿Qué?

-Vamos a hacerle desaparecer de los archivos. Ya no existirá en el papel, salvo en uno. En éste- Y señaló la carpeta que le había traido el secretario.

-¿Porqué? Presidenta, yo...

-Espere, Lux. Se llevará con usted parte de nuestro ejército, parte los cerebros más eminentes de la Universidad de la Tierra. Va a crear un grupo de humanos al margen de la Federación. Fuera de nuestra jurisdicción, y fuera de la vista de los ádahas.

-¿Porqué?

-Porque es posible que sea verdad lo que usted dice en su libro. Es posible que entremos en guerra con los ádahas, intentando ganar la que tenemos con los Alienígenas. Le explico. Vamos a crear un ser humano. Uno especial, con la mayor capacidad intelectual de la historia, y les hemos pedido a los ádahas que lo adiestren en su Filosofía de la Mente. Cuando acabe su instrucción allí, irá a la Escuela de Gobierno. Allí aprenderá, como todos sus compañeros, a gobernar un planeta. Cuando esté preparado, le concederemos los planetas más cercanos a los anillos exteriores, con los recursos genéticos de Eneas I y Eneas II. Él será el responsable de la guerra...él tendrá que ganarla.

-Entiendo, le dan el problema a otro.

-No exactamente, confiamos la solución en una persona

-¿Y si sale mal?

-¿En cual de los dos sentidos?

-En los dos

-Si ese hombre no puede ganar la guerra, es que no podremos ganarla nunca, y solo nos quedará que los alienígenas no quieran invadirnos nucna. Si sale mal porque los ádahas rompen su parte del trato...le tendremos a usted.

-¿Cómo?

-Porque a efectos legales, usted ya no existe. Exceptuando una situación. Si la Federación cae, y sucumben sus presidentes, usted y su linaje serán los herederos del cargo de la Presidencia. Usted o su linaje sería el heredero, por derechos, de gobernar a la humanidad...o a lo que quedara de ella.

-¿Tengo alternativas?

-Me temo que no, su nave ya está lista.

El hombre asintió, y tras aclarar un par de puntos con la Presidenta, firmó unos papeles de la carpeta y se encaminó a casa. Veinte minutos después, la presidenta decolgó el teléfono para hacer una última llamada...

-Aquí la Jefatura Central del Comisariado Federativo. Buenas noches, Presidenta.

-Buenas. Póngame inmediatamente con el Comisario Spoors.
Muy bien hecho, y todo... pero tío, vigila un poco las erratas. Si quieres, por el módico de un café a la semana lo hago yo :PXD

Bueno, que está genial, salvo por lo de las erratas, pero a parte, a ver cómo se hace eso de releer un libro con ciertos cambios. :) (Será la primera vez que relea algo, y no sea igual que la otra vez) :)

Un saludo.

EDICIÓN:
PD: Por cierto, una de las erratas está en el título, cosa que no queda demasiado bien... :-P
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