La noche de San Blas.
-"Bueno, ¿vienes o te quedas?"
-"¿Siempre eres tan directa con la gente?"
-"Siempre"
-"Entonces, voy"
La siguiente palabra contenía dos sílabas: "¡TAXI!"
La noche era cálida en Bilbao. Soplaba viento del Sur, que es como sufrir otra noche de luna llena. Excitados, montan en el coche.
-"Buenas. Licenciado Poza 23, por favor. Y rápido, que mi madre me ha dicho que no llegue tarde a casa"
El taxi se pone en marcha. Al abordar la primera curva, él la coge de la mano. Ella, sonríe, mira por la ventanilla, le mira a los ojos, se acerca, le mete la lengua en la boca, le agarra la polla con todas sus fuerzas. Él cierra los ojos, y gime. Ella, con los ojos abiertos, observa cómo el taxista capta el deseo en el espejo retrovisor.
-"Quédate el cambio. Son unos céntimos, lo siento, pero es que no tengo nada suelto"
Ella saca la llave, y abre la puerta del portal. El ascensor está allí, esperándoles. Se meten dentro. Mientras ella pulsa la tecla él le quita el abrigo. Le rodea con sus brazos, y sus cuerpos se rozan.
El ascensor llega al segundo. Abren la puerta, cierran de golpe. Se besan. Entran en una de las habitaciones. La cama aún está deshecha. Ella le sube la camiseta, mientras él se desabrocha el pantalón.
Pasan 5 segundos. Sus cuerpos se presentan. Sus pezones se erizan, y ella se pone encima. Le besa, acaricia su torso, y su lengua recorre su pecho, decidida a estudiar su sabor para siempre. Justo cuando él cierra los ojos nota que se dirige hacia abajo, y...
El despertador suena. Son las 7.45, y Álvaro se despierta con una ligera humedad en su pijama. Enciende la luz, y se cerciora de que Inés siga dormida. Este sueño ha ocurrido más veces, y se pregunta por qué. Con el cuerpo adormecido, y la mente paseando por las calles de Babia, se dirige al baño. Enciende la luz y gradúa el agua de la ducha.
