Un laboratorio detecta trazas de cocaína en el agua del Llobregat
• Los análisis permiten descubrir la presencia de la droga, pero no establecer la cantidad
• La potabilizadora de Sant Joan Despí impide que los restos lleguen al grifo del consumidor
Sin efectos nocivos para la salud humana
MERCÈ CONESA
BARCELONA
El laboratorio de Agbar ha detectado trazas de cocaína en el agua del Llobregat que llega a la planta potabilizadora de Sant Joan Despí, lo que confirma que su consumo, como droga estimulante o como fármaco, está a la orden del día. El agua se hace con todo lo que toca y, por supuesto, con los fluidos que circulan por el cuerpo humano. Aunque haya depuradoras que filtren el líquido residual que llega a los ríos y al mar, la cocaína, como otros fármacos o sustancias químicas, supera las barreras físico-químicas y biológicas de estas instalaciones y sigue su curso.
"Se han encontrado trazas porque los métodos analíticos han avanzado mucho en los últimos cuatro o cinco años. Es posible que hace una década también hubiese, pero no había forma de detectarla", explica Leonard Carcolé, director de la unidad de agua de Agbar.
Pero si las depuradoras no pueden con el avance de este estimulante en el agua, sí lo paraliza y capta la planta potabilizadora de Sant Joan Despí, mediante un sistema de carbono activo que frena las sustancias disueltas en una corriente fluvial. La cocaína no llega jamás al grifo de los consumidores. En cuanto a la cantidad que puede haber en el Llobregat, de momento, se desconoce. "La cocaína que llega hasta la potabilizadora es tan insignificante --puntualiza el directivo de Agbar-- que está por debajo de los sistemas de detección de los aparatos".
CONTAMINANTES EMERGENTES
La coca, como otras sustancias que son componentes de fármacos o de pesticidas y que llegan a los ríos, aún no tiene un marco de regulación. El reglamento en vigor, del 2003 y que es una transposición de la directiva eu-
ropea sobre calidad de las aguas, no recoge estos contaminantes emergentes. "Quizá en unos años --dice Carcolé-- se incluyan nuevos elementos, pero de momento ninguno de los que se localizan y no están regulados tienen presencia por encima del nivel de simple detección".
Todo parece más un éxito de la tecnología y la metodología analítica (la detección se logra con el sistema de cromatografía de masas) que un riesgo para la salud. Pero los efectos del tóxico dependen de la cantidad y de la persistencia. "Tanto en el caso de la cocaína como en el de otros contaminantes no se han encontrado trazas de continuidad; es decir, --añade Carcolé-- un día pueden hallarse indicios de su presencia, y otro no". El directivo de Agbar añade que la presencia de cocaína no es exclusiva del Llobregat: "En todos los ríos de Europa donde se buscan trazas, se encuentran".
TAMBIÉN EN OTROS RÍOS
La primera alarma sobre la presencia de coca en los ríos se dio en el 2005 en Alemania e Italia, donde el análisis de las corrientes fluviales evidenció que se consumía más polvo blanco del que se pensaba. En estos países las analíticas se hicieron en las depuradoras y allí sí se pudo cuantificar la cantidad de droga, ya que las muestras se tomaban antes de diluirse en los ríos. Expertos del Instituto de Investigación Biomedicinal y Farmacéutica de Núremberg analizaron las aguas cercanas a las depuradoras del Rin y concluyeron que el río alemán transporta unas 11 toneladas de coca al año. Los exámenes desvelaron que en la región de Colonia y Dusseldorf, la más poblada del país con 38 millones de personas, se consumían 27 kilos al día.
La revista Interviú, en colaboración con el Instituto Municipal de Investigaciones Médicas de Barcelona, también hizo análisis similares en el Ebro, en la provincia de Zaragoza, y concluyó que había una cantidad de casi 1.000 nanogramos de coca por litro de agua tras pasar por la depuradora; es decir, pasaban por un punto concreto 57 kilos al año.