No hay flecha que acierte más al corazón
que la ignorancia del ser que amas
no hay lanza más mortífera
que el desprecio incontrolado.
No hay solución más lamentable
que el regocijo de tus heridas
no hay frustración mayor
que gritar sin ser oído.
No hay consuelo más inútil
que convencerte de que todo se arreglará
no hay peor consejero
que una esperanza falsa.
No hay argumento más inválido
que la esperanza utópica
no hay más nefasta idea
que asumir la soledad.