En la voz del viento baila
solitario el calor, mecido
con ternura por el aire,
agitando el perfume de las
flores que habitan sobre el suelo...
Un color, oro diluido en el ambiente,
es el sol, es la vida del día azul
en cuyo mar los pájaros
bucean de árbol en árbol...
Es el verano, abstracto individuo
del amor extendido, es la bola
de cristal sobre el campo,
sobre una vida andada en los
caminos que solo son para ir...
no para volver...
El susurro del sol
tuesta la tierra por donde paso,
así ¡Ay tierra mía!
creces a la voz con que marchitas
la piel que cubría antes de verde,
y que ahora se dora en tu vejez...
Me gusta el olor del agua del río,
me gusta su húmedo abrazo cuando
paseo cerca de él, entre el calor
y el agua, entre la juventud y la vejez,
viendo correr al río tan deprisa...
que me deja atrás envuelto en mi silencio...