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La Razón.es escribió:«Ahí tenéis vuestra herencia»
MADRID- Entre las cuatro paredes de la casa de Francisco Lucena, la violencia y las amenazas marcaban el día a día de la vida de una familia que vivía aterrorizada en la localidad sevillana de Osuna.
Su esposa y cada uno de sus cinco hijos habían soportado desde siempre las palizas del albañil de 58 años que al filo de las nueve de la noche del sábado acabó con la vida de su mujer, Carmen Serrato, de 52 años; y de su hija, Carmen, de 33 años y embarazada de cuatro meses.
A cada una les disparó dos veces con una escopeta de caza causándoles la muerte en el acto. Los agentes de la Policía Local que acudieron al domicilio hallaron los cadáveres de ambas mujeres en la planta de arriba de la vivienda de la hija. El quinto disparo lo dirigió hacía su propio rostro con la intención de suicidarse, ya en su domicilio y cercado por la Policía.
Francisco sólo dijo que no saldría de allí y arrojó las llaves del piso por la ventana.
Tres segundos después se escuchó la detonación. Pero sin la pericia demostrada cuando empuñó su arma contra sus familiares, Francisco quedó malherido.
Lejos de ser un arrebato de violencia inexplicable y repentina, los parricidios que han alterado el despertar del pueblo de Osuna, habían sido anunciados por él mismo una semana antes de consumarse.
Le había dicho a su mujer que la iba a «matar como a un conejo» porque «sabía dónde tenía que disparar» y pese a que ésta contaba con una orden de alojamiento -como tantas otras mujeres asesinadas por sus parejas- ejecutó su amenaza con frialdad.
Con la frialdad propia del que una vez muertas su hija gestante y su mujer se atreve a llamar al resto de sus hijos y les dice con serenidad: «Llama a tu madre, a ver si os contesta y ahí tenéis vuestra herencia».
A por todos Desde el dolor y la impotencia, los hijos varones de Francisco están convencidos de que de haber estado en Osuna con su familia hubieran corrido la misma suerte que su madre, su hermana y la criatura que ésta alojaba en su vientre.
Francisco, que, en conversación telefónica, le dijo a su hijo Manuel «os hubiera matado a todos», incluso se habría cobrado sin pensarlo la vida del otro hijo de la víctima más joven, un niño de apenas un año de edad, aunque, por fortuna, el pequeño no se encontraba en la vivienda en ese momento.
El día en que Francisco Lucena decidió hacer realidad las palabras que en repetidas ocasiones habían salido de su boca: «Os voy a matar», no fueron pocos los habitantes de Osuna que le vieron en estado de embriaguez ya por la mañana.
En el pueblo, todos los que conocían a algún miembro de la familia Lucena sabían que Francisco estaba nervioso, bebía más que nunca y las palizas a su mujer se habían convertido en rutina.
Denunciado hace un mes La denuncia interpuesta por Carmen hace un mes por los malos tratos recibidos por ella misma y sus cinco hijos incrementaron todos los factores -violencia, alcoholismo, amenazas....- que hacían presagiar un desenlace trágico que no iba a poder evitar la orden de alejamiento concedida por el juez el pasado 12 de agosto. Los hijos mayores de Francisco intentaron evitarlo por todos los medios.
Hace unos días, le quitaron las escopetas de caza y las entregaron en el cuartelillo.
El parricida, que permanece ingresado en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, merodeaba el domicilio de su esposa con frecuencia y, según relataron los mismos vecinos de Osuna «estaba obsesionado con lo de que le quitasen su casa, lo decía a voz en grito en los bares a diario».
Con alcohol en el cuerpo tampoco tenía problemas en comentarle a cualquiera que mataría a su mujer.
En este clima de violencia latente y con el objeto de proteger a su madre, «ella se escondía, salía de noche acompañada por algún familiar, pero él esperaba algún fallo en los acompañamientos y la pegaba», aseguró ayer a Efe otro de los hijos, Francisco.
Refugiada con su hija El sábado, el maltratador y ahora asesino esperó en los aledaños del domicilio de su hija, donde se había refugiado su esposa, hasta que el marido de la joven Carmen salió de casa.
La madre contaba con el amparo de la Justicia, pero estaba claro que a su marido las órdenes de alejamiento nunca le intimidaron lo suficiente.
El pasado viernes, tras quemar toda la ropa de su mujer, «la echó a palos de su casa», relató Francisco, hijo de la pareja.
Es por ello que la mujer se trasladó a casa de su hija y se recluyó para evitar más palizas o algo mucho peor.
Sin la presencia de su yerno, una persona muy popular en Osuna como miembro de un conjunto musical, Francisco tuvo vía libre para cometer su crimen.
Desprovisto de sus armas, adquirió una escopeta recortada en el mercado negro, cuya procedencia investigan los agentes de la Policía Local.
Con un arma de tal calibre, las cuatro balas que salieron de sus cañones cortaron en seco la vida de ambas mujeres, «como cuando matas un conejo», tal y como había dicho Francisco.
Aquellos que vivieron desde dentro lo que ocurría en la familia Lucena, aseguran que las anécdotas violentas protagonizadas por el albañil andaluz son innumerables.
Francisco -hijo- recordaba ayer una ocasión hace dos años en la que su progenitor -al que no considera como tal- se desplazó hasta la localidad malagueña de Marbella en su búsqueda. «Iba armado y con la intención de matarnos a mi mujer y a mí.
Tuvimos la suerte de que la Policía lo detuvo, encerrándolo durante cuatro días en un calabozo», informa Ep. No obstante, según comentaron otros familiares, la mujer del presunto asesino, «siempre fue la peor parada de todas las agresiones, e incluso le llegó a sacar un ojo en una ocasión, mientras que en otra le provocó graves heridas incisivas en la piel».
Las mismas fuentes indicaron que el miedo a lo que pudiera ocurrirles a sus hijos impidió a la esposa separarse legalmente de su agresor.
En la tarde de ayer, más de un millar de personas se concentraron en la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación de Osuna, a donde llegaron los cuerpos de las dos víctimas procedentes de Sevilla para la celebración del funeral. La indignación, la rabia y la sensación de que muchos habían imaginado este final para Carmen y su hija han hecho de este crimen un asunto de todos.
Uno de los vecinos que asistió a las exequias, manifestó a este diario «que la muchacha era muy buena y la ha matado un criminal borracho y degenerado, al que deberían fusilar o poner una inyección letal».
«Todos eran muy queridos y este hombre los hubiera matado a todos, hasta al bebé.
Lo tenía todo pensado, porque cuando le quitaron las escopetas fue a comprar otra en el mercado negro y después, encima, es capaz de llamar a sus hijos a decirles lo que ha hecho, esto no tiene nombre», comentaba a las puertas del templo, otro hombre visiblemente afectado.
Luto en Osuna Tras la misa, los cuerpos fueron conducidos al cementerio municipal de San Arcadio para recibir sepultura. Tras el doble crimen, el Ayuntamiento de Osuna, reunido ayer con carácter extraordinario, decretó tres días de luto oficial.
La corporación expresó en un comunicado su «más enérgica condena y rechazo» por los homicidios que «supone la máxima expresión de agresividad hacia las mujeres».
Tras una concentración silenciosa de cinco minutos ante las puertas del Ayuntamiento, la corporación hizo un llamamiento a los vecinos de la localidad para que expresen «sus sentimientos de repulsa y dolor en los diferentes actos que se realicen en Osuna» en relación con el doble parricidio.
927PoWeR escribió:Por si no os habeis enterado, esta es la última agresión de género que ha vivido España...
Enlace a la noticia...
Comentario: Y que sea una pena que en este país no exista pena de muerte para según que crímenes.![]()
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Francisco -hijo- recordaba ayer una ocasión hace dos años en la que su progenitor -al que no considera como tal- se desplazó hasta la localidad malagueña de Marbella en su búsqueda. «Iba armado y con la intención de matarnos a mi mujer y a mí. Tuvimos la suerte de que la Policía lo detuvo, encerrándolo durante cuatro días en un calabozo»
927PoWeR tú último comentario no concuerda con tu firma.
zheo escribió:Pues me llamareis sádico, pero yo lo que haría ahora mismo es curar a ese malnacido y cuando esté bien sano, meterle 5 tiros exactos: uno cada rodilla, otro par en las manos y el último los cojones. Con calibre .45 para que literalmente se la cercene. Y que se busque la vida, a ver qué puede hacer.
Ah, y ayudas por invalidez denegadas automáticamente por su crimen, por supuesto, que la vida no puede ser tan fácil. Y a tomar por culo.
Yomi escribió:P.D. Ya se que parezco un psicópata xD Pero estas cosas es que me ponen realmente enfermo...