Lazos de sangre. Capítulo 15: Rivales.

A la mañana siguiente, Álfred partió con las primeras luces del alba siguiendo al primer escuadrón de reconocimiento que Nathaniel había enviado para reanudar la búsqueda. Sin embargo, mientras observaba desde una de las ventanas del palacio como la afilada silueta con forma de un gran halcón negro del aerodeslizador de Álfred desaparecía entre las gruesas nubes de tormenta que esa mañana cubrían el cielo, Mariana no pudo evitar sentir cierta preocupación al darse cuenta de que todo estaba saliendo demasiado bien.
Nathaniel se lo estaba tomando todo con demasiada calma, casi como si no le interesase demasiado encontrar a Elisabeth. A pesar del fuerte viento y la intensa lluvia que esa mañana azotaban el valle, tan solo había enviado una docena de patrulleros a sobrevolar el bosque. Y en aquellas condiciones les sería prácticamente imposible dar con alguien a quien ya no habían podido encontrar el día anterior.
Pero Mariana sabía que él sí quería encontrarla. Sabía que haría lo que fuese para aprovechar esta ocasión y librarse ella. Por lo que todo aquello solo podía significar una cosa: fuese lo que fuese lo que pretendía hacer, Nathaniel necesitaba que se alejasen de la fortaleza para que los BlackHawk no pudiesen intervenir. Lo que no auguraba nada bueno para Álam y Elisabeth.
Sin embargo, había algo que ella todavía podía hacer para averiguar más acerca de los planes de Nathaniel. Sabía perfectamente que él no le diría nada y que tampoco podría sacarles nada a ninguno de los generales con que este se había reunido esa mañana. Pero había alguien a quién quizás sí pudiese sacarle algo.
Con un nuevo plan ya en mente, Mariana sonrió ligeramente y el atrayente y a la vez siniestro centelleo de sus ojos se reflejó una última vez en las gotas de lluvia que se deslizaban por el cristal de la ventana antes de que esta se diese la vuelta y le diese la espalda a la furiosa tormenta que continuaba azotando el valle y sus alrededores. Todavía tenía mucho tiempo hasta que la reunión terminase, pero prefería no dejar nada al azar y se dirigió con calma hacia el lugar en el que sabía que lo encontraría.

Mientras tanto, Álfred había atravesado ya las montañas y detuvo su aerodeslizador sobre el lugar en que se había estrellado el patrullero el día anterior. Lo que no resultaba precisamente una tarea fácil en aquellas condiciones ya que la lluvia y el viento eran todavía más fuertes ahora que ya no se encontraba al abrigo de las montañas, pero aquello también tenía sus ventajas.
Gracias a la tormenta, el resto de naves enviadas por Nathaniel para continuar la búsqueda ni siquiera se acercaron al bosque por temor a estrellarse y se limitaron a volar a gran altura sobre este trazando amplios círculos alrededor del lugar del accidente. Lo que, en aquellas condiciones, era completamente inútil ya que ni siquiera los sistemas de rastreo de las naves podían atravesar la cortina de interferencias creada por la lluvia, el viento y el agitado mar de hojas en que se habían convertido las copas de los árboles del bosque.
Sin embargo, para Álfred esto no suponía problema alguno ya que su intención no había sido nunca buscarlos desde el cielo. Sabía perfectamente que era imposible encontrar a alguien en aquel bosque desde el aire, así que la única solución si quería adelantarse a los soldados de Nathaniel era bajar a tierra y empezar desde cero.
Lentamente, la nave descendió hacia el improvisado claro abierto en medio del bosque por el accidente del patrullero. Su forma similar a la de un halcón con las alas recogidas y echadas hacia atrás para lanzarse en picado le permitían mantenerse estable aún a pesar del fuerte viento y Álfred no tuvo problemas para descender. Tan solo tuvo que maniobrar un par de veces dando pequeñas pulsaciones con los motores para compensar el empuje del viento y evitar que las alas de la nave tocasen las agitadas ramas de los árboles que rodeaban el claro y acabasen desestabilizandolo.
Una vez en tierra, la nave se posó suavemente sobre la hierva que se arremolinaba violentamente bajo ella a causa de la turbulencia generada por sus motores y bajó ambas alas hasta el suelo para mantenerse firme. Terminado el aterrizaje, Álfred miró a su alrededor a través de la cúpula transparente que cubría la cabina y se preparó para salir.
Aún estando entre los árboles, el viento seguía soplando con fuerza y la lluvia no había amainado en absoluto. El bosque olía a humedad, era un olor profundo y terriblemente penetrante que se mezclaba con el aroma de la hierva y las demás plantas del bosque hasta hacerse casi sofocante. Los restos de los árboles que habían sufrido el impacto del accidente cubrían todavía el suelo y el viento silbaba a su alrededor arremolinando hojas y pequeñas ramas que volaban en círculos por el claro.
Pero esto no era algo que preocupase excesivamente a Álfred. Aún con la ropa completamente empapada, el pelo pegado a la frente y la cara tan cubierta de agua que empezaba a resultarle difícil incluso abrir los ojos, Álfred se dirigió hacia los restos del patrullero atravesando aquel tétrico escenario y se detuvo frente a la destrozada cabina del mismo.
El golpe había arrancado por completo la parte acristalada del habitáculo y este estaba completamente anegado. El casco tenía numerosas abolladuras en la parte frontal provocadas por su choque contra los árboles, el estabilizador derecho había sido arrancado literalmente del resto del fuselaje y el izquierdo estaba completamente destrozado atrapado entre una maraña de lianas. Pero, aún estando en un estado tan lamentable, Álfred sintió cierto alivio al ver que la cabina de los pilotos apenas había sufrido daños.
Sin embargo, su alegría al comprobar por si mismo que el accidente no había sido demasiado grabe desapareció por completo cuando apreció una serie de manchas rojizas en uno de los asientos. La lluvia había limpiado por completo la causa de aquellas machas y lo único que quedaba era una especie de borrones rojizos sobre la superficie negra del asiento. Pero eran más que suficientes para que Álfred comprendiese que se trataba de manchas de sangre.
Terriblemente preocupado por lo que aquello podía significar, Álfred saltó al interior del patrullero y comenzó a revisar el interior de la cabina. La lluvia la había inundado por completo y el agua le llegaba casi a las rodillas, pero eso le traía sin cuidado en aquel instante. Buscaba algo que pudiese explicarle lo que había sucedido: un fragmento afilado de metal ensangrentado, restos del cristal roto de la nave, una rama de algún árbol que hubiese podido atravesar la cabina durante el accidente, cualquier cosa que pudiese indicarle quién y por qué estaba herido. Pero no encontró nada.
El interior de la cabina estaba prácticamente intacto salvo por los inevitables destrozos causados en el equipo electrónico por el golpe y por la lluvia. Lo que hacia aquello todavía más extraño para Álfred que no acababa de comprender qué podía haber sucedido y empezaba a preocuparse cada vez más preguntándose si aquella sangre pertenecería a la princesa o a Álam y cómo se encontraría ella ahora.
Decidido a no perder ni un solo segundo más, Álfred saltó de nuevo fuera del patrullero y miró a su alrededor observando la espesura del bosque que lo rodeaba buscando algo que pudiese haberseles pasado a los guardias el día anterior y que le indicase por donde buscar. Pero sabía que era inútil. Álam era un Hunter y sabía que no habría dejado ningún rastro que él o cualquier otro pudiese seguir fácilmente, ni siquiera llevando a la princesa consigo. Y, aunque lo hubiese hecho, la tormenta había tenido tiempo más que de sobra para borrarlo.
Su única oportunidad para encontrarlos era intentar averiguar hacia donde habían ido y confiar en que no hubiesen podido alejarse demasiado estando uno de ellos herido. De lo contrario, con una noche entera de ventaja sobre él jamás los encontraría en aquel bosque y tendría que esperar a que lo abandonasen... si es que conseguían salir de allí con vida y los soldados de Nathaniel no les encontraban antes.
Si quería dar con ellos tenía que pensar como él, tenía que tratar de averiguar lo que había podido pasar por la mente de aquel cazador después del accidente.
¿Volver al territorio humano tal vez?. Sí, posiblemente ese fuese su primer pensamiento al abandonar la fortaleza, pero sería un loco si tratase de alcanzar la frontera a pie estando tan lejos. Además, los guardias de Nathaniel habían peinado la zona centrandose precisamente en esa dirección y no habían encontrado nada, así que era más que probable que no se hubiese decidido a seguir ese camino. Pero... ¿Hacia donde entonces?.
Mientras pensaba todo esto, Álfred se llevó la mano al antebrazo de su armadura, abrió un pequeño panel y pulsó un botón en el interior del mismo. Al instante, un proyector se activó en la hombrera derecha de su armadura y el holograma de un mapa de la zona apareció justo frente a sus ojos mostrando un plano detallado de toda la región dese la fortaleza hasta la lejana frontera con el territorio humano a varios miles de kilómetros.
Sin saber muy bien todavía qué estaba buscando, Álfred trazó un vector uniendo el punto más próximo de la frontera con el punto en que se encontraba y comprobó que la zona del bosque que se encontraba en medio había sido precisamente la más vigilada el día anterior. Lo que confirmaba sus sospechas de que Álam no se había dirigido hacia la frontera, al menos no inmediatamente.
Con esto ya claro, Álfred desplazó su mano por el mapa ignorando las continuas interferencias causadas por la lluvia al atravesar la proyección y, con un movimiento de su mano, hizo que este cambiase por completo mostrando un plano mucho más próximo de la zona en que se encontraba en el que ya podía verse claramente el lugar del accidente. Una vez en este plano, Álfred trazó un nuevo vector dirigiendose esta vez en la dirección completamente opuesta y pidió al ordenador de su armadura que introdujese los datos de la búsqueda que los guardias habían realizado el día anterior.
Sorprendentemente, la zona del bosque que atravesaba este último vector había sido apenas examinada dada su proximidad a la fortaleza ya que los guardias habían supuesto que nunca pensarían en ocultarse allí. Y ese mismo motivo fue el que hizo que Álfred se interesase por esa zona.
Tra girarse en la dirección que había marcado el mapa, Álfred dio una nueva orden a su armadura y el mapa cambió nuevamente pasando a mostrar una visión tridimensional del bosque desde el punto exacto en que él se encontraba. Un nuevo gesto de su mano borró por completo los árboles, las plantas y todo aquello que podía interponerse en su visión dejando tan solo una representación del relieve de la zona. Hecho esto, Álfred hizo avanzar el mapa y sus ojos recorrieron lentamente todo el terreno que lo separaba de las montañas sin siquiera moverse de don de estaba.
Hasta que, justo cuando el mapa llegaba al pie de una pequeña colina y comenzaba a ascender por su ladera, Álfred vio algo en la esquina del mismo y lo detuvo al instante.
-¿Una cueva?. -Se preguntó Álfred un tanto sorprendido mientras desplazaba el mapa en aquella dirección y este pasó a mostrar la entrada de una pequeña cueva y los datos referentes a su tamaño y profundidad. -No, no puede ser. ¿Ha sido capaz de esconderse justo delante de las narices de sus enemigos?. Ese muchacho debe estar completamente loco, o eso..... -Mientas pensaba esto último, Álfred apagó al fin y el mapa y comenzó a caminar hacia el borde del claro en la dirección que el mapa acababa de mostrarle. -.... o es realmente un genio.

Mientras tanto, en la fortaleza las cosas continuaban desarrollandose con calma y la reunión entre los generales y Nathaniel había llegado ya a su fin y estos fueron saliendo uno por uno del pequeño salón en que había tenido lugar dejando al rey solo nuevamente en su interior. Los cuatro tenían ya sus órdenes y debían regresar cuanto antes a sus respectivos puestos de mando para llevarlas a cabo. Sin embargo, para uno de ellos aquellas órdenes no estaban ni de lejos tan claras como para los demás y se detuvo un momento tras salir del salón.
-Se te ve preocupado. -Dijo de pronto una voz suave y atrayente a sus espaldas. -¿Qué ocurre, no te han gustado los planes de Nathaniel para encontrar a Elisabeth?.
Nada más oír esto, Gústav se giró de golpe y se encontró de frente con Mariana que lo miraba sonriendo ligeramente. Estaba de pie junto a la puerta por la que él mismo acababa de salir, con la espalda apoyada en la pared como si ya llevase un rato esperándolo. Y su sonrisa y su extraña mirada no fueron precisamente lo primero que atrajo su atención de ella.
Esa mañana llevaba un vestido rojo fuego rematado por pequeños detalles dorados, con una falda larga y lisa que le llegaba hasta los pies y que, en esta ocasión, solo contaba con una larga abertura a un lado. Esta vez el vestido si cubría sus hombros y su escote en forma de pica partía desde ellos trazando una curva hasta formar un pequeño pico justo en el punto en que el insinuante valle formado entre sus pechos comenzaba a ser visible.
-Mariana..... -Dijo al fin Gústav sin el menor rastro de respeto en su voz al tiempo que intentaba apartar su mirada de sus embrujadores ojos y del resto de su cuerpo. -Valla, por fin aparecéis. Habéis tardado más de lo que esperaba teniendo en cuenta que todo esto es culpa vuestra.
-¿Culpa mía?. -Repitió Mariana con voz inocente. -Gústav, no sé de que me hablas.
-Por favor, ahorraros el númerito queréis. -Respondió él bruscamente. -Sé perfectamente que fuisteis vos quién les ayudó a huir.
-Ah, ¿te referías a eso?. -Exclamó Mariana burlonamente. -Sí, es posible que les echase una mano. -Admitió. -Y no veo por que habría de arrepentirme por ello.
-¿No tenéis ni la menor idea de lo que habéis hecho verdad?. Al ayudarla a huir le habéis dado a Nathaniel la escusa perfecta para acabar con ella. Ahí fuera los BlackHawk no podrán protegerla. Y no creáis que Nathaniel va a enviarlos a ellos o a alguno de nosotros a buscarla.
-No necesita a los BlackHawk, ya tiene alguien que la proteja. -Respondió ella con calma. -¿Os referís a ese... humano?. -Dijo Gústav en un tono súbitamente desagradable. -No me hagáis reír. Si de verdad confiáis en él para que la proteja es que no sois tan inteligente como yo suponía.
-Es posible. -Mientras decía esto, Mariana dobló ligeramente una de sus piernas haciendo que su rodilla empujase su falda hacia adelante e hiciese aún más pronunciada la abertura de su falda. -Pero creo recordad que ese "humano" como tu dices ya te ha dado una paliza una vez. ¿Me equivoco?.
Nada más oír esto, los ojos de Gústav centellearon de rabia durante unos segundos y su mirada se clavó en el rostro de la reina que, lejos de preocuparse, continuaba sonriendo como si nada.
-Esa vez tuvo suerte. -Respondió Gústav al cabo de unos segundos. -Pero la próxima será muy distinto. No dejaré que me sorprendan tan fácilmente.
-¿La próxima vez?. -Repitió Mariana mostrando una expresión de curiosidad bastante convincente. -Es curioso, creí que habías dicho que Nathaniel no dejaría que los generales os ocupaseis de la búsqueda. ¿Acaso piensa hacer una excepción contigo?.
Gústav no le respondió, pero al oír esta pregunta sus ojos centellearon una vez más y Mariana ya no necesitó que dijese nada. Conocía perfectamente cual sería su respuesta y, a decir verdad, no estaba en absoluto de acuerdo con lo que pretendía
-Será mejor que ni siquiera lo pienses Gústav. -Dijo Mariana hablando ahora con voz seria y firme. -Si haces eso Nathaniel sabrá la verdad. Y sabes tan bien como yo lo que te espera si eso sucede.
-¡Me da igual!. -Respondió con furia Gústav. -Si es necesario que me enfrente al propio rey para conseguirla lo haré. Elisabeth me pertenece. Y no dejaré que ni él ni nadie me arrebate lo que me he ganado por derecho en el campo de batalla.
-Elisabeth nunca te ha pertenecido. -Replicó la reina. -Un corazón no se gana luchando Gústav, no de esa forma. Y si lo hubieses comprendido antes quizás habrías tenido una oportunidad. Pero así jamás conseguirás nada excepto conseguir que ella te odie cada vez más por tratarla como a un simple objeto que puedas poseer.
-Prefiero eso a perderla por completo. -Insistió Gústav. -No me importa lo que creáis. La encontraré cueste lo que cueste y la traeré conmigo de vuelta. Aunque eso signifique que tenga que enfrentarme a Nathaniel.
-¡No seas estúpido!. -Exclamó Mariana al ver que este parecía totalmente decidido. -No voy a mentirte Gústav, no te aprecio demasiado y tu muerte me da francamente igual. Pero odiaría perder a un buen general por una tontería así. No te di la libertad para esto, deja de comportarte como un maldito adolescente enamorado y actúa como un hombre.
-Lo siento, pero ya está decidido y nada de lo que digáis me hará cambiar de opinión. -Mientras decía esto, Gústav se dio la vuelta para evitar cruzar su mirada con la de la reina y se dispuso a irse. -Hasta pronto... mi Reina.
-Creeme Gústav, si haces eso no volverás a verme pronto. Ni a mí... ni a nadie. -Respondió Mariana con el mismo tono serio que hasta entonces.
-¿No creéis que valla a lograr encontrarla verdad?. -Preguntó él todavía de espaldas. -Todo lo contrario Gústav, sé que los encontrarás. -Afirmó ella. -Por eso sé que no volveré a verte. Por que cuando lo hagas... ¡Él te matará!.
-Ya os lo he dicho, no le tengo miedo a ese humano. -Respondió mientras comenzaba a caminar alejándose de ella. -Volveremos a vernos, os lo aseguro. Y cuando vuelva os traeré también la cabeza de ese humano en el que tanto confiáis.
Tras decir esto, Gústav aceleró el paso y se alejó por el pasillo sin darle tiempo a Mariana a responder. Lo que no impidió que esta dijese todavía algo más antes de irse, aunque, en esta ocasión, aquellas palabras iban más dirigidas a ella misma que al propio Gústav.
-Es una pena. -Mientras hablaba, Mariana se dio la vuelta y comenzó a caminar en la dirección contraria a la que había tomado Gústav para alejarse cuanto antes de allí y evitar encontrarse con su esposo. -Pero supongo que así es como debe ser. Esa es la única forma en que podía acabar.

Sin embargo, lo que ni ella ni el propio Gústav podían sospechar en ese momento era que Nathaniel no estaba tan solo en aquella sala como ellos habían supuesto. Justo en el momento en que ambos se alejaban, una sombra se deslizó por detrás de una de las cortinas de la habitación y dos brillantes ojos rojos como zafiros se iluminaron justo en el punto en que la sombra de las mismas desaparecía por completo.
-¿Qué queréis que haga?. -Preguntó una voz oscura y tan cargada de maldad como la del propio rey. -Simplemente sigue con el plan original. Esto no cambia nada, es solo una formalidad. -Respondió Nathaniel fríamente.
-¿Y si él o alguno de los generales la encuentra primero y trata de interponerse?. -Preguntó de nuevo aquella voz en un tono sombrío y gutural. -¿Qué hago con ellos?.
Al oír esto, Nathaniel simplemente sonrió y se acercó a una de las puertas laterales de la habitación para marcharse.
-Simplemente haz lo que debas. -Dijo mientras abría la puerta. -Cumple las órdenes que se te han dado... ¡Cueste lo que cueste!.
-Cómo ordenéis, Majestad.
Nada más decir esto, aquellos extraños ojos se apagaron de nuevo y la sombra desapareció una vez más tras las cortinas sin hacer el más mínimo sonido mientras Nathaniel atravesaba la puerta y salía al fin de la habitación sonriendo sombríamente.
Mariana no era la única que tenía sus propios planes, y el suyo también estaba ya en marcha. Ahora, pasase lo que pasase ya nadie podría detener el curso de los acontecimientos. Solo quedaba una cosa por hacer: Esperar.
Bueeeeeeeeeeeeeno, pos después de un largo paréntesis aquí tenéis el siguiente capítulo. Y todo gracias al tiempo extra que me ha proporcionado la huelga universitaria. Por qué si no mal ibamos.
Y en fin, poco que decir sobre el capítulo que, como ya habréis visto, es más una transición entre el anterior y el siguiente que otracosa: ¡¡Ya tenemos a los jugadores, ahora que comience el juego!!:D :D :D :D :D :D :D .

P.D. Sí, ya sé que hay mucha diferencia de tiempo entre el post inicial y esta respuesta, pero no ha habido webs a entrar antes en este hilo.
La historia se complica cada vez más y la trama y los personajes van ganando muchos enteros. Da gusto leerte, como ya tantas veces te he dicho.

Ahora las criticas..... continuas teniendo muchas faltas de bulto, de escribir corriendo, lo cual denota dos cosas, una... tienes cantidad de historia en tu coco y tienes que sacarlo y dos... a veces lees lo que quieres leer y no prestas atencion a los errores gramaticales.... así que sólo puedo decir que me parece estupendo!!!!!!!!. maquina!!!!!!.

El final no me ha gustado nada, lo siento, me parece que eso de las cortinas no va con alguien como Nathaniel y que podias habertelo currado un poco más, me parece esta última parte un poco forzada.... eso sí, el diálogo entre gustav y mariana me ha gustado, pues son dos partes totalmente independientes, y eso habla bien de ti. No mezclas personalidades.

Enhorabuena amigo, eres un gran escritor (cuantas veces ya lo he dicho.... ;))

Saludos.
Lo de las cortinas tiene una explicación muy simple, lo malo es que dicha explicación forma parte de la historia. Solo diré tres cosas:
-Uno: Si te has fijado en el color de los ojos ya habrás notado que no es alguien normal.
-Dos: Tenía que estar ahí sin que le viesen ya que, por razones también de la historia, los generales no podían verle.
-Tres: Este nuevo personaje tiene sus motivos para no dejarse ver demasiado.

Ala, no digo nada más:D :D :D :D :D :D :D .

P.D. Cierto lo de las faltas. Tengo el corrector del wordperfect jodío y ni desinstalandolo se me arregla (alguien sabe si guarda un registro o algo del diccionario anterior o si lo guarda directamente en el documento?). Voy a ver si me deja alguien un Office (y yo que Odio a microsoft) y lo soluciono.
Bueno, parece que dentro de poco va a haber una explosion argumental importante, porque anda la cosa muy contenida. El tipo de la cortina seguramente de mucho juego, pero ya se vera, espero que no sea un mero cazarrecompensas o algo parecido.
Para mi el mayor defecto del capitulo sigue siendo el de siempre en esta obra, cada vez que metes un paraje nuevo, dedicas muy poco tiempo a su descripcion y dejas demasiado al lector, entiendo que imaginar las cosas es bueno, pero con medida.
De verdad que has dejado las cosas en un punto muy interesante. Para el proximo supongo que retomaras la trama de Alam ¿no?.
A ver si hay mas huelgas XD
Originalmente enviado por The Cragor
Lo de las cortinas tiene una explicación muy simple, lo malo es que dicha explicación forma parte de la historia. Solo diré tres cosas:
-Uno: Si te has fijado en el color de los ojos ya habrás notado que no es alguien normal.
-Dos: Tenía que estar ahí sin que le viesen ya que, por razones también de la historia, los generales no podían verle.
-Tres: Este nuevo personaje tiene sus motivos para no dejarse ver demasiado.


A ver si es que yo lo he entendido mal, quién no es alguien normal, el nuevo o Nathaniel???.
Quienes no podian ver los generales al nuevo o a Nathaniel?, creo que al nuevo pero en este post no lo dejas muy claro.

En fin, seguro que con tu inmensa sabiduria saber darte razon y elaboras una trama aún más estupenda.

temjin------>Que dedica poco tiempo a la descripcion del paraje???, yo creo que al reves, cragor se toma mucho tiempo en estas cosas, a veces puede que demasiado a mi entender.
Y si, tienes razon, esto va a explotar por algun lado, y me excita!!!!!... ufff, queria decir, me alegra. ;) XD
yo no pienso ponerte ninguna falta, (pa eso te bastas tu solito ;) XDXDXDXDXD), yo no le veo defectos, si los viera te lo diria, a mi me parece simplemente perfecto y como bien dices los personajes estan en la palestra, asi q ya nos sacaras de la intriga, en la q nos tienes sumidos, como dice temjin creo q en el proximo le va a tocar a Álam dar señales de vida...;)
bueno solo una cosa mas, decirte q me tienes encantao de leerte y q si lo tuvieras ya todo el libro escrito, no pararia hasta terminarlo apañero.

taluego y salu2:)
aunke como tu has dicho es un capitulo de transición no por ello deja de ser muy bueno y como siempre no dejas en ascuas al final
por lo pronto ya me he imaginao al nuevo como una especie de , como decirlo monstruo vampirico como los nosferatu se la serie secta de sangre no se si la habeis visto pos asi me lo imagino
peaso vampiro feo juer:? :?
salu:p
Ninguno--> Me explico, su manera de narrar para muchas cosas, es mas que densa, pero para describir escenarios y localizaciones se queda muy corto. Y te pongo un ejemplo, intenta recordar como es el palacio de Nathaniel por dentro. Salvo el calabozo, las descripciones de este brillan por su ausencia.
Sus razones tiene, si largos son de por si sus capitulos, si dediacara mas tiempo a estas descripciones, tendrian unas dimensiones monstruosas.
Pero vamos, que el mismo lo aclare (que hable, que hable...XD)
Originalmente enviado por Temjin
Ninguno--> Me explico, su manera de narrar para muchas cosas, es mas que densa, pero para describir escenarios y localizaciones se queda muy corto. Y te pongo un ejemplo, intenta recordar como es el palacio de Nathaniel por dentro. Salvo el calabozo, las descripciones de este brillan por su ausencia.
Sus razones tiene, si largos son de por si sus capitulos, si dediacara mas tiempo a estas descripciones, tendrian unas dimensiones monstruosas.
Pero vamos, que el mismo lo aclare (que hable, que hable...XD)


Así que "denso" eh?????}:/ }:/ }:/ }:/ }:/ . Ya hablaremos ¡¡¡¡YA!!!!!!.:D :D :D :D :D :D :D :D :D :D .

Enga, coñas a parte, reconozco que he dejado muy olvidado el interior del palacio, por lo demás creo que extender más las descripciones de los escenarios sería sobreextenderem. Recuerda que estamos hablando de capítulos de, como mucho, 6, 7 o 8 páginas. Y tendría que acortar muchísimo el desarrollo propio del capítulo para hacer eso. AUnque sea un defecto, prefiero centrarme más en los personajes y en los parajes de la trama principal que en poner todos los detallitos de las tramas secundarias.
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